Crítica: Bugonia


Por @cronicadeunavidacualquiera

¿Hasta dónde pueden llegar nuestras creencias?



La historia:
Dos solitarios conspiranoicos, Teddy, interpretado por Jesse Plemons, y Don, se entrenan para secuestrar a una encumbrada empresaria llamada Michelle, Emma Stone. Cuando lo logran le rapan la cabeza y le dicen que no la van a liberar hasta que hable con su planeta y los lleve a la nave espacial.
Ella no sabe muy bien cómo reaccionar e intenta negociar con ellos manejando la situación como buena ejecutiva, pero los otros dos no tuercen el brazo e insisten con su versión de la historia. ¿Podrá Michelle escapar de sus captores o habrá algo más detrás de este disparatado secuestro? Habrá que verla para enterarse

¿Qué me gustó?
Los dos actores principales, Emma Stone y Jesse Plemons,  están muy bien y son en gran parte las que sostienen la película.
La música de orquesta le da otra escala a la película, combinadas con algunas de las elecciones de planos. De otra manera se sentiría algo encerrada y aislada
La historia es original y bastante actual, está basada en una película coreana llamada save the green planet (2003)

¿Qué no me gustó?
Se siente algo extensa, se podría resolver en menos tiempo sin perder nada importante de la historia.
Es también algo predecible, especialmente para los que tienen algo de experiencia en el género de la ciencia ficción.

¿A qué género pertenece?
Podríamos definirla como una comedia de ciencia ficción al igual que el material original, aunque de comedia no tiene tanto más que sus personajes algo disparatados, la trama se centra más en las conspiraciones, las fake news y las desigualdades sociales. 


¿A quién recomiendo esta peli?
A los fans de la ciencia ficción, especialmente a los que disfrutan las que tienen giros ligados a la ecología con un toque de humor, un ejemplo de esto podría ser “No mires arriba” (2021).

Dato: No es habitual en la película, pero hacia el final tienen momentos algo sangrientos no aptos para gente impresionable.

Calificación: 7,5/10
Duración: 118 minutos
Estrena el 11 de diciembre en cines

Crítica: Nueve Auras

Por Jorge Marchisio




Dentro del cine argentino, siempre hubo una gran pregunta ¿Qué hubiera pasado, si no perdíamos tan tempranamente a Fabian Bielinski? Y es que alguien que hace Nueve Reinas y El Aura, es digno de reconocimiento no solo a nivel local, sino internacional. Y por eso hoy, en diciembre del 2025 y casi veinte años después de su pérdida física, nos llega un documental sobre su obra, Nueve Auras.



A través de varias entrevistas, tanto a actores como especialistas detrás de cámara, veremos los inicios de Fabian Bielinski, sus primeros trabajos, como es que después de tanto esfuerzo consiguió que le financien el proyecto de Nueve Reinas y luego poder dirigirlo; hasta ver cómo el rodaje de El Aura lo consumió tanto al grado que muchos que dicen que ese proyecto fue el que terminó desembocando en su fallecimiento.

Entre los entrevistados, destaca principalmente, Ricardo Darín, quien fue el protagonista de sus dos películas. Y es a través suyo que vamos viendo lo que significó en realidad la pérdida de Bielinski, pero no como el responsable de alguna obra, sino como esa persona obsesiva pero que siempre estaba dispuesto a escuchar sugerencias tanto de sus actores, como de todo el equipo técnico (atentos a la anécdota de la plata vs el autito de juguete en Nueve Reinas).

Otros intérpretes que participan en el documental son: Leticia Bredicce, Gastón Pauls, Alejandro Awada, Dolores Fonzi, Tomas Fonzi y Nahuel Pérez-Bizcayarat. Todos ellos tienen una anécdota que contar, o en los casos m<s bizarros, una visión distorsionada de los lugares en los que filmaron hace más de veinte años. Y esto es otro de los factores nostálgicos que tiene Nueve Auras, el poder ver los lugares (al menos el de Nueve Reinas) donde tuvo lugar el rodaje.

