Análisis: Fire Emblem Warriors: Three Hopes

Por Alejandro Corell


En la batalla sólo importan dos cosas: tus amigos y a cuantos centenares de soldados puedes lanzar por los aires.


Hace ya unos cuantos años que Nintendo le cogió el gusto a introducir gran parte de sus franquicias en el género del musou, caracterizado por sus enormes filas de enemigos y la absurdez de su combate en el que tú, como protagonista, eres un dios de la espada. Fire Emblem Warriors: Three Hopes no es la primera entrada de la saga en este género, si no un segundo intento de trasladar la historia y características básicas al campo de batalla dinámico. Es por ello que cuentan con un largo recorrido previo y un know-how de base que permite que el resultado de este segundo título destaque notablemente por encima de su predecesor.


Fire Emblem es una saga con una entrada muy dura. A lo largo de los más de 20 títulos que la componen, se presentan densas (e interesantes) historias políticas que poco tienen que envidiar a la delirante pluma de George R. Martin. Pero esto significa que, si queremos mantener una mínima orientación, vamos a tener que grabar a fuego un número considerable de nombres, rangos, naciones y alianzas para no perdernos. De forma habitual, la saga atrae a un sector del público interesado en este tipo de sucesos, junto con los seguidores de los juegos de estrategia – modo de juego de la saga principal –. Es distinta la situación con Three Hopes, ya que, al plantearse como un tipo distinto de juego, tiene que ser capaz de abrazar a nuevo público.


La historia de Fire Emblem Warriors: Three Hopes es una suerte de versión alternativa de la vivida en Three Houses. Este juego se divide en dos partes notablemente marcadas, con un gran lapso temporal en medio mucho más breve. Es en este lapso donde suceden la mayor parte de los suceso de Three Hopes, donde tendremos que elegir una de las tres casas disponibles para luchar junto a ella y observar el camino que recorre. De esta elección dependerá el desarrollo de la historia del título, y aunque muchos de los combates serán ligeramente parecidos, si queremos descubrir toda la trama tendremos que jugar tres veces el título completo, una apuesta un tanto arriesgada debido a que cada vuelta puede llevarnos unas 25-30 horas.



Pero esta duración no debe permitir que nos dejemos llevar por el espíritu del “mucho texto”. En Three Hopes los personajes hablan mucho entre sí, cierto, pero la historia evoluciona de una forma mucho más resumida y con una mayor cantidad de saltos de lo que acostumbra la saga. Esto permite desde mi parecer, que el jugador más ajeno a la saga pueda tomar este título como una puerta de entrada, y quien sabe, a lo mejor salís de aquí comprando el resto de entregas. Pero bueno, eso es cosa nuestra, nosotros vamos directos a hablar de las tortas.
Estamos delante de un musou, y esto implica que vamos a pasar mucho rato atravesando enormes campos de batalla plagados de enemigos, enfrentando en un mismo combo a varios centenares de ellos de formas un tanto ridículas. Esta fantasía de poder se ve mejorada por las características que recoge de la saga principal, capaces de dar un toque de diferenciación frente a otros juegos del género. Tenemos un reino que conquistar, cosa que conseguiremos realizando una escaramuza tras otra por zonas del reino. Para ello, seremos una suerte de comandante de un pequeño ejército, lo que implica que seremos nosotros quienes dictemos la estrategia. Y es que no sólo vamos a entrar, correr y pegar, sino que tendremos que decidir que es lo que hacen nuestros aliados, a los que podremos tanto dirigir como controlar. De esta forma, por muy grande que pueda ser un mapa, podremos solventar la situación de una forma mucho más rápida si enviamos a nuestros mejores compañeros a participar en los combates por el control de zonas estratégicas separadas entre sí. Si no queremos que nuestros aliados caigan en batalla, tendremos que estar al tanto de sus fortalezas y debilidades, para utilizarlas contra el enemigo. Cabe destacar que la Nintendo Switch se las apaña de forma sorprendente para mantener una tasa de imágenes considerable frente a una ingente cantidad de elementos en pantalla; es cierto que experimentaremos bajones de frames en muchas situaciones, sobre todo con el uso de habilidades especiales, pero no tardarán en volver a números más disfrutables, una vez acabe nuestro super ataque.



Este sistema de juego permite obtener una esencia similar a la vista en otros títulos, así como personalizar el desarrollo de cada encuentro en base a los gustos del jugador. Permitidme hacer énfasis en la palabra personalizar, ya que Three Hopes deja amplio espacio a la modificación de las bases de juego, para que se adapten lo mejor posible a nuestros gustos y necesidades. Además de modificar la dificultad general, podremos elegir si nuestros aliados mueren permanentemente, si caen en combate, o si las notificaciones y gestiones de subidas de nivel aparecen en el centro de la pantalla pausando o la acción o se desarrollan de una forma más automática, entre otros.
Además, el título conserva la esencia de progresión propia de la saga principal, con la presencia de un campamento al que acudiremos entre cada batalla, en el cual podremos mejorar nuestro equipo y aliados, evolucionándolos a nuevas clases más especializadas y poderosas, y mejorar las relaciones y actitudes de nuestros amigos. Dentro de estos pequeños recesos entre combates, el juego se centra mucho en conocer el pasado de nuestros compañeros, así como sus deseos e inquietudes. Luchando junto a ellos, o realizando diversas acciones de mantenimiento en el propio campamento podremos mejorar la calidad de nuestra relación, llegando a desbloquear la opción de dar un paseo a solas con ellos, momento en el que se pondrán a prueba los vínculos que nos unen.



Este sistema de campamento, si bien permite el desarrollo de una sensación de progresión continua, llega a convertirse en algo monótono en pocas horas, provocando que realicemos todas nuestras gestiones de forma rutinaria e intentando que terminen lo más rápido posible, para volver al campo de batalla y, de nuevo, repetir. De forma habitual siempre se seguirá el mismo modus operandi de: historia, gestión, combate; tomarse el juego con calma es una forma de evitar el tedio, pero en caso de querer completarlo en cuestión de poco tiempo, puede resultar un tanto agónico.

En resumidas cuentas, con Fire Emblem Warriors: Three Hopes, han conseguido trasladar las mecánicas típicas de la saga al musou típico de los spin-off “Warriors”, conformando una experiencia apta tanto para los seguidores de las entregas principales, como para los fanes de los combates masivos, junto con todo aquel que vea en esta entrega la oportunidad de introducirse en la saga. Disfrutar de estos enfrentamientos en una portátil es una experiencia cuanto menos agradable y recomendada.

Calificación:8,75/10.

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