Reseña: La Fundación



Por Sofía Luna Roberts

“Entonces, Marta, ¿ya está lista para firmar?” son las palabras que Amalia le pronuncia a la protagonista y que, de alguna manera, también nos las dice a nosotros como espectadores. ¿Vos firmarías y asumirías un compromiso el cual va en contra de tus creencias? La tensión de los diálogos y la presión en escena nos anticipan el contexto delicado al cual nos enfrentamos. Marta y Pedro nos hacen partícipes de una de las decisiones más importantes de su vida: ser padres. Nos abren las puertas de “La Fundación” y nos sumergen en ese mundo que ya considerábamos lejano. Todos los Jueves a las 21:30 hs, “La Fundación” nos espera en Muy Teatro, Cabrera 4255 CABA.



La obra escrita y pensada por Susana Torres Molina nos ubica en un período del horror en donde el deseo de Marta y Pedro por ser padres se aleja cada vez más. Por esta razón, apelan a una “fundación” que les puede brindar lo que ellos tanto desean, pero ¿a qué costo?. La Fundación se caracteriza por ser una organización que tiene como objetivo primordial la entrega de niños y niñas a familias seleccionadas previamente. Esta elección somete a los futuros padres a un riguroso interrogatorio para corroborar de que éstos sean aptos, capaces de brindarle a esos niños y niñas el mejor hogar con la mejor educación posible; siempre y cuando cumplan estrictamente con los valores y preceptos de la religión católica. Con el objetivo de proveer una pureza que sea impecable.

A partir de aquí, se desencadena un tsunami de cruces con distintas ideas que atravesaron a la sociedad argentina, con el hincapié realizado en las palabras y en la creación de sentido a través de las mismas. Todo lo que se escucha de esos diálogos resulta demasiado familiar para la percepción del argentino/a, es un déyà vu constante a las épocas más oscuras de nuestro país. Es interesante el cuidadoso tratamiento del lenguaje que utiliza cada uno de los personajes que van desde la contundencia de las ideas expresadas por el personaje de Amalia, la fuerte manipulación del Doctor Palacios, la negación constante de Pedro y las preguntas inquietantes de Marta al querer saber el origen de esos bebés que brindan en adopción.

La dirección de Federico Nanyo es muy precisa en cada uno de los requerimientos del texto al que dota de un dinamismo tan atrapante como armónico. Todo se desenvuelve con naturalidad a pesar de ser un desarrollo triste de los acontecimientos. La manera en que le da vida a la Fundación es muy acertada ya que logra la fugaz empatía del espectador. El vestuario y la escenografía cumplen roles fundamentales para la concepción de ese ambiente abominable, frío y seco. La magnificencia de los objetos que componen la escena deja en exposición la notable inferioridad de esos padres en busca de su felicidad. La dicotomía del blanco y el negro en sus vestimentas también demuestra la formalidad y doctrina en la que se encuentran dado el contexto de la obra teatral.

El elenco es parte fundamental para hacer funcionar todo lo escrito por Susana Torres Molina y lo dirigido por Federico Nanyo. Ángel Blanco y Sofía González le dan vida a Pedro y Marta, conforman una pareja que busca satisfacer su deseo más profundo e íntimo pero con diferencias en la concreción del mismo. La dicotomía va más allá de sus vestimentas y se vuelve parte de sus personalidades ya que los orígenes y vivencias de cada uno son puestos sobre la mesa en fuerte contradicción. Pero será la pareja la que tenga una gran actuación en tanto que capta la esencia de lo requerido por el texto y la dirección. Merceditas Elordi se pone en la piel de Amalia, un personaje difícil en tanto el discurso que representa pero lo lleva con una fluidez admirable y un potente convencimiento de sus ideas y creencias. El Doctor Palacios es encabezado por Alejandro Botto de una manera llamativa, ya que la manipulación tanto psicológica como física, en sentido de su constante presencia en escena, sus movimientos precisos e imponentes, dan cuenta de una superioridad que intimida la historia que se cuenta.

“La Fundación” conlleva una catarata de emociones y sentimientos que te obliga a compartirlos con el otro ya que la reflexión está asegurada. De alguna manera u otra, todos fuimos atravesados por este período dictatorial y nos sentimos parte de sus consecuencias como sociedad. La impronta de cada personaje en sus diálogos se encadena armoniosamente en escena generando una creciente tensión construida a partir de sus interpretaciones, en conjunto con el inquietante final comprueban la vivencia de una experiencia movilizadora que es imposible de olvidar.

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