Crítica: Van Gogh en la puerta de la eternidad

Por Ramiro Delgado

Toda biopic tiene inevitablemente una mirada del director/a sobre la vida de la persona a retratar. En este caso se trata del artista Vicent Van Gogh. Al ver una película que refleja la vida de una persona deberíamos tener en cuenta al menos dos aspectos: lo primero es recopilar y ordenar internamente todo el conocimiento que uno tiene sobre la biografía del personaje a retratar, sin importar la cantidad, y lo segundo es dejarse llevar por esa mirada nueva que nos está planteando el director/a. Digo dejarse llevar porque como espectadores se nos presenta una gran dicotomía entre el conocimiento por así decirlo “real” que tenemos sobre el artista y lo que el director quiso contarnos. Julian Schanabel nos presenta una hermosa nueva mirada sobre el artista, con algunas licencias biográficas, interpretada majestuosa y tiernamente por Willem Dafoe.

Películas sobre Van Gogh tenemos de sobra, la última que pudimos apreciar se titula “Loving Vincent” (Dorota Kobiela y Hugh Welchman-2017). Dentro de la historia del arte es uno de los personajes mas enigmáticos, sobretodo por su vinculo con la sociedad y trágico final. La película toma solo una parte de su vida, específicamente la que transcurre en Arles (1888-1889), denominada por algunos autores como la etapa de la explosión del color. Decide llegar a Arles porque un gran amigo suyo, ni mas ni menos que Paul Gauguin, interpretado por Oscar Isaac, le recomienda alejarse del barullo parisino y adentrarse en los campos amarillos del sur francés. Es en está ciudad donde conecta con la idea de la eternidad.

Vemos a un Vicent infantil, tierno, conectado con la naturaleza y su movimiento. La escenas que tiene con su hermano Theo (Rupert Friend) nos muestran un artista necesitado de afecto y contención. El hermano decide escribirle a Gauguin para que pase algunos días junto a Vicent con la idea de que este reencuentro sea provechoso para la salud de su hermano. Paul acepta y es en este reencuentro donde más se potencian los miedos e inseguridades de Vicent. Paul decide alejarse de Arles y este acto desencadena en nuestro artista la decisión de arrancarse una oreja y regalársela a Gauguin.

Recomiendo el film porque trata de brindarnos una idea sobre esta ternura del personaje y su modo de vincularse con la sociedad. Cabe destacar la actuación de Dafoe y la fotografía, que despliega un abanico de variaciones del color amarillo, color favorito del artista. Para concluir hay un libro que recomiendo: “Van Gogh el suicidado por la sociedad” de Antonin Artaud. Cito una frase a continuación: “Van Gogh no murió a causa de una definida condición delirante, sino al descubrir qué era y quién era, y la conciencia general de la sociedad, para castigarlo por haberse apartado de ella, lo suicidó”.

Calificación 9/10

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