Por Alejandro Corell.
Antes de empezar, vamos a dejar un par de cosas claras. No soy un gran fan de los juegos de carreras, ni tampoco me quitan el sueño los de deportes en general. Más allá de alguna tarde jugando al Tony Hawk o unas sesiones de Mario kart, mi experiencia con juegos de esta índole no es más que ocasional. Es por ello que antes de empezar con Riders Republic, no tenía claro como enfocar mi forma de ver el título, para dar una visión válida para todo el mundo, tanto seguidores de este estilo de juegos como para cualquier persona que tenga en la mente el comprarlo.
Por suerte, no necesité mucho rato dentro del mundo de Riders Republic para que todas las dudas que albergaba se desvanecieran, y es que Ubisoft presenta en esta ocasión un juego de carreras apto para todo el mundo, que asegura grandes dosis de diversión.
Haciendo algo de contexto, en 2016 Ubisoft lanzaba Steep, el (en algunos aspectos) heredero espiritual de este título, para los deportes de nieve. El mundo abierto de Steep se abría para todo aquel que quisiera disfrutar de una jornada de esquí o unas sesiones de trucos en snowboard, junto con un peligroso vuelo en un traje aéreo. Si bien se trató de un juego muy querido por los seguidores de estos fríos deportes, no terminó de cuajar en el público casual, como fue mi caso: un juego que alternaba la frenética velocidad de los descensos en snow con una lenta recuperación cada vez que tropezabas y terminabas comiendo nieve, con una complejidad elevada que si bien resultaba excelente para aquel que quisiera dedicar tiempo a comprender en un alto nivel las funcionalidades mecánicas que ofrece el título, enemistaba a aquel que buscaba una carrera rápida.
Tras aquellas gélidas aventuras, aparece Riders Republic, un título que toma de forma directa la jugabilidad de Steep, pero le añade nuevas disciplinas deportivas, como las distintas bicicletas o (si, enserio) vehículos con cohetes integrados.
El título se separa de un mapa exclusivamente nevado para ofrecer un amplio mundo en el que se pueden encontrar todo tipo de climas. Junto a esto, Riders Republic también busca desmarcarse de la seriedad de su antecesor, abandonamos los lentos ascensos por la montaña y los tiempos de recuperación algo elevados con todo tipo de locuras y cachivaches, como puede ser el enganchar un cohete a una bici para prácticamente sobrepasar la barrera del sonido. Esta situación ha permitido, al menos en mi caso, que la barrera de entrada al título sea mucho más suave, y me ha permitido disfrutar desde el minuto uno de lo que el juego tenía que ofrecerme, haciendo que incluso alguien que no suele disfrutar mucho de juegos de este estilo sea capaz de pasar una tarde fantástica descendiendo montañas en bicicleta.
Riders Republic nos pone en la piel de un recién llegado al amplio mundo del título, un mapa ficticio que recoge elementos de parques naturales reales de Estados Unidos, con ganas de competir en las infinitas pruebas que tienen lugar por todas partes, y convertirse en parte de la leyenda de los deportes de riesgo. Y sin mucho más que una rápida presentación, el juego nos pone en el meollo del asunto, y antes de darnos cuenta ya estaremos disfrutando de los distintos deportes que tenemos a nuestra disposición.
Principalmente se presentan tres modalidades: bicicleta (tanto de montaña como de carretera), deportes de nieve (esquí y snowboard) y deportes aéreos (traje volador). Junto a estos deportes, todos tienen una versión loca con cohetes, que ofrece mayores velocidades y en el caso del traje volador, una serie de desafíos distintos al traje normal. Esto significa que es posible dedicarle prácticamente todas las horas que quieras al título, puesto que con tal número de deportes distintos y carreras diferentes hay contenido más que suficiente para dar rienda suelta a tus ansias de velocidad.
Además, el titulo permite (fuera de las carreras) cambiar de forma instantánea entre los distintos vehículos, sin ningún tipo de penalidad. Puedes descender una montaña en snowboard, saltar un precipicio y cambiar en mitad del descenso a un traje volador para recorrer el resto del terreno nevado y finalmente aterrizar en bicicleta para el final del descenso.
Esta plena libertad es uno de los factores que más me han gustado de todo el título, y es que convierte la exploración del terreno en una de las experiencias más divertidas del año, quizás comparable a las sensaciones que me trasmitió en su momento Marvel´s Spiderman.
Pero no todo son risas y descontrol, y Ubisoft ha aprendido del desarrollo de Steep, y presenta un nuevo y diferente sistema de trucos, que aumenta la cantidad y la profundidad de estos. Dentro del juego es posible utilizar tres tipos de control: uno “estándar” para jugadores nuevos, uno especializado en trucos y el último, similar al sistema que se utilizaba en su anterior título, para gente ya familiarizada con el sistema del título previo. Yo he terminado sin cambiar del control base, puesto que me he sentido muy cómodo con este manejo.
Antes de irnos, cabe destacar un modo de juego conocido como carreras masivas, las cuales son competiciones con hasta 64 jugadores que se tratan de una auténtica locura, sobre todo en tramos con alta densidad de jugadores. En contra de esto, aparece el sistema de colisiones contra otros jugadores que dista de ser realista, provocando rebotes que pueden desplazarte de formas no esperadas, hasta el punto de desviarte del recorrido, lo que puede terminar en perder la carrera.
Como conclusión, Riders Republic es la nueva apuesta de Ubisoft por el género de los deportes de riesgo. A diferencia de su título anterior, Steep, este juego permite la entrada de tanto jugadores casuales como más entusiastas, y presenta una combinación entre momentos serios y realistas con el más absoluto caos visto en un juego de esta índole. Si estás planteándote el probar un juego de carreras lejos del mundo de los automóviles, esta puede ser una buena opción que no debería dejarte a medias tintas.
Calificación :8.5/10.