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Una obra dura, que conmueve y emociona en lo mas profundo, para los amantes del teatro que atraviesa, no para aquellos que solo quieren pasar un rato entretenidos.
Nos plantea la historia de Emma, una mujer de treinta y pico con múltiples adicciones que inicia su recorrido hacia la rehabilitación. En un recorrido sin golpes bajos ni moralina barata, que nos cuestiona sobre las exigencias del mundo moderno, el valor del éxito, la obligación de ser productivos, etc.
La necesidad de muchos de alterar los estados de percepción para poder encajar, para ser aceptados o para terminar de aceptar este mundo caótico.
Con una puesta arrolladora y aceitada de Julio Panno, el elenco despliega su alto nivel actoral con composiciones verosímiles y conmovedoras, donde se destacan Florencia Otero y Beatriz Spelzini.
People, Places & Things es la última creación de Macmillan y está haciendo una exitosa temporada con dos funciones diarias en el Trafalgar Theatre de Londres, con el protagónico de Denise Gough, luego de haber girado en 2023 por New York y el Reino Unido, cosechando críticas excelsas de todos los medios y espectadores.
Personas, lugares & cosas (tal será el nombre, en castellano, que la obra llevará aquí) está protagonizada por Florencia Otero, acompañada por un elenco integrado por Beatriz Spelzini, Carlos Kaspar, Nelson Rueda, Coni Marino, Gabriel Rovito, Santiago Racca, María Latzina, Estefanía D’Anna, Roco Sáenz, Fiore Provenzano y Marina Artigas.
En esta ocasión tuvimos la oportunidad de analizar Tales of Kenzera: ZAU, un juego que viene de la mano de EA con una propuesta similar a lo que hizo ubisoft con Prince Of Persia: The lost crow, pero que lamentablemente no viene de la mano de una IP reconocida pero la realidad merece atención al ser un producto más que curioso que resalta más que muchos títulos principales que ha lanzado recientemente la compañía que nos trae este juego en análisis.
Zau es un metroidvania que viene acompañado de un hermoso apartado artístico y una narrativa que se disfraza de un juego de plataformas correcto. Con un arranque emotivo, la pérdida de un ser querido del protagonista lo conduce a un viaje donde debe enfrentar muchos retos que nos servirá para cumplir un propósito del cual hemos sido encomendado. Luego de ello comenzamos a recibir unas máscaras de sol y luna, que son consecuentes al rol que tomamos y nos permite avanzar en la aventura. Estas máscaras sirven para dar una alternancia que resulta bastante creativa en muchos momentos que debes pensar como debes manejarte para avanzar. Se inicia también con unas habilidades que encontraste casi desde el inicio , como el dash y el doble salto, que a veces son movimientos que los consigues de una manera más trabajada para no permitir avanzar en el mapa hasta cierto momento. Si bien su carácter metroidvania está presente, este título está mucho más centrado en el juego plataforma, de sobreponer los obstáculos y el uso ingenioso de las habilidades más allá de la exploración. Los enemigos pueden resultar algo repetitivos a lo largo que avanzamos, pero si podemos decir que los jefes presentan unos combates descomunales que presentan uno de los mejores momentos del juego, que quizá podríamos haber esperado alguno que otro más.
Tales Of Kenzera es un juego que encanta por su apartado artístico y por la historia que nos trae desde lo cultural y el viaje emotivo que vamos haciendo. Desde lo jugable, es inevitable comparar con un juego reciente de características similares en el sentido que fueron publicados por grandes compañías pero con una producción más modesta pero no con falta de talento. Y si, no le llega a Prince of persia the lost crown pero si vale decir que es un juego más que curioso que merece acercarse ya que nos regala muy buenas horas, suficientes para no dejar a este título pasar desapercibido.
Los frutos no caen tan lejos del árbol. De tal palo tal astilla, y cosas así. Sí, nepobaby, pero hay criterio cinematográfico, realmente hay futuro.
Ópera prima de Ishana Night Shyamalan, que claramente se ha criado rodeada de cine, y especialmente del cine de su padre. Sí, es hija del mítico M. Night Shyamalan y se nota muchísimo ya que tanto el qué y el cómo a la hora de contar historias con lenguaje cinematográfico parecen ser heredadas del sello autoral de su padre.
Mina (Dakota Fanning) se pierde en un inmenso bosque de Irlanda donde encuentra un refugio donde pasar la noche junto a un grupo de extraños que también parecen haberse perdido y que llevan bastante tiempo intentando sobrevivir ahí. Rápidamente y sin mucha explicación estos desconocidos le avisan que ‘the watchers’ están a punto de llegar y tienen que hacer una puesta en escena para que estos enigmáticos y caprichosos seres, entes o criaturas del bosque no se enfaden con ellos y los dejen vivir. Lo escalofriante de la premisa es que ellos no pueden ver a ‘the watchers’ por un vidrio espejado que les devuelve su reflejo, pero ‘the watchers’ a ellos sí, dejándonos a nuestra imaginación ese fuera de campo amenazante, misterioso y desconocido.
Como gran aprendiz de su padre, el film de Ishana también es una película alegórica y metódicamente pensada mucho antes de empezar a filmar. Cada escena hace avanzar la trama y tiene un porqué clarísimo, aunque otra discusión, ya mucho más subjetiva, es si la trama avanza correctamente. Pero que Ishana piensa el cine correctamente, eso es así. Cada escena nos revela información crucial y cada plano narra con sus imágenes.
Heredera del sello de su padre, con lo bueno y con lo malo. Lo bueno claramente sería que Ishana piensa el cine como una verdadera autora;directora y guionista. Basada en la novela ‘The Watchers’ de A.M. Shine, hace de la obra algo suyo, algo propio con una idea criteriosa de la puesta en escena impactante para una directora novel de 24 años (¡¡24!!). Hace su cine como una autora cinematográfica. Crea con la imagen y el sonido un ambiente que nos mete totalmente en la historia y su mundo folklórico. Planta la cámara para crear planos potentes visualmente, maneja distintos tipos de lentes para connotar mucho más allá de lo que sólo se puede ver, planos cerrados con poca profundidad de campo que aíslan. Como también aíslan los escenarios donde transcurre la historia. Como su padre, ella también elige interiores que aíslan a sus protagonistas pero también poderosos exteriores que los encierran y no los dejan salir.
Lo malo podría ser el exceso de trama. El exceso de trama y de puntos de giro. Y aunque yo no juego a la futurología cuando entro a una sala de cine, la verdad es que sus plot twists son algo predecibles, cