Por Maximiliano Pouchan
Steven es un importante cirujano casado con Anna, una respetada oftalmóloga. Tienen dos hijos hermosos, Kim de 14 años y Bob de 12. Viven en una bella casa, en un lindo barrio y disfrutan de todo lo que les puede ofrecer una buena posición económica. En su hogar abunda el amor y la perfección.

Martin es un amable y frágil adolescente de 16 años. Su casa es humilde y no está ubicada en el mejor lugar. Vive con su madre, una mujer inestable y buena, que intenta esperanzada sobreponerse a una perdida. La de su marido.
Steven y Martin poseen un extraño vínculo. El cirujano pareciera querer compensar la ausencia del padre del adolescente como si cargara con una culpa. Y el muchacho lo acepta. Al principio todo esto será oculto, pero luego Anna , Bob y Kim lo conocerán. Todo será agradable pero no tardara en volverse complejo y confuso. El cirujano comenzará sentir incomodidad en estos encuentros y tomara distancia. Entonces Martin, a modo de venganza, hará caer una aberrante maldición sobre Steven y su familia.
Basado en el mito de Ifigenia, este relato pareciera inicialmente una película de suspenso pero luego todo adquirirá un tono más de horror.
Con cuidada y excesiva composición de cuadro, con abuso de zoom, con constantes cambios de ángulo y posiciones de cámara, lo visual, termina resultando monótono y agobiante.
La insistente referencia a kubrick, es innecesaria. Y ciertas indefiniciones en cuanto al género hacen que pierdan valor algunas situaciones que son interesantes.
La distancia estética, los elementos argumentales y los recursos expresivos desplegados son tantos y tan ambiguos que terminan por volverse inaccesibles. Y este hermetismos solo termina construyendo otro mito que trasciende a la película. El del director, que algunos consideran un genio y otros una estafa.
Un filósofo me dijo hace un tiempo que en el arte, el límite entre la genialidad y la banalidad es sutil y uno puede pecar de entusiasta o de tonto con mucha facilidad.
Yo debo confesar que no me resulto estimulante. La película me pareció pretenciosa, confusa y demasiado distante del espectador.
Quizá este frente a una verdadera obra de arte, pero todos los recursos que poseo apreciarla me distancian de ella.
Calificación 5/10
The Killing of a Sacred Deer, Reino Unido-Irlanda-Estados Unidos/2017. Dirección: Yorgos Lanthimos. Elenco: Nicole Kidman, Colin Farrell, Alicia Silverstone, Barry Keoghan, Bill Camp, Raffey Cassidy y Sunny Suljic. Guión: Yorgos Lanthimos y Efthymis Filippou. Fotografía: Thimios Bakatakis. Edición: Yorgos Mavropsaridis. Duración: 121 minutos. Apta para mayores de 16 años.