Por Mariana Parodi
Anora es la nueva película de Sean Baker, director y guionista que nos ha da dado películas como Tangerine, The Florida Project y Red Rocket. Sus películas siempre te sumergen en historias de vidas marginales o que no son las más contadas y esta no va a ser la excepción.

Anora es una joven trabajadora sexual que se gana la vida bailando en un club nocturno de Brooklyn, Nueva York. Su vida no se ve mucho más interesante que ir de su casa al trabajo, charlar con sus compañeras y dormir en el metro. Sin embargo, una noche le piden que hable ruso (idioma que conoce por su abuela) con unos clientes y allí conoce a Ivan, un joven ruso cuyos padres son reconocidos en su país por su fortuna. Luego Ivan la invitará a su casa, le ofrecerá pasar una semana juntos y, cuando Ani (como le gusta que la llamen) cree que termina esa semana de derroche y lujuria en Las Vegas, Ivan decide proponerle casamiento. De esa manera, él no tendría que volverse a Rusia y ella podría dejar su trabajo y vivir de la fortuna de Ivan. Ani accede al casamiento, todo es felicidad pero todo lo que brilla no es oro. Los padres de Ivan envían a Toros, el tutor de Ivan junto a unos custodios a verificar si este casamiento es real y cuando lo confirman, avisan a sus progenitores quienes deciden viajar a anular el matrimonio. Lo que hasta el momento suponía una clásica historia de amor al estilo Cenicienta, se convierte en una tragicomedia, con mucho de comedia física, que en sus 138 min te lleva por todo tipo de sensaciones con un ritmo doble, pausado y vertiginoso.
Mikey Madison, quién fuera descubierta por Quentin Tarantino para su Once upon a time in Hollywood, es quien da vida a Ani y encarna uno de esos personajes que la darán a conocer por seguro. Ella brinda una interpretación cruda, verosímil y a la vez profunda y llena de matices. Ani es una chica independiente, divertida que cuando todo se pone tenso lo transforma en rudeza y determinación. Pero en algún momento todos debemos bajar y cuando Sean Baker marca ese momento redondea lo sublime de esta película.
LO QUE MÁS ME GUSTÓ: Mikey Madison crea un personaje inolvidable, conmovedor, divertido y bien elaborado.
Yuri Borisov también tiene una interpretación que va de menor a mayor y logra conmover con sus gestos y muy pocas palabras.
A QUIÉN SE LA RECOMENDAS: A todo el mundo, a quién le guste ver algo no edulcorado, cargado de profundidad y tragicómico.
Calificación: 9/10