Crítica: Terror en Shelby Oaks

Por Jorge Marchisio



Tener una opera prima en el cine sabemos que no es nada fácil, más si se es apadrinado por alguien de peso como lo es Mike Flanagan. Y peor aún, si el director, Chris Stuckmann, es tildado como un simple youtuber (como si eso fuera un insulto). Así que con todos estos prejuicios que se tenían sobre Terror en Shelby Oaks, por fin llega a nuestros cines.



La historia nos presenta a Riley, una presentadora de una serie de YouTube sobre lugares embrujados. Pero tras su desaparición, es su hermana quien comienza a investigar el paradero de la primera, intentando no solo que el caso no caiga en el olvido, sino de aportar algo de claridad a un hecho que apunta a ser paranormal.

Con Terror en Shelby Oaks tuve sensaciones encontradas. Sobre todo, porque la película comenzó gustándome, para que luego me vaya pareciendo cada vez más genérica y olvidable. Y el gran problema para que esto suceda, está en su guión. Paso a explicarme.

Y es que Terror en Shelby Oaks comienza con una serie de entrevistas, dándonos a entender que vamos a estar presente a una de esas pelis que parecieran ser un falso documental. Pero casi a los quince minutos (de una hora y media que dura el proyecto), todo pasa a un formato convencional, perdiendo esa magia que se nos mostraba al arranque. Una pena, hubiera preferido que eso se mantuviera durante todo el metraje.

¿Valores de producción? Pocos la verdad. Sabemos que es una ópera prima, y que los recursos no sobran (así y todo, se cuenta con la presencia de algún que otro actor de nicho como Keith Davis), pero es que el director tuvo el mal tino, de querer mostrarnos más de lo debido. Y ya sabemos que, en estas situaciones, cuando el resultado final no es del todo convincente, quizás insinuar en lugar de mostrar, hubiera sido mejor.

Y no mucho más que agregar sobre Terror en Shelby Oak. La película cumple con sus jumpscares, una historia que no aburre pero que no deja mucho margen para la sorpresa, y una atmósfera opresiva que si funciona. Sacando eso, estamos ante una ópera prima de esas que va a depender mucho de cómo siga la carrera del director en cuestión.




Lo mejor: la atmósfera, que dura poco.

Lo peor: no innova en nada, que muestran al ente sobrenatural.



Calificación 5/10

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