Por Eloy Rossen
Otras acepciones del desamor
“Cemento” es un relato epistolar hecho escena, un amor náufrago reunido entre fotos viejas y memorias, una confesión melancólica que se hace vida entre el amante solitario y la audiencia.
Leonel Elizondo interpreta “Cemento”, una de las obras ganadoras del Premio Estímulo a la creación y producción de las Artes Escénicas del Banco Ciudad, en el amplio escenario del Espacio Callejón.

Un recuerdo íntimo sobre dos amantes que se dan el nombre el uno al otro cuando se ven por primera vez y resuelven la muerte de una parte de ellos cuando se separan definitivamente: Cemento y Terry. La puesta, que hace un mero uso de proyecciones y música de una banda en vivo, obliga al protagonista a inundar con su despliegue artístico el vacío infinito que le dejó Cemento, ejecutando ese despliegue de manera orgánica y preciosa. Terry hace de su fallecimiento amoroso, una serie de preguntas resonantes en la audiencia: “¿Cuántas formas tenemos de morir? ¿Puedo morirme en tu boca? ¿Cómo se empezaba otra vez?” En un afán por redefinir el desamor, el texto dramático de Consuelo Iturraspe muestra otros lentes de lo que se entiende por muerte, por abandono y por dolor.
La obra intencionalmente toma una historia no debida para hablar de un común denominador, que se replica sinceramente en el público: un amor entre dos hombres en la década de los ‘80. La patologización de la homosexualidad por la epidemia del VIH, sin desconsiderar el gran avance de las organizaciones de la comunidad LGBT+, caracteriza esos años como un terreno con pocas trincheras para esconderse. El amor entre Terry y Cemento también se ve influenciado por esa amenaza exterior, y las huellas de esa normatividad heterosexual sin dudas son percibidas en el soliloquio del protagonista. Entre silencios opacos y risas cómplices, la actuación de Leonel Elizondo construye la comunicación entre las butacas y la escena como un intercambio de historias en cartas escritas a mano. A partir de esa ternura y genuidad, “Cemento” trabaja el relato desde todos esos restos que abandona el otro y se vuelven un peso mortal en nosotros: fotografías, ropa, videos, anécdotas, momentos.
La puesta se constituye de manera simple y austera, utilizando no más que un sillón de un cuerpo, mientras que la materialidad de la obra se ve protagonizada por la presencia de un proyector y de la banda en vivo. La recreación de estas rememoraciones amorosas se construyen a partir de canciones de la banda que se conjugan con la escena o la intervención de los músicos como intérpretes en la historia, o bien incluso con la luz modificando el tamaño del espacio según el efecto buscado. De igual forma, las preguntas de Terry se proyectan en una extensa tela que separa la escena, haciendo uso de las dudas como vehículo que motoriza el devenir del relato y generando una contraposición con la corporalidad del protagonista que resulta llamativa, pero aún así orgánica. De este modo, el diseño de la puesta connota una plasticidad mixta que se vincula estrechamente con la trama: en la imposibilidad de expresar con un único lenguaje el vacío del desamor, se apelan a todas las formas de comunicación para hablar de eso que no se puede nombrar.
Atravesando los desafíos que implica transicionar de un lenguaje a otro, “Cemento” construye otra definición del dolor en la íntima confesión de un abandonado. Cruda pero encantadora, la obra reflexiona sobre todas las formas de morir en un “adiós” sin morir en el intento.
“Cemento” está todos los viernes a las 20.00hs en el Espacio Callejón. Podés conseguir tus entradas a través de Alternativa Teatral. .