También hay lugar para saber un poco de la vida de Fabian Bielinski. Veremos a sus colegas de sus inicios dar testimonio de cómo siempre tuvo sus metas claras, su famoso mal carácter, y de cómo empezó desde abajo. A nivel familiar, también hay algunas entrevistas, aunque se nota que el enfoque del documental apunta más a su apartado laboral y no tanto el íntimo.

Como todo documental, Nueve Auras ofrece datos que los que menos saben del tema, van a agradecer. Pero si de verdad eran fans de Bielinski y se adentraron en su vida tras su temprana muerte, quizás no estén viendo nada nuevo. Va a depender de qué tan fans sean y que tanto les gustaron sus películas.





Calificación 7/10

Perfect blue: El largometraje anime de culto vuelve a Argentina, remasterizada en 4K para cautivar a las nuevas generaciones



En 1998, Satoshi Kon estrenó Perfect Blue, un thriller psicológico que revolucionó el cine animado japonés y dejó una huella imborrable en la cultura audiovisual. La película cautivó incluso a Darren Aronofsky, quien llegó a intentar comprar los derechos para realizar un remake. No lo logró, pero su admiración quedó reflejada en Requiem for a Dream (2000), donde reproduce con exactitud la famosa escena del grito en la bañera. Años más tarde, algunos elementos temáticos resonaron también en Black Swan (2011), aunque ese film toma su propio rumbo.



Satoshi Kon, quien falleció en 2006, dejó con Perfect Blue una obra maestra que hasta hoy sigue siendo estudiada por su audacia narrativa, su complejidad psicológica y su capacidad para difuminar la línea entre realidad e ilusión.

La película sigue a Mima, una “teen idol” japonesa que, tras un concierto, decide abandonar su grupo musical para perseguir su sueño de convertirse en actriz. Su transición no es fácil: Mima pasa de una imagen inocente y controlada por el marketing a un mundo televisivo oscuro y adulto, en el que la explotación mediática, el morbo y la presión de la industria la arrastran a un abismo emocional. Este cambio de identidad se convierte en el núcleo de la trama.

Kon construye su narrativa desde la perspectiva de Mima, y a medida que ella se enfrenta a acosadores, amenazas y a un misterioso blog que parece conocer cada detalle de su vida, nosotros comenzamos a perder el control de la línea temporal y a cuestionar qué es real y qué es producto de su mente. La película juega deliberadamente con la confusión: escenas que parecen suceder en el mundo “real” se mezclan con rodajes, sueños, recuerdos y alucinaciones, generando un laberinto psicológico que se intensifica minuto a minuto.

Lo más brillante es que Kon no utiliza estos recursos de forma gratuita. La fragmentación narrativa refleja la ruptura interna de Mima, una protagonista que tiene que lidiar no solo con la mirada pública, sino con la presión de redefinir quién es. En esa lucha, su identidad se fractura y su “yo” idolatrado empieza a perseguirla, encarnado en una figura luminosa, perfecta e imposible que simboliza cómo la industria la había reducido a un producto.

Perfect Blue es un estudio sobre la violencia de la fama, el desdoblamiento psicológico y la manipulación mediática. Su influencia sigue vigente porque entiende que el horror más profundo no está en criaturas fantásticas, sino en la mente humana cuando se ve atrapada entre expectativas imposibles, miedo, soledad y autodestrucción.

A 25 años de su estreno, las nuevas generaciones podrán conocer esta película, que continúa siendo una de las obras más inquietantes y visionarias del cine japonés. Satoshi Kon no solo creó un thriller psicológico impecable, sino una reflexión brutal sobre la identidad en un mundo previo a la masificación del internet.

Disponibles en salas selectas de Argentina  desde el 13 de noviembre

Muchas gracias Cinetopia por invitarnos a la Avant Premiere

Crítica de Teléfono Negro 2: cuando los sueños se vuelven pesadilla

Por Jhon Wolf


Descripción:
Scott Derrickson regresa al universo de The Black Phone con una secuela tan inquietante como ambiciosa, que mezcla terror psicológico, simbolismo onírico y referencias al horror clásico. Aunque no alcanza el impacto del original, Black Phone 2 logra sostener una atmósfera perturbadora y un par de escenas memorables.


