Reseña: «Tiestes y Atreo», de Emilio García Wehbi

El mito del padre que come a sus hijos en un banquete y que luego de saberlo es condenado no a morir sino a vivir con el dolor; este mito concebido por los griegos y que luego se reproduce a lo largo de toda nuestra tradición occidental y cristiana, que fue convertido en tragedia por Séneca, en el siglo I, es retomado con maestría por Emilio García Wehbi, director de la obra que en su estreno en el Teatro Cervantes impresionó y conmovió a cientos de espectadores.

¿Cómo convertir en espectáculo el peor de los sufrimientos? ¿Desde dónde mostrar la angustia de la humanidad que viene cargando una piedra enorme sobre su espalda? El director de esta obra, que contó con un elenco de doce actrices, comienza por la voz de una niña, la más pequeña de todas, interpelando al Hades.

Las niñas juegan a ser fuertes en un mundo de monstruos, se desafían entre sí con el lenguaje para intentar perder el miedo, su casita de muñecas se asienta en el mismo jardín oscuro de donde surgen las garras que luego las matan.

Pero para entender la metáfora hay que construir un anclaje, ¿en qué consiste la matanza? ¿No será acaso un pensamiento que se extiende? ¿Seremos todos los adultos cómplices de la muerte prematura de los más débiles? El estribillo de funky retumba en los oídos del público, que trata aún de digerir las palabras: “No hay asunto más prolijo que comerse a sus propios hijos”. (Sí, aquí vale mencionar la maleabilidad artística de las intérpretes: ejecutan instrumentos, cantan, bailan, son gimnastas, dan vuelta la escenografía y pasan de un góspel a un rap).

Entonces comienza la historia desde el principio, en el Acto II. Tiestes y Atreo eran hermanos en disputa por el trono. Tiestes engaña a Atreo y éste busca venganza. Se debaten a un duelo de maldiciones. (Se aclara que para la actualidad hay una nueva versión a la de Séneca y que cada hermano, para vengarse, mata al hijo del otro y se lo sirve en bandeja). Ambos terminan devorando su propia descendencia. Las voces de las hijas hablan desde el estómago. Destruidos, sin vuelta atrás, los padres viven con el remordimiento.

La obra cumple en demasía con el objetivo de dejar que el espectador la complete, pero sin duda es una crítica sagaz a la cultura patriarcal, a la banalización de las infancias, a la mirada del adulto medio. El juego de contrastes entre contenido y forma es admirable. Puesta en escena voluptuosa.

Tiestes y Atreo

Con Maricel Alvarez, Florencia Bergallo, Analía Couceyro, Carla Crespo, Érica D’Alessandro, Verónica Gerez, Cintia Hernández, Mercedes Queijeiro, Jazmín Salazar, Mía Savignano, Lola Seglin, Lucía Tomas

Producción Santiago Carranza, Leandro Fernández
Asistencia de dirección Gladys Escudero
Coach niñas Aymará Abramovich
Música y dirección musical Marcelo Martínez
Coreografía Celia Argüello Rena
Iluminación Agnese Lozupone
Vestuario Belén Parra
Escenografía Julieta Potenze

Dirección Emilio García Wehbi

Yamila Juan

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