La cordura de la educación
Luego de siete años de su estreno, se despide (al menos por ahora) »Pundonor», clásico del teatro porteño y de calle Corrientes.

Seis temporadas y una gira internacional que abarcó países como España y Venezuela, el monólogo de Andrea Garrote no envejece y se mantiene fresco al día de hoy.
»Pérez Espinosa: una profesora universitaria, Doctora en Sociología, que vuelve al aula después de tomarse unos meses de licencia. Pero la clase que debe dar, una introducción a la obra de Michel Foucault se interrumpe constantemente debido a su frágil situación. Necesita dar explicaciones sobre su comportamiento, aparentemente necesita redimirse».
Hay un folklore que rodea el área de sociales y filosofía, una guerra de ideas y teorías que van más allá de lo personal. Es en la facultad de PUAN donde lo real y lo lógico se pierden, este es el caso del personaje construido por Andrea Garrote, una mujer que lleva lo personal y lo filosófico a su clase pero, ¿Qué es lo normal y que es lo aceptado?
Santiago Badillo recrea a la perfección un aula de universidad pública, madera de pino, una pizarra de tiza, una silla de cuero y un escritorio cuya edad data de la fundación del instituto; ayudan a la actriz a desenvolverse. El juego de luces que ejerce Badillo, sobre todo al final, es increíble. sabe cómo lograr el clímax con su puesta en escena.
Si bien Andrea Garrote escribe y actúa, Rafael Spregelburd acompaña en la dirección. Aunque el monólogo lleva siete años en escena, el paso del tiempo lo va puliendo.
Lo interesante de Pundonor es que al ser una obra intelectual, no aburre ni llega a espantar al público con sus citas filosóficas, se basa más en la historia de una profesora cuya cordura se va perdiendo a lo largo de su clase. Somos testigos de su decadencia emocional pero a su vez, entendemos cómo funcionan los mecanismos de control y moral que impone la sociedad.
Pundonor es un monólogo imperdible que no pasa de moda y que transporta el mundo de la educación, el drama personal y la locura a las risas del espectador.
Disponible los domingos a las 18 en el Teatro Picadero.
Escribe Sebastián Arismendi para La Butaca Web.