«Doom: The Dark Ages» se alza como un gran título de esta trilogía de Id Software, ofreciendo una experiencia visceral y pulida que, si bien pierde el factor sorpresa de sus predecesores, lo compensa con la madurez y la experiencia acumulada de toda la saga. Disponible ya en PS5, Xbox Series X, Xbox Series S y PC, esta entrega promete horas de acción trepidante.

Uno de los pilares fundamentales de la saga Doom, y en «The Dark Ages» no es la excepción, es su apartado audiovisual, que alcanza cotas de notable. Visualmente, el juego se sumerge en una atmósfera gótica y medieval, bañada en un gore explícito que se manifiesta tanto en los entornos como en las brutalmente variadas y satisfactorias ejecuciones. Los escenarios, más amplios y diversos que nunca, invitan a la exploración, recompensando a los jugadores con mejoras y coleccionables que ya son un sello distintivo de la franquicia y que, lejos de aburrir, añaden profundidad a la jugabilidad.
En el ámbito sonoro, id Software demuestra una vez más su maestría. La selección y composición de las pistas, aunque sin entrar en gustos personales por el hard rock, son inmejorables y se integran perfectamente con la acción. Además, «Doom: The Dark Ages» marca un hito al ser la primera entrega de la saga en llegar completamente doblada, un añadido que se agradece enormemente dadas las numerosas escenas de vídeo. El doblaje es inmaculado y contribuye a una inmersión aún mayor en la experiencia de juego.

Lo que más aprecio de cada nueva entrega de DOOM es cómo logra innovar en su jugabilidad mientras mantiene viva la esencia de la saga. Aunque elementos clásicos como la gestión de munición, vida y escudo, las llaves, secretos, calaveras de colores y una Big Fucking Gun siguen presentes, cada juego les da un giro fascinante. La filosofía de combate ha evolucionado significativamente: si DOOM (2016) se centró en el «run and gun» (correr y disparar) y DOOM Eternal en el «jump and shoot» (saltar y disparar), DOOM: The Dark Ages propone un enfoque de «stand and fight» (mantenerse y luchar). Este concepto de «luchar» es crucial, ya que el combate cuerpo a cuerpo se vuelve indispensable, no solo una opción. El movimiento y planteamiento de The Dark Ages evoca la nostalgia de los DOOM noventeros, con la acción a ras de suelo y la esquiva de proyectiles como pilares. Sin embargo, la gran novedad es el escudo-sierra, que transforma al Slayer en un tanque inamovible. Este enfoque prioriza la fuerza bruta y un sistema de ataques cuerpo a cuerpo renovado, donde las ejecuciones se sustituyen por parrys y combos, convirtiendo el combate cercano en el centro de la experiencia.

En definitiva, Doom: The Dark Ages se consolida como un cierre espectacular para esta trilogía de id Software. Aunque pueda carecer del impacto inicial de sus predecesores, lo compensa con creces gracias a una jugabilidad madura y pulida que innova en cada encuentro. Su impresionante apartado audiovisual, con una dirección artística gótica y un gore explícito que se integra a la perfección con la acción, sumerge al jugador en un mundo brutal y fascinante. La maestría sonora, con su icónica banda sonora y un inmaculado doblaje al español, potencia aún más la inmersión.
Calificación 8/10