Expresionismo en el Colón
En el acertado afán de exhibir piezas de ópera que en su momento significaron la vanguardia y una muestra de modernismo, el Teatro Colón nos regala dos óperas por una: Los Siete Pecados Capitales y El Castillo de Barba Azul.

Original de Kurt Weill con un libreto en alemán de Bertolt Brecht, Los Siete Pecados Capitales fue estrenada en 1933 en París. Dos hermanas llamadas Ana viajan de Berlín a Estados Unidos, durante esta larga experiencia buscando el sueño americano, caerán en los siete pecados capitales en siete ciudades. Todo esto es narrado según el punto de vista de una de ellas mientras la otra recrea los hechos.
El húngaro Béla Bartók presentó su primera y única ópera en 1911 pero recién dos décadas adelante, cobraría notoriedad tras arreglos, El Castillo de Barba Azul tiene un solo acto y libreto de Béla Balázs, poeta y amigo del compositor. La ópera está basada en el cuento del mismo nombre escrito por Charles Perrault en el siglo XVII.
Barba Azul cuenta la historia de una mujer enamorada de un conde dueño de un castillo, en su curiosidad va a exigir a su esposo que devele que hay dentro siete puertas que él conserva cerradas con llave, ella se enfrentará con una terrible sorpresa.
Ambas óperas están a cargo de los británicos Jan Latham-Koenig y Sophie Hunter, el primero en la dirección músical y la segunda se encarga de la escena.
Por un lado Jan Latham-Koenig con suma destreza, dirige a la Orquesta Estable del Colón por primera vez, en 2023 será el director musical del teatro.
El talento del británico lo ha hecho dirigir orquestas en tres continentes, siendo este año de debuts ya que además del Colón, tiene presente dirigir en Venecia, Atlanta y Dublín.
Para Sophie Hunter también es su primera vez en el Colón. Su carrera de tres décadas se basa en la dirección de obras de vanguardia y experimentales, pero también cuenta con participaciones como cantante lírica.
Para los siete pecados capitales Hunter compone una pantalla de fondo que parece ser simple y proyectada pero apenas comienza la obra, esta se irá fragmentado, puertas se abren entre medio e imágenes temporales como las ciudades y pecados capitales que anuncian los siete actos de la misma. Cuenta con imágenes estáticas que simulan ser del Hollywood de los veinte, las hermanas protagonistas de esta historia.
Hunter da dimensionalidad a esta short ópera y nos regala una puesta en escena que pasa entre lo sensual y lo misterioso, haciendo referencias al cine noir de la década de los 40.
La puesta del Castillo de Barba Azul es más sencilla pero delicada. Hunter se concentra en las visuales que supone la apertura de las siete puertas del castillo, cada una irá proyectada con un diseño audiovisual de Nina Dunn, la cual recrea una composición de fantasía medieval oscura. El diseño de luces de Jack Knowles también marca importancia en esta representación, ya que Hunter quiso representar una historia trémula y expresionista, como si saliera de una escena del Doctor Caligari, lo cual lo consigue con éxito.
Para finalizar pero no menos importante, la interpretación de la soprano Stephanie Wake-Edwards como Anna en Los Siete Pecados Capitales es increíble, aporta misterio y sensualidad, también dinamismo entre el cambio de escenas. Hannah Rudd es el complemento ideal para representar a la otra Anna, con su coreografía logra transmitir lo que la voz de Anna narra.
Károly Szemerédy y Rinat Shaham en Barba Azul integran un dúo bien compaginado ya que se adaptan a la oscuridad de la historia, hay una química incómoda pues la representación que hacen es de una pareja en un cuento de hadas de terror, ambos logran su cometido.
Los Siete Pecados Capitales y El Castillo de Barba Azul fueron presentadas desde el martes 27 de septiembre al domingo 2 de octubre en el Teatro Colón.
Escribió Sebastián Arismendi para La Butaca Web.