La llegada de la Nintendo Switch 2 a nuestros hogares marcó el inicio de una nueva era de entretenimiento, y con ella, dos títulos de la casa se alzaron para liderar la vanguardia. Mientras que Mario Kart World Tour tomó la bandera como juego de lanzamiento, el segundo gran protagonista fue un título que sacó a Donkey Kong de su zona de confort en las plataformas 2D. Atrás quedaron las aclamadas aventuras como «Tropical Freeze» para dar paso a un juego tridimensional que evoca el espíritu innovador de Super Mario Odyssey, pero con el carismático simio a la cabeza. La promesa era ambiciosa, y después de haber tenido el placer de sumergirme en «Donkey Kong: Bananza», debo decir que superó todas mis expectativas. Este es un juego que brilla por su grandioso diseño de niveles, una modalidad que le otorga una personalidad inigualable a su protagonista y que, en definitiva, ofrece horas de puro entretenimiento.

Una Aventura divertida hacia el Corazón del Planeta
La premisa central de «Donkey Kong Bananza» es, en esencia, deliciosamente simple. Para DK, nada es más preciado que sus queridas bananas, y cuando estas son misteriosamente arrebatadas y llevadas a las profundidades del planeta, no hay tiempo que perder. Así, nuestro héroe emprende un épico viaje hacia el centro de la Tierra, no sin la inesperada pero bienvenida compañía de Pauline. La inclusión de este dúo resulta en una química sorprendente y muy bien implementada. La simplicidad de su historia, como es común en muchos de los exitosos plataformas de Nintendo, sirve como un lienzo perfecto para desplegar un abanico de posibilidades en su mundo y jugabilidad, todo ello rebosante de la característica creatividad de la compañía.

Destrucción Creativa y Exploración sin Límites
La aventura comienza con Donkey Kong en una mina, donde el juego introduce de manera intuitiva sus mecánicas fundamentales. Rápidamente, descubrimos que la fuerza destructiva de nuestro personaje puede aplicarse a casi cualquier elemento del escenario. A medida que superamos niveles con estructuras que recuerdan a un mundo semi-abierto, la destrucción se convierte en una herramienta clave. Prácticamente todo es susceptible de ser demolido, lo que invita constantemente a la exploración en busca de elementos útiles que mejorarán nuestra experiencia de juego.
Una de las adiciones más destacadas son las habilidades Bananza, donde Donkey Kong puede adoptar las aptitudes de otros animales, como una avestruz, un elefante o incluso una serpiente. Estas transformaciones son cruciales para alcanzar ciertos puntos, a veces necesarios para la progresión del nivel, pero también sirven como un incentivo fantástico para la exploración profunda, especialmente si buscas coleccionables o deseas mejorar tus habilidades al máximo.
La duración del juego es bastante flexible. Para aquellos que prefieren un recorrido más lineal, es posible terminarlo en unas 20 horas. Sin embargo, los jugadores que se sumerjan en la exploración y la búsqueda de secretos pueden superar fácilmente las 30 horas de juego. Esta no es solo una cuestión de «completar» el juego en el papel; el sistema casi RPG de mejora de personajes ofrece una profunda satisfacción personal.
También es importante mencionar el modo cooperativo, donde un segundo jugador puede controlar a Pauline. Si bien su manejo es más sencillo, es justo decir que la experiencia de juego para ambos personajes no es idéntica. Un pequeño inconveniente que pude encontrar radica en la cámara. Si bien su control y sistema son generalmente muy buenos, en momentos específicos, al romper objetos y adentrarse en huecos o espacios muy cerrados, la cámara puede resultar un poco desorientadora, dificultando la visibilidad de la destrucción. No obstante, un rápido movimiento del segundo stick para obtener una vista cenital del personaje soluciona este pequeño percance. La dificultad general del juego se inclina hacia el lado accesible, con un modo normal y otro fácil, lo que lo hace mas fácil realmente.

Un Festival Visual y Sonoro que Cumple con Creces
En el apartado técnico, «Donkey Kong Bananza» cumple con creces las expectativas. El diseño de niveles no solo es jugablemente excelente, sino también visualmente atractivo. El diseño de Donkey Kong irradia mucha más personalidad, y aunque gran parte de la aventura transcurra en las profundidades de la Tierra, los desarrolladores se toman licencias creativas para mostrar escenarios sorprendentemente alocados y diversos para el entorno, algo que se agradece enormemente.

El título corre con una fluidez impecable. Nintendo siempre ha destacado por la optimización de sus propios juegos, y aunque este estilo «sandbox» exige un trabajo considerable para mantener la estabilidad, «Bananza» no busca ser la revolución gráfica de la nueva generación de la consola, pero sí cumple y sin objeciones. La música merece una mención especial. Si bien mantiene un tono festivo y acorde con la estética colorida del juego, algunos de sus temas se quedan grabados en la memoria y complementan a la perfección la atmósfera de la aventura.

Donkey Kong Bananza es, sin lugar a dudas, un gran juego. Es un excelente plataformas en 3D al más puro estilo Nintendo, una experiencia que usualmente asociábamos con la franquicia de Mario. Esta vez, Donkey Kong recibe el reconocimiento que se merece, demostrando que es posible crear un juego sumamente creativo y, sobre todo, increíblemente divertido.
Agradecemos a Nintendo por proporcionarnos un código para analizar el juego en Switch 2
Calificación: 9/10