Reseña: Heathers: el musical


Por Sofía Luna Roberts


La adolescencia es una etapa sensible que tiene múltiples vivencias y experiencias, así como también existen representaciones de “cómo atravesar la adolescencia” en términos demasiados generales que muchas veces se aleja de nuestra cotidianidad que nos convierte en únicos y especiales. Estas representaciones vienen de parte de medios que nos acompañaron durante nuestra infancia y nos mostraron los primeros personajes que “capaz” se asimilaban a nuestra realidad caótica. Estos vienen de la mano de las películas, series, novelas, libros, obras de teatro y musicales que consumimos durante toda nuestra vida y lo seguiremos haciendo. Las realidades ficcionales que presentaban nos hacían tomar consciencia de nuestras acciones y actitudes que teníamos con el otro. “Heathers, el musical” nos acerca a ese mundo ilusorio que muchas veces nos sentimos reflejados en cada escena que vemos.



Con autoría de Laurence O’ Keefe y Kevin Murphy y dirección de Fernando Dente, el musical aterriza en la Argentina con un estilo exclusivo en donde la estética actual y la temática clásica de los musicales off – Broadway se mezclan para generar un gran impacto en las calles de Av. Corrientes. La trama que relata lleva consigo una infinidad de temas y problemáticas que, si bien la obra fue hecha en la década de los ’80, no pasan de moda en la vida de cada persona sentada en el teatro. El acoso escolar, el bullying, los enamoramientos, el suicidio y las falsas amistades son algunos de los tópicos por los cuales la obra navega y nos muestra el lado cómico de tanta tragedia que se vivencia en la adolescencia.

Es muy interesante la construcción de los personajes, ya que hay una articulación especial con el cuerpo a través de la exageración de los gestos y movimientos para lograr la caricaturización de los personajes. Tanto actores como actrices se destacan por su gran despliegue en el escenario acompañado por coreografías casi acrobáticas y muy precisas que nos cuentan, mediante el cuerpo, aquellas relaciones que se van dando en la historia. La construcción del relato va muy de la mano del humor negro, con el objetivo de ofrecer otra lectura a la desgracia. Esta reinterpretación de las dolencias y poder generar humor de aquello que en algún momento nos causó tristeza, logra conectar de una manera fresca y directa con los espectadores.

Esta producción rítmica del humor, en conjunto a la banda sonora y canciones, busca parodiar los hechos para descomprimir y hacer más efectiva esa confraternización con el público llevándolo al gran éxito que está teniendo. Es muy acertado la armonía que existe entre los cuadros, la escenografía deambula de una manera precisa y coherente que juega con la abstracción y nos ayuda a la concretización de la ficción. Hay un trabajo llamativo en la creación de ambientes sensibles y que, al mismo tiempo, se conviertan en un cuadro tenso en el cual se genera un conflicto.

“Heather, el musical” nos invita a ser parte del mundo de la Westerberg High School donde los estereotipos, deseos prohibidos y prejuicios nos invaden en un cien por ciento. Nos cuenta la historia de adolescentes que tratan de sobrevivir el día a día a todas estas problemáticas y poder ser alguien, más allá de lo que digan los demás. No dejarse consumir por las críticas y buscar la autenticidad en uno mismo es el gran lema que nos enseña la obra, pero para lograrlo, habrá que hacer ciertos sacrificios. Y vos, ¿te unirías al clan?

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