El terror se hace nuevo… una vez más. Desde sus orígenes hace ya tiempo, hemos vivido el cuento de terror por antonomasia, la cruenta historia de la fragilidad enfrentada al horror, el máximo exponente de la debilidad del protagonista en una historia inundada en misterio, terror y sombras como es “Little Nightmares”, en el cuento de una indefensa niña con chubasquero amarillo que pasó a ser una saga con su segunda entrega.

Años después, de la mano de Supermassive Games, tomando el relevo de Tarsier Studios pero todavía bajo la firma de Bandai Namco, Little Nightmares 3 nos trae eso mismo; algo nuevo, una vez más. Porque cuando una fórmula es distinguible por ser ella misma, la opción más lógica es siempre ser continuista, lo cual tiene sus luces y sus sombras. Porque el ojo ya es experto a los fallos, es poco susceptible a la sorpresa y pese a poder valorar lo que hizo un título tan grande verse realizado, su reproducibilidad puede ser una incómoda fuente de hastío.

Little Nightmares 3 nos pone en la piel, una vez más, de un personaje infantil atrapado en un mundo abominable. “¿Quiénes somos, qué buscamos o a dónde vamos?”, así como el por qué de todo lo que sucede, serán preguntas para realizarnos e intentar responder a lo largo del camino, cuyas respuestas serán siempre a libre interpretación. Low y Alone, dos protagonistas esta vez caminantes a través del concepto de los espejos, serán los infantes que escaparán de las gruesas y grasientas zarpas de los gigantes abotargados que gobiernan este mundo de pesadilla. Siguiendo la fórmula reconocible, caminaremos a través de varios escenarios de pesadilla, huyendo de monstruos inmensos que acompañan la misma intención; devorar.

Esta vez, el cambio más reconocible en la fórmula nace del hecho de poder jugar el juego totalmente en modo cooperativo, a través de conexión online, pero no mediante juego local. De esta manera, podremos llevar a Low y Alone, los cuales difieren en las diferentes mecánicas que pueden emplear para resolver los puzles. Un modo cooperativo era algo que se había estado pidiendo desde tiempo atrás (de hecho, se pensó que así sería en la segunda entrega), pero que solamente ahora se nos presenta como opción. Por suerte, en caso de no poder jugarlo en cooperativo, podemos hacer uso de un personaje controlado por la máquina, la cual tiene una respuesta reactiva que a veces puede dejar que desear, dando vueltas innecesarias o tardando más de lo debido en resolver un puzle. Aún así, son eventos puntuales que no lastran la experiencia en demasía.

Si algo ha sido más difícil a la hora de abordar esta entrega ha sido la optimización, pues durante mi partida he tenido la mala experiencia de la aparición de al menos dos bugs de impedimento de avanzar, necesitando reiniciar una gran parte del último nivel jugado. El juego además, sin ser nada gráfico del otro mundo mucho más que sus hermanos menores, calienta el ordenador de forma mala, obligándome a través de algunos momentos de necesidad el bajar los gráficos para poder continuar con la historia.
Little Nightmares 3 ha tenido un cambio aún más notorio en su fórmula, y es la sustitución de grandes zonas de persecución o de escape de enemigos por alas y regiones más versadas en tan solo puzles, contemplación de su atmósfera y navegación de su mundo. Los enemigos, que tanta personalidad tenían en entregas pasadas, no parecen ser algo tan presente en esta entrega, y sin duda eso no hace sino dar cierta hambre. No se han dejado silenciar las muchas críticas de este aspecto, como el más ruidoso; para la corta duración del juego y su elevadísimo precio (39,99 euros en Steam), la duración puede parecer harto insuficiente, y su experiencia, poco inspirada.

Little Nightmares 3 nos acerca a una experiencia conocida; es lo mismo. Con la posibilidad de poder jugar con alguien con solo una copia del juego mediante el uso del pase de amigo, el ajuste calidad / precio es más equilibrado, y compartir una experiencia así será el deleite de muchos. No obstante, para aquellos que ven en la original primera entrega ya un reducto de nostalgia, esta propuesta es insuficiente. La tercera vez que visitamos el mundo de las pequeñas pesadillas, las sorpresas deben ser mayúsculas. Y por desgracia, esta vez, de nuevo, vivimos lo que ya vivimos… una vez más.
Calificación 6.5 / 10
























