Crítica: Conspiración Divina

Por Joseph Rivera

Tarik Saleh nos trae su nueva película, Walad min al-Janna, también conocida como Conspiración Divina. En el, Saleh nos introduce en una realidad cuestionable, donde no basta el esfuerzo propio, en donde el destino tiene ya seleccionado quienes son “peones” y quienes serán “reyes”. Así, nos muestra un juego donde las conspiraciones parecen un orden divino.


El film se centra en Adam (protagonista) que vive con sus dos hermanos y su padre, es huérfano de madre y su familia se dedica a la pescadería. El director nos va introduciendo de a poco en la vida sin lujos que tiene el protagonista, pero con anhelo de progresar.
Su vida dará un giro al recibir una carta de aceptación de la Universidad de Al – Azhar, en el Cairo. Al poco tiempo de llegar a la universidad, el Gran Imán fallece repentinamente, desencadenando la ambición y el poder de otros por ocupar ese lugar. Mientras transcurre eso, Adam es envuelto, como si se tratase de un peón, por uno de los asistentes de otro líder religioso de la universidad. Desarrollándose el conflicto.
El film nos va adentrando más en los propósitos de Adam por estudiar, lo que implica para él estar en dicha universidad y su desarrollo personal. Mientras que, por otro lado, vamos conociendo los ideales sociopolíticos que gobierna sobre cada líder religioso. Y las ambiciones de una fuerza mayor que ejercerá como Dios sobre algunos personajes.


Con respecto a la cinematografía, el director nos presenta el mundo de Adam como triste, lleno de azules, precario, pero que siempre tiene una luz que pega desde el mar, extrapolando en esto la “esperanza”, apoyándose mucho en la fotografía para transmitirlo. Estos azules irán tornándose en cálidos mientras vemos los primeros días de Adam en la universidad, para luego gobernar sobre los planos las noches, lo oscuro, en lo turbio que se ha convertido su vida, con simples puestas de cámara, el director nos convierte en espectadores testigos de toda la barbarie, dándonos solo un plano picado sobre el protagonista, la mirada del ser divino sobre él, siendo el único quien lo juzgara al final de su recorrido. La música de Krister Linder acompaña de manera majestuosa todos los momentos tensos y conflictivos que vivirá el protagonista. Creando una amalgama perfecta entre lo visual y lo auditivo.


Con un guion sólido, Tarik Saleh nos invita a la reflexión, sobre el poder y una vida llena de sacrificios para ser feliz. ¿El fin, justifica los medios?

Calificación: 6/10

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