Por Sebastián Sabio
Un clásico que logra reinventarse
Esta comedia romántica de William Shakespeare cuenta la historia de Un noble que trata de arruinar la relación amorosa de dos jóvenes amantes a través de engaños, los cuales a su vez muestran la fragilidad del amor que había entre estos dos jóvenes (por eso se titula “mucho ruido y pocas nueces”, como una humorada sobre el amor joven).

La clave de esta obra es la representación dentro de la representación. El director remarca la importancia de esto y lo plasma en la puesta en escena. Esta puesta también está acompañada por recursos como la representación de personajes masculinos por mujeres o el quiebre de la cuarta pared, lo que, sumado a buenas actuaciones, permite que esta obra del siglo XVI pueda representarse como nunca antes y mantener a un espectador que ya la conocía interesado.
Algo a tener en cuenta: la obra es larga (dura alrededor de 130 minutos) asique se recomienda tener esto en cuenta