Resumen:
Ambientada en 1982, Black Phone 2 sigue a Finney (Mason Thames), marcado por los traumas del pasado, y a su hermana Gwen (Madeleine McGraw), quien ahora toma el protagonismo gracias a sus visiones proféticas. El secuestro de su hermano a manos del temible Grabber —interpretado nuevamente por Ethan Hawke— se convierte en una experiencia donde el miedo trasciende los límites de la realidad. Derrickson transforma al villano en una figura sobrenatural que invade los sueños, creando una historia donde el terror se mezcla con la memoria, la culpa y la redención.


Lo que me gustó:
Lo más destacable es la dirección de Scott Derrickson, que vuelve a demostrar su maestría para crear climas opresivos y visuales hipnóticos. La fotografía y el diseño de sonido construyen una atmósfera de pesadilla constante, donde la línea entre sueño y vigilia se diluye con elegancia. Ethan Hawke, sin mostrar nunca su rostro, mantiene intacta la inquietud de su personaje, mientras la joven Madeleine McGraw brilla como eje emocional de la historia. Algunas secuencias oníricas, como la de la cabina telefónica en medio de la nieve o los pasillos llenos de espectros, alcanzan un nivel estético digno del mejor cine de terror de autor.


Lo que no me gustó:
La película peca de exceso explicativo. El guion intenta justificar demasiado la naturaleza del Grabber y los elementos sobrenaturales, rompiendo el misterio que hacía tan efectiva la primera entrega. En su afán por expandir la mitología, Black Phone 2 pierde parte de su poder sugestivo. Además, la subtrama religiosa queda a medio camino y la tensión se diluye en varios pasajes que se sienten forzados. Aunque el tono onírico es un acierto, a veces se convierte en una trampa que desconecta emocionalmente al espectador.


A quién se la recomiendo:
A los fanáticos del terror psicológico y del cine de Scott Derrickson, que disfrutarán de una propuesta arriesgada y visualmente potente. También a quienes valoran las secuelas que intentan explorar nuevos caminos en lugar de repetir fórmulas. No obstante, quienes busquen una experiencia tan directa y aterradora como la del film original, podrían encontrar esta entrega más introspectiva que perturbadora.

Puntuación: 6/10

Crítica: El padre del año


Crítica por PablinTeve
La vida de Andy Goodrich (Michael Keaton) da un giro inesperado cuando su esposa y madre de sus gemelos de nueve años ingresa a un programa de rehabilitación de 90 días, dejándolo solo a cargo de sus pequeños. Sumergido en el mundo de la paternidad moderna, Goodrich se apoya en su hija de su primer matrimonio, Grace (Mila Kunis), mientras finalmente se convierte en el padre que Grace nunca tuvo.



Lo que me gustó
Ofrece una bonita historia con la que pasar un rato ameno y entretenido, así como deleitarnos con la brillante actuación de Michael Keaton y Mila Kunis. Recomendable si eres un entusiasta de las comedias dramáticas. No se puede negar que esta comedia dramática, depurada y predecible, es un poco genérica, pero también tiene a Keaton en su mejor momento: levanta cada escena e inspira a los que le rodean.

Lo que no me gustó
Si los diálogos fueran más divertidos, podría ser una buena comedia para pasar el rato, pero en lugar de eso Keaton parlotea, Kunis hace algunos gestos con los ojos, y cada diálogo se convierte en un interminable tira y afloja.
Algunas escenas son simplemente torpes, como una visita a una noche de poesía feminista en la que no está claro hasta qué punto se pretende hacer sátira. Pero si puedes soportar todo eso, tiene su recompensa .


Calificación: 7/10

Crítica: Tron Ares

Por Jorge Marchisio




Si hay una franquicia que es por demás extraña, es la de Tron. Primero porque uno las recuerda con mucho cariño, pero la mayoría dice que lo mejor que se puede hacer como espectador, es no volver a verlas para no decepcionarse. Y lo peor, es que, entre cada entrega, hay una diferencia de mínimo diez años. Y con eso en cuenta llega a nuestros cines Tron Ares, tratando de restablecer la franquicia.



