Por Alejandro Corell
El camino del puño de hierro
En los últimos 365 días hemos podido disfrutar de la vuelta al ruedo de las mayores estrellas del género fighting. Street Figther, Mortal Kombat y, ahora también, Tekken 8 forman parte de la trinidad del guantazo limpio. Si bien entregas anteriores de estas franquicias fueron menos efectivas a la hora de posicionar los juegos de peleas en el lugar que merecen, parece que esta nueva generación vino con las ideas más claras y con los deberes hecho.

La llegada de cada nuevo juego siempre auguraba la vuelta a la época de oro del fighting, escoltado por el nuevo rollback netcode, responsable de que las peleas online fluyan más y mejor que nunca. Con Tekken 8, la situación no ha hecho sino que mejorar. Llevo unos cuantos días abriéndome paso a puñetazo y patada limpias y sólo me nace decir que Tekken 8 es más brutal, fluido y disfrutable de lo que podía siquiera haberme planteado.
Cada jueguillo, tiene su librillo. Esta frase se ajusta con gran precisión al género de peleas. Si bien todo se basa en partirse la cara con el rival, la forma de hacerlo puede ser muy distinta de un título a otro. En un punto de la balanza, tendríamos a Super Smash Bros, apostando por hacer las cosas lo más sencillas posibles, ofreciendo un sistema fácil de entender, difícil de dominar. Tekken, posiblemente, se encontraría en el extremo opuesto. Cada personaje cuenta con tantos combos distintos que no abrumarse en un primer instante es ardua tarea. No obstante, esta complejidad ofrece a cambio una escena competitiva muy disfrutable, tanto de ver como de jugar.

Eso sí, para llegar a ese punto hace falta tiempo, mucho tiempo. Por ello, vamos a tomarnos las cosas paso a paso. Un buen punto de entrada a esta octava entrega de Tekken es su modo historia. Que movida. Creo que nunca terminé de entender la historia de Tekken, por lo que antes de comenzar con esta última, dediqué algo de tiempo a repasar todo lo vivido hasta ahora. Me sorprende gratamente como un juego de peleas puede combinar artes marciales, animales animatrónicos, demonios de otra dimensión y no sé cuántas guerras mundiales, mientras intenta mirarte a la cara seriamente, sin que se le escape la risa. Azazel ha vuelto, pero más allá de ser el villano principal, es su fuente de poder infernal lo que nos concierte. El padre de Jin Mishima quiere hacerse con su fuerza y tratar una vez más, de dominar el mundo y alzarse en la eterna guerra contra su hijo.

A lo largo de las cuatro o cinco horas que puede durar esta historia, nos acostumbramos a los controles, principalmente, de Jin. Algo muy útil, tanto para disfrutar de la narrativa sin complicarse mucho como para hacerse un pequeño esbozo de su set de movimientos es el nuevo esquema de combate simplifcado que ofrece el título, el cual siempre se encuentra disponible y permite acceder a una versión muy reducida del plantel de movimientos de cada luchador, lo que ayuda al jugador a familiarizarse con las bases de un personaje, pero castiga a causa de su reducida variedad. Dentro de un juego donde un combo puede llevarnos a pulsar diez botones en cuestión de dos frames, es imposible ofrecer la misma experiencia a través de cuatro comandos distintos.
Una vez completada la historia, decidí probar suerte en el modo online y, como no había duda, me hicieron tabaco. Me sentía poderoso, después de un par de horas con mi demoniaco protagonista y estaba dispuesto a probar mi habilidad con el mundo. Así pues, me enchufé a los combates online, modo simple activado y mi sonrisa e ilusión no tardaron mucho en borrarse. Efectivamente, un jugador ligeramente más experimentado tiene una gran ventaja frente a cualquiera que desee luchar con esta versión sin complicaciones.
Junto a esta adición, el combate también cuenta con un estilo refrescado gracias al sistema heat, una barra de calor que nos permite, una vez por ronda, convertir nuestros ataques en unos mucho más fuertes, frenéticos y listos para combinar con otros nuevos movimientos. Al recargarse al inicio de cada ronda, obliga al jugador a utilizarlo siempre que pueda y consigue que cada combate pueda cambiar de tornas de un momento para otro. Sumado a esto, el sistema de vida recuperable fuerza a los luchadores a adoptar medidas ofensivas ante la menor oportunidad.

Eso sí, la experiencia, más allá de los innumerables trompazos que recibí, fue cuanto menos excelente a nivel de fluidez. El sistema de matchmaking, lobbies funcionan estupendamente, y el roll-back netcode ayuda a que los retrasos entre jugadores y sus conexiones sean casi inexistentes, al menos en las partidas que he podido disfrutar.
Tekken 8 es el primer título de la franquicia en utilizar Unreal Engine 5. Así pues, con esta nueva entrega Bandai Namco nos ofrece uno de los figthing games con mayor nivel de detalle, en texturas y animaciones. Cada puñetazo, patada o caída se siente más pesada que nunca, más imparable. No cabe duda de que esta década (que ya va casi por la mitad) terminará con los juegos de peleas coronando un nuevo olimpo. De momento, lo mejor que podemos hacer es esperar echando unas peleítas.
Calificación 8.5/10