Análisis: A Quiet Place: The Road Ahead para Xbox Series




Mejor no respires


Cinco son los sentidos a los que estamos acostumbrados. Cinco capacidades para interactuar con nuestro entorno que normalmente damos por sentado, sin ser conscientes de lo útiles que son hasta que los perdemos. Son más de cinco (muchas más) las películas que analizan como puede ser la vida sin uno de ellos. Sin ver, oír o tocar aquello que nos rodea, las cosas se complican. La franquicia de Un Lugar Tranquilo adopta esta idea, dándole un pequeño giro de tuerca: no es que perdamos nada, sino que nos enfrentamos a una especie que usa alguno de estos sentidos mejor que nosotros.


Concretamente, los Ángeles de la Muerte cuentan con un oído extremadamente sensible y un ansia letal incansable. Es por ello que, para sobrevivir, la humanidad debe relegarse al silencio. Toda vida alejada de la quietud más absoluta tiene los días contados, pues estas criaturas no pararán hasta dar caza a su objetivo. Y lo tenemos difícil para frenarlas por nuestra cuenta.
Con esta idea nace la franquicia de Un Lugar Tranquilo, que actualmente cuenta con tres películas y ahora un videojuego, de la mano de Saber Interactive. En este, tomamos el papel de Alex, una superviviente que por cuestiones del destino debe abandonar su hogar y buscar un nuevo refugio, esperando con suerte que sus habitantes le permitan engrosar sus silenciosas tropas.



Para llegar hasta allí, o intentarlo, nos enfrentamos a una terrorífica aventura donde el sigilo será nuestro mejor compañero. Desde este punto, es innegable la influencia de títulos como Alien: Isolation, que planteaban una premisa similar. Quizá de forma algo desaventurada, puesto que este título ya apuntaba maneras hace diez años, con una ambientación inmejorable y un Xenomorfo que parecía aprender a pasos agigantados.


The Road Ahead no es una producción del mismo calibre, posicionándose más en el entorno del AA, tal como puede verse en su precio reducido de lanzamiento. No obstante, conoce sus carencias y apuesta por centrarse en aquello en lo que puede competir. Juegos de sigilo, tenemos muchos, pero no son tantos los que cuenten con el sonido como hilo conductor. La criatura es ciega, así que no vale la pena preocuparse por mantener un perfil bajo y esconderse en cada esquina. Es más eficiente tratar de no hacer ruido.


Para ello, contamos con un sonómetro, un instrumento capaz de comparar el sonido ambiental con el que nosotros mismos producimos. Siempre que este segundo se encuentre por debajo del primero, estaremos a salvo (o casi). Por desgracia para nosotros, no es tan fácil como parece, ya que el camino estará más plagado de obstáculos que el pasillo de tu casa a las 3 de la mañana cuando intentas no despertar al resto de la familia.
La facilidad con la que puede delatarnos un estruendo inesperado nos obligará a desarrollar una fijación obsesiva con el entorno, tratando de identificar cual es la ruta más segura al siguiente objetivo. Esto, imposibilitará el avanzar rápidamente, ya que casi siempre tendremos que medir la velocidad de nuestros pasos, algo complicado para aquellos que, como yo, se sientan incómodos al inclinar los joysticks del mando ligeramente y no poder apoyarlos en su borde.


Además, si no teníamos suficiente problema, nuestra protagonista es asmática. Esto nos obligará a estar pendientes continuamente de su estado de salud, que empeora si la forzamos a realizar grandes esfuerzos físicos o si enfrenta situaciones de estrés. Se trata de una mutación de un ya clásico medidor de cordura que me ha sorprendido gratamente por su originalidad.
Pero más allá de estos padecimientos, destacan las ideas de diseño que nos permiten elaborar nuestro propio camino, usando sacos de arena, buscando zonas con gran ruido ambiental o provocando estruendos en un punto alejado. No obstante, conforme avanzan las horas, estas situaciones comienzan a tornarse repetitivas y el tedio al sentir que hacemos lo mismo una y otra vez aumenta imparable. Por suerte, no llega a grandes cotas debido a su reducida duración, entre 5-8 horas, según jugador.



Me atrevo a decir que el apartado jugable es el punto fuerte del título, en vista al resto de elementos de este. Narrativamente, presenta una historia predecible, sin mucha elaboración que no ha conseguido atraparme demasiado, pero tampoco me ha resultado aburrida. A la par está el apartado gráfico que, sin ser desagradable, nos deja unas expresiones faciales algo alejadas del estándar actual.
Con todo ello, A Quiet Place: The Road ahead es un buen ejemplo de narrativa transmedia que anima al usuario a esperar la llegada de otros títulos originados en Hollywood, algo no demasiado habitual en estos últimos años. Pese a llegar de forma silenciosa (nunca mejor dicho), ha conseguido hacerse un pequeño lugar en el género del sigilo y el terror, que espero sirva de buena base en caso de que el equipo de desarrollo se aventure en otros títulos similares.


Calificación: 7/10

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