Esta vez la trama es bastante simple. El mundo de la tecnología se lo disputan Eva Kim y Julian Dillinger, con la primera queriendo usar los avances para ayudar a la humanidad, y el segundo para crear armas. Así es como nace Ares, el soldado perfecto, quien quiere permanecer en nuestro mundo de forma permanente.

Se que la mayoría va a coincidir, en que esta saga destaca más por su música, que por otro motivo. Y en Tron Ares, esto se vuelve a dar. Aunque eso sí, la banda sonora no es tan buena como la de Legacy, si hay que decir que la historia no es tan básica o mala como su predecesora. Entonces, una cosa compensa a la otra.

Lo que si no se puede compensar es la pésima actuación de Greta Lee, nuestra protagonista. Es una pena que el resto del elenco haya dado un trabajo más que decente; mientras que la joven actriz solo pone dos caras en la película: preocupación y miedo. Eso sí, mención especial para Evan Peters, quien, teniendo a Jared Leto en el elenco, logra dar la actuación más histriónica de todas.

Eso sí, de nuevo el apartado visual y sonoro es lo que más destaca de la película. Y si bien no tenemos tantas secuencias en el mundo digital como nos hubiera gustado, las que tenemos se ven excelentes, destaca, obviamente, las de las motos. El sello de la casa. Mientras que la música también es bastante destacable, aunque no llega al grado de genialidad de la aburrida Tron Legacy.

Eso sí, siento que, en esta ocasión, se quisieron abaratar costos haciendo que el grueso de la película, suceda en nuestro mundo y no en el digital. Y esto también se nota en el personaje de Evan Peters, quien tiene el 99% de sus escenas en su oficina o donde tienen la tecnología para sacar cosas del ya mencionado mundo digital para traerlas al nuestro. No es algo malo, pero si bastante obvio.

En fin, Tron Ares no es mala, pero es de esas películas que dependen de ser vistas si o si en el cine. cuando salga en straming, no se que tan mirable va a ser, algo de lo que padece toda la saga.



Lo mejor: la música, las secuencias con las motos.

Lo peor: la actuación de la protagonista, guion plano

Calificación 6/10

Yami Sadfie se presentará en el Gran Rex el 9 de octubre


La cantautora bonaerense Yami Safdie dará un paso fundamental en su carrera el próximo jueves 9 de octubre, cuando se presente por primera vez en el emblemático Teatro Gran Rex. Reconocida por su estilo emocional y cercano, Safdie ofrecerá un espectáculo pensado para conectar profundamente con su público y celebrar un nuevo capítulo en su recorrido artístico.



El show en el Gran Rex llega tras agotar entradas en el Teatro Ópera y luego de una serie de lanzamientos que la posicionaron como una de las voces más prometedoras del pop latino emergente. Con canciones como “+ Te Vale” (junto a Emilia) y “Querida Yo” (con Camilo), Yami logró millones de reproducciones y un fuerte impacto emocional en sus oyentes, construyendo una identidad que combina sensibilidad, honestidad y una búsqueda estética cuidada.


La propuesta del concierto será una síntesis de lo vivido hasta ahora y lo nuevo que está por venir. La artista promete un formato íntimo pero vibrante, donde no faltarán sus baladas más queridas, nuevas composiciones y una puesta en escena pensada para generar cercanía incluso en un escenario de gran escala como el del Gran Rex. Acompañada por una producción musical de calidad y visuales que acompañan la narrativa, Safdie buscará ofrecer una experiencia inmersiva y conmovedora.

Yami Safdie en el Gran Rex no será solo un show, sino una declaración de crecimiento, madurez y conexión real con su audiencia. Las entradas ya están disponibles a través de los canales oficiales del teatro. Una oportunidad única para acompañar a una artista en plena expansión.

Crítica: Camina o muere


Por @cronicadeunavidacualquiera

Para los que no les gustan los títulos confusos.



