Por Jorge Marchisio
Los juegos del hambre: balada de pájaros cantores y serpientes

Siguiendo una nueva moda, esta vez llega a nuestros cines una secuela de una saga ya establecida en la cultura pop, como es Los juegos del hambre. Titulada como Los juegos del hambre: balada de pájaros cantores y serpientes, esta película viene con claras intenciones de empezar una nueva saga, pero situada en el pasado. Veamos cómo les resultó la adaptación del libro homónimo.
La trama sigue a un joven Coriolanus Snow, quien pasa de ser uno de los jóvenes políticos más ascendentes, a tener que preparar a uno de los tributos de la décima edición de Los juegos del hambre. Lo que ni él mismo esperaba, era que esa chica a la que tiene que apadrinar, le iba a cambiar la vida para siempre, y el curso de Panem.
La verdad que a la hora de ver Los juegos del hambre: balada de pájaros cantores y serpientes no sabía con qué me iba a encontrar en el cine. Si bien había leído la trilogía madre, este cuarto libro ya me agarró muy de grande, no siendo el público objetivo y por ende ya con falta de interés. Quizás sea eso, o quizás sea que de verdad con todo lo que tenían para contar, eligieron lo menos interesante.
Y es que hubiera sido interesante que se nos relate la dichosa guerra que dividió a los distritos, o la primera versión de Los juegos del hambre y que fue lo que llevó a tan aberrante creación. Pero en lugar de eso, se busca humanizar al villano de la saga original, a sabiendas que, en dicha tetralogía fílmica, el personaje era un completo cabrón con el que era imposible empatizar.
Aparte que, si son fanáticos del lore de dicho universo, Los juegos del hambre: balada de pájaros cantores y serpientes contradice bastante de los sucesos relatados en los eventos que ya conocemos. Pero esto no es culpa de la película, ya que me contaron que dicho problema viene desde el libro.
Para salvar un poco este desastre tenemos a parte del elenco, compuesto por actores veteranos como Peter Dinklage, Jason Schwartzman o Viola Davis. Y digo por suerte porque la verdad es que ni Rachel Zeggler (a la que fuerzan a cantar constantemente para mostrar los dotes de la actriz) como Tom Blyth no transmiten absolutamente nada como la pareja principal.
En conclusión, Los juegos del hambre: balada de pájaros cantores y serpientes se siente como una precuela desperdiciada. No solo porque cuenta algo que pocos pedían y que fuerza la historia ya establecida por mero capricho, sino que en ningún momento transmite ese aire a desesperanza y posterior esperanza que se mostraba en Los juegos del hambre.
Calificación 5/10
Lo mejor: las actuaciones de los actores veteranos, que se siente un paso atrás con respecto a la tecnología de ese mundo.
Lo malo: humanizar al villano de la saga, las contradicciones, se siente una oportunidad desperdiciada.