Análisis: High on Life para Xbox Series S


Resulta que esta boca también sirve para disparar


Por Alejandro Corell


Suelo decir que el humor es complicado. Hacer reír a todo el público es una tarea casi imposible. Por muy buena que sea la escena, o muy sagaz el comentario, siempre chocará con la opinión de alguien. Así pues, el camino del cómico pasa por entender esta situación, buscar cual es su lugar en el mundo y olvidarse del resto. Justin Roiland, cocreador de Rick y Morty, supo identificar su nicho y explotarlo quizá, muy exitosamente. De hecho, gran fama de la que gozó High on Life antes de su lanzamiento fue debida a ser él el fundador de Squanch Games, estudio responsable del título. Os mentiría si dijera que esta herencia no se nota, es más, muchos momentos del juego podrían pasar perfectamente como sketches de Rick y Morty. ¡Si hasta podemos ver películas de serie Z con un extraterrestre en el sofá de casa!
La premisa de High on Life es simple y alocada a más no poder: un cártel extraterrestre ha descubierto que fumar humanos (sí, como lo oyes) resulta en introducirse dentro la sustancia más psicodélica del universo, por lo que no dudarán en esclavizar nuestro planeta y convertirlo en una suerte de plantación de droga. Nuestro protagonista, por casualidades del destino, cruza su camino con el de un Gatlian, una raza de armas orgánicas más intensas que letales. Unidos en pos de salvar la Tierra y liberar a su pueblo, nos esperan cerca de 10 horas de comentarios estúpidos expelidos a mil por hora.

Y es que como decía al principio, al igual que una obra planteada para medios audiovisuales convencionales tiene que ser consciente de su posición, esto también se puede trasladar al formato videolúdico. Es por ello que High on Life es más espectáculo que juego. Sí, hay todo un sistema de combate, con un variado repertorio de armas y todo tipo de escenarios. Pero en muchas ocasiones se siente que el gunplay, sin ser necesariamente malo, no es más que una excusa para entretenernos entre un gag y el siguiente. Esto me permite dejar pasar ciertos “problemas” del loop jugable del título. Ningún arma se siente demasiado precisa, lo que convierte muchos combates en un caos de disparos al aire y explosiones. Además, la variedad de enemigos es bastante reducida, pero al menos no termina de convertir los enfrentamientos en tediosos dada la corta duración del juego, pero no dejo de echar en falta un poquito más de inversión en este apartado.


Donde si han invertido es en el absurdo. Para empezar, si nos quedamos en el sofá viendo la tele con nuestro amigo cojo, podremos ver la friolera de hasta 20 cortos originales y 4 películas completas. Absurdas, sí, pero ahí están. Detener la partida para ver a Paul Walker convertido en tiranosaurio es de lejos lo que menos podía esperar de este título. De igual manera, vamos a cruzarnos en todo momento con infinidad de situaciones absurdas que, según nuestra preferencia respecto al humor, conseguirán arrancarnos más de una carcajada o por el contrario nos condenarán a mirar con cara seria el monitor durante todo el viaje. Al fin y al cabo, el humor negro es como las piernas, hay quien tiene y hay quien no.

Respecto a la comedia, si que destaca un grave problema en High on Life. El título se encuentra doblado al inglés, con textos traducidos al español latino únicamente. Se echa en falta una traducción para España, pero aún pudiendo disfrutarse en la versión latinoamericana, es muy complicado seguir la pista a todos los comentarios y chistes que se van soltando continuamente mientras jugamos. Nuestras armas no cerrarán la boca en ningún momento y si no contamos con un buen nivel de inglés, vamos a perdernos muchas partes de las conversaciones, sobre todo si estamos enfrascados en mitad de un combate, donde pararse a leer la parte inferior de la pantalla puede significar la muerte. Quizás esta sea la mayor causa de mortalidad, ya que en su dificultad estándar, superar la aventura no es demasiado complicado.


En resumidas cuentas, con High on Life estaríamos hablando de un sólido seis. Si miráis un poquito más abajo, veréis que la nota final es un poco más elevada, ya que tengo que ajustar esta puntuación a la interpretación general del público, donde esta puntuación lo catalogaría como poco más que un fracaso, nada más lejos de la realidad. Estamos delante de una aventura divertida, que se deja disfrutar y termina antes de llegar a sentirse tediosa o repetitiva. No estando exenta de carencias y algún que otro problema, no me arrepiento de haber dedicado tiempo a disfrutar de este nuevo salto a los videojuegos del equipo de Squanch Games, que se posiciona como una declaración de intenciones respecto a su futuro lugar en el medio.


Calificación: 7.5/10

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