La historia:
Raymond es un joven pueblerino que decide a participar en un polémico concurso pese a que su madre se opone. El concurso tiene una dinámica bastante sencilla,  son cincuenta participantes, uno por cada estado, que deben caminar por una misma ruta. El que se detiene o sale del asfalto es aniquilado al instante, el ganador por supuesto es el último que quede en pie.
Para asegurarse de que estas reglas se cumplan los acompaña en un jeep el general, interpretado por Mark Hamill, que es la máxima figura en este régimen autocrático post apocalíptico, que está falto de dinero por culpa de una guerra. Parte de la razón por la que los jóvenes se anotan a este tipo de concursos. ¿Podrá Raymond llegar a ser uno de los últimos en pie o quedará en el camino? Cosa que sólo viendo el poster podemos adivinar, quizás la pregunta que hay que hacerse es ¿vale la pena acompañarlo en este viaje? Transitamos esa pregunta debajo.

¿Qué me gustó?
Las relaciones de amistades que se dan en el grupo principal de participantes están bien logradas y hacen recordar un poco a Cuenta Conmigo (1986), basada en una novela de Stephen King, que es el mismo autor que escribió el material original en que se basa esta película bajo un seudónimo.
El planteo principal es interesante aunque quedó algo desactualizado en el tiempo, amplio este punto más adelante.
La decisión de enfocarse en lo que conocen y ven los personajes principales sin dar a conocer puntos de vista externo es buena, aunque eso deja algunos interrogantes sobre el mundo donde se desarrolla este film.

¿Qué no me gustó?
Algunos personajes principales son demasiado buenos y perfectos, lo que los hace poco creíbles especialmente en situaciones de estrés extremo.
El final, aparte de algo predecible, no es satisfactorio y deja muchos interrogantes en cuanto a cómo continua ese mundo después de lo que sucede allí.


¿A quién recomiendo esta peli?
Es una película recomendable para los que disfrutaron de Los juegos del hambre (2012) o incluso de Los juegos del calamar (2021), ya que comparten una temática similar. Claro que no se copia de ellas sino lo contrario porque esta película se basa en un cuento de Stephen King de 1979.
Pero esto a su vez le juega en contra ya que su enfoque queda algo desactualizado junto a estas nuevas versiones que incorporan muchos otros elementos y diferentes mecánicas en los juegos.

Calificación: 7/10
Duración: 108 minutos
Estrena el 25 de septiembre

Crítica: Una batalla tras otra

Por Jorge Marchisio



Muchas veces en la historia del cine, se dan esos cruces en los que un actor talentoso y multipremiado, trabaja con un director igual de reconocido, por primera vez en la carrera de ambos. Esto pasa en Una batalla tras otra, donde por fin coinciden Paul Thomas Anderson con Leonardo DiCaprio. Veamos que hicieron juntos.



Con una duración de dos horas y cuarenta minutos, la película nos cuenta la vida de Bob, quien pertenece a los French 55, una organización que quiere cambiar el sistema, mientras ayuda a diferentes minorías que son oprimidas por el gobierno norteamericano.

Muchos son los comentarios que se venían escuchando los últimos días, sobre que Una batalla tras otra era la mejor película del año. Y sin dar muchas vueltas voy a decirles que sí, lo es. No solo por las grandes actuaciones, la acertadísima dirección de Paul Thomas Anderson, o como hicieron para que pese a durar casi tres horas, la trama no se sienta pesada; sino por como se toma un tema actual de forma seria, pero al mismo tiempo ridiculizando a alguno de los involucrados.

Todos conocemos la falsa moral de los yankis, quienes se jactan de ser la policía moral del mundo, mientras que al mismo tiempo oprimen a cuanta minoría se cruza. Esto se ve reflejado con algunos personajes, los mismos que ya mencioné, son a veces ridiculizados para mostrar en realidad lo patéticos que son. En este sentido, Una batalla tras otra no juega a los grises, toma una posición bastante clara desde el inicio.

Ahora, hablando netamente de lo que vemos en pantalla, lo primero que salta a la vista, son las actuaciones. Muchos se van a quedar con Leonardo DiCaprio. Y si bien el experimentado actor lo hace bien, es bastante opacado tanto por Sean Penn como la poco conocida Chase Infiniti. El primero componiendo uno de esos personajes que ya mencioné, y que seguramente lo veamos nominado en la próxima temporada de premios. Mientras que Infiniti muestra en esta película, que es una de las actrices jóvenes a tener en cuenta.

También sorprende ver como Paul Thomas Anderson se adaptó a filmar acción. Tanto los tiroteos, y en especial, las persecuciones que vemos en pantalla, no tienen nada que envidiarles a los expertos en el género. Una clara evolución en el director, que también se perfila a estar nominado el año que viene.

Una batalla tras otra tampoco es perfecta. Al inicio, cuesta empatizar con algunos personajes pese a que están del bando de los buenos; pero quitando eso (y su duración), si, confirmamos, estamos ante la mejor película del año hasta el momento.



Calificación 9/10

Katy Perry: Tan cerca de sus fans en un show imponente en el Movistar Arena


Se podría hablar mucho del camino reciente de Katy Perry, del tropiezo quizás injusto de su disco 143 y de un revival que muchos sentían pendiente. Pero tras el lanzamiento de su Lifetimes Tour, la conversación dio un giro. La gira, conocida por su espectacular producción —con efectos visuales deslumbrantes, una escenografía de primer nivel y la propia artista surcando el aire del estadio—, puso de manifiesto que su poder en el escenario seguía intacto.


Cuando se anunció la etapa latinoamericana del tour, la noticia vino con una advertencia: el show no tendría el escenario completo ni toda la parafernalia original. La polémica no se hizo esperar, pero las dos fechas en el Movistar Arena de Buenos Aires se mantuvieron firmes. Es un recinto excelente para conciertos, aunque con una capacidad menor a la de otros estadios, lo que justificaba el recorte de producción para su llegada a nuestro país.


Sin embargo, para los afortunados que asistieron a la primera fecha, el 9 de septiembre, la experiencia fue más que satisfactoria. A pesar de la reducción del show, la producción brilló por sí sola. Si bien no pudimos ver a la artista volando sobre el público, el trabajo en las visuales, los cambios de vestuario y la sincronía entre músicos y bailarines demostraron un nivel de detalle impecable. Pero más allá de lo técnico, hubo un elemento que lo llenó todo: el inmenso carisma que Katy Perry irradia en cada momento.


El concierto comenzó con la cantante elevándose en un círculo para interpretar Artificial, dando la bienvenida al público de Buenos Aires. El show se estructuró en episodios, un concepto futurista y ciberpunk que va explorando las «vidas» de la artista. Le siguieron éxitos como Tear Eyes y Dark Horse, y luego un bloque de puros clásicos que levantaron al público: Woman’s World, California Gurls, Hot n Cold, Last Friday Night y I Kissed a Girl. La ovación fue ensordecedora, reviviendo algunos de los momentos más icónicos de su carrera.


La noche continuó con excelentes interpretaciones de temas como Nirvana, Crush y Wide Awake. Uno de los puntos más especiales fue la sección interactiva, donde el público tuvo la oportunidad de votar por una canción. Una ruleta virtual elegía un álbum y, a través de un código QR, los fans votaban por su tema favorito. Con mucho humor, Katy bromeó sobre la falta de conexión a internet en el recinto: «Aquí no dan wifi en los conciertos, ¿verdad?». Finalmente, el tema elegido fue Never Really Over.


El clímax de esta sección llegó cuando Katy subió a dos fans al escenario. Al darle el micrófono a una de ellas, llamada Guadalupe, la artista se sorprendió por su voz y la invitó a cantar juntas una canción que la fan se supiera. La elegida, The One That Got Away, no estaba en la lista original del show, pero es un himno para los fans. La versión improvisada a dúo fue uno de los momentos más conmovedores y aclamados de la noche.
En los tramos finales, sonaron canciones como Part of Me y Rise. Antes del bis, Katy Perry envió un mensaje directo y lleno de ironía, haciendo referencia a quienes le dijeron que no podría llevar su show a Latinoamérica por ser demasiado costoso. «No me importa, los fans de aquí son muy importantes y necesitaba venir», expresó, demostrando su dedicación.


El cierre fue una escalada de emoción. La imponente Roar hizo vibrar el estadio, seguida de Lifetimes y un final a lo grande con el himno Firework, un broche de oro para una noche en la que Katy Perry reafirmó que su carisma y conexión con el público son una fuerza imparable.

Gracias Move Concerts por la invitación al show