“The Whale”
Por Sofía Luna Roberts
Este jueves 02 de marzo hará su estreno la película, con tres nominaciones a los premios Óscar, “The Whale” dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Brendan Fraser, Sadie Sink, Hong Chau y Samantha Morton. En la cual nos muestran una intensa experiencia que va mucho más allá de su premisa en sí: Charlie (Brendan Fraser), un profesor de literatura con obesidad vive en una profunda depresión derivada en su adicción por la comida. Pasa sus días encerrado en su departamento y se sostiene con la ayuda de su amiga y enfermera Liz (Hong Chau). Es ella quien le informa que la decadencia de su salud ha llegado a un punto crítico. En su última semana de vida, hará todo lo posible para reconectar lazos con su hija adolescente (Sadie Sink), a quien abandonó cuando tenía ocho años.

Basada en la obra de teatro homónima del dramaturgo Samuel D. Hunter, “The Whale” cumple con uno de los principales propósitos del cine como arte: remover las emociones del espectador. Sus escenas van desde la empatía absoluta que Charlie provoca, hasta sentimientos de contención que también se generan debido a que toda la narrativa se desarrolla en un solo espacio que parece demasiado chico para el personaje de Fraser. La iluminación produce un ambiente desolado, el director desea que sepamos que el protagonista no solo vive aislado sino también que se encuentra en un lugar muy triste de su vida en el que, de vez en cuando, entra la luz cuando se abre la puerta.
Me parece interesante enfocarnos en el cine de Aronofsky ya que demuestra ser un creador al que le preocupa lo que va más allá de lo que dicen las palabras y los personajes presos de la adicción, la fe o de sí mismos y sus propios delirios. En la película nos trae un personaje marginal, alejado de la sociedad que trata de pagar una culpa y pasar por un duelo que le lleva a mortificarse de una forma dolorosa. También se esfuerza para que el relato visual sea claustrofóbico, la cámara se acerca al personaje de Brendan para mostrar sus soledad y desarraigo, hasta que el espectador se encuentre conectado con la experiencia de Charlie.
Aunque en la superficie pareciera que el mensaje que Samuel D. Hunter quería transmitir a través de su protagonista es el de: “todos tenemos aunque sea algo bueno en nuestro interior”, hay mucho más sobre cómo la película refleja las luces y las sombras de las personas. El espectador es sometido a un viaje emocional en el que se enfrenta a la realidad de que hay bondad, pero también maldad en la gente. La relación que mejor sintetiza esta dicotomía es la que Charlie tiene con su hija, Ellie, a quien su madre cataloga como “malvada” debido a sus conductas destructivas. En medio de la ira contenida que la joven resguarda a lo largo de todo el film, su padre insiste en hacerle saber lo maravillosa que es a partir de los recuerdos que tiene sobre un ensayo que escribió acerca de la novela de Herman Melville, “Moby Dick”. En este ensayo, Charlie encuentra su salvación durante años en los que ha vivido en depresión así como lo hace en su propia hija, a quien le ofrece su amor incondicional, incluso en medio de todas sus luces y sombras.
En “The Whale”, el peso de Charlie es el tema menos importante. Entre otras temáticas que abarca como el abandono, la fe, la redención y la depresión, el film es primordialmente un relato sobre las áreas grises de los seres humanos y de la vida en general. En la película, el director desglosa las relaciones sociales del protagonista y su propio duelo cargado de culpa. Como nosotros no vivimos los sucesos anteriores al film, nos encontramos alejados de la realidad de los personajes. Pero mientras se van revelando y nos vamos enterando, nuestra empatía llega a todos los personajes y no sólo al principal. Por todo esto y más, “The Whale” nos enseña a tomar coraje, ser honestos con nosotros mismos y seguir avanzando hacia la luz entre tanta oscuridad.
Calificación 8/10