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“En la búsqueda de un asesino en serie, la agente del FBI, Lee Harker, descubre una serie de pistas ocultas que debe resolver para poner fin a una aterradora ola de asesinatos”, es la sinopsis de Longlegs, esta aclamada película que desde su estreno en festivales internacionales viene con una gran recepción por parte de los espectadores, críticos y prensa.
Osgood Perkins, su director y guionista, entrelaza el género del thriller policial con el terror. Donde una agente se ve envuelta en un gran caso de un macabro serial killer que aparentemente nadie más puede resolver salvo ella, ya que por alguna razón a la que no logra encontrar respuesta, se siente vinculada al victimario.
Una película que es llevada excelentemente por su protagonista, la gran Maika Monroe, (a la cual le escribiría 100 películas más sólo a su mirada) acompañada por Blair Underwood y teniendo como antagonista a un misterioso personaje que se hace llamar Longlegs, siendo interpretado por el flamante y mítico Nicolas Cage en un papel tenebroso e histriónico apoyado en una particular y espectacular caracterización, donde al tener a Cage casi irreconocible lo notamos suelto, fresco y divirtiéndose al encarnar este oscuro personaje que a cuentagotas nos van revelando quien es.
Es un film que claramente tiene una raíz en The Silence of the Lambs de Jonathan Demme y a la vez en el cine de David Fincher como lo son Se7en y Zodiac, incluso se podría hacer un paralelismo con Misántropo de Damián Szifrón. Pero bajo la autoría de Oz Perkins este thriller es con un tono tremendamente satánico. La obra técnicamente, obviamente en pos de lo narrativo, es espléndida e impecable. Gracias a su fotografía, sonido y montaje se construye una atmósfera de tensión que no recuerdo haber experimentado tanto en una sala de cine este año. Se logra una tensión que nos acerca al terror sin tener que mostrarnos demasiado y esto queda clarísimo desde la primer secuencia.
Longlegs comienza con un primer acto excelso, prácticamente inmejorable, donde planta un tono sombrío, desangelado y desesperanzado perfectamente medido entre sus dos géneros. Está clarísimo que Oz Perkins sabe lo que quiere generar y lo logra con una puesta en escena que te pone los pelos de punta en cada plano y que no sólo se centra en una fotografía bonita o una trama enrevesada sino que crea una historia con profundidad cinematográfica, que cuando hablemos de X no sólo estemos hablando de X sino de algo más. Que haya una segunda historia por debajo de la primer lectura, que abra el abanico de la interpretación para el espectador y no lo tome de tonto generando un producto pochoclero que apenas deba masticar. Representación cinematográfica con simbolismos y analogías; puesta en escena. Dirección, básicamente. Algo perfectamente logrado en el mejor plano de la película, donde con dos luces, una puerta, una escalera y una llamada telefónica se crea algo más que la suma de las partes.
Peeeero… Lamentablemente parece que siempre hay un pero y en este caso siento que a partir del punto medio de la película el ritmo se resquebraja a cómo venía siendo y poco a poco se va acelerando pero en contra de su propia narrativa. Es verdad que Cage se devora la pantalla cada vez que aparece y hay una decisión por querer darnos un poco más de su personaje rompe el punto de vista de la protagonista y nos sitúa en el asiento del auto de Longlegs a mitad del film y desde allí cambia la forma en cómo es contada la historia. Pierde un poco el tono realista de thriller por adentrarse más en una resolución que busca lo explícito de la emoción del terror en contraposición de cómo fue sembrado en la primer parte del film, y al romper ese realismo, perdemos el componente terrenal y humano del terror que es en verdad el que más miedo genera. Ese terror que constantemente está entre nosotros en cada plano de la película. El mal, al ya no provenir de entre nosotros sino de algo más allá que no podemos controlar lo hace perder un poco porque entendemos que el mal, no importa en qué esté representado, siempre terminará imponiéndose.
Los que saben afirman que un buen final debe ser tan inesperado como inevitable, y el final de Longlegs es claramente inevitable pero no sé si tan inesperado ya que no es tan difícil unir los puntos una vez está planteado el panorama. Y si hay algo que no hago cuando me siento en una butaca de cine es jugar a la futurología, imaginando posibles finales e intentando ser más inteligente que el propio film, en este caso Perkins sólo plantea tres puntos y los tres se unen en línea recta, no hay sorpresa más allá de un forzado y cantado plot twist. El aura satánica se adueña de la resolución del último acto intentando darle una verosimilitud dentro de su propio relato y aunque en el guion todo cuadre como debería desde la pantalla no me pareció tener un clímax a la altura de la apertura del film. Aún así, Longlegs es una excelente película para experimentar en una sala de cine y con ella Oz Perkins afirma su lugar como cineasta del género al cual habrá que seguir atentamente su carrera a futuro ya que muestra un gran oficio como autor y director cinematográfico.
Calificación: 8/10
Por Julián Lloves para La Butaca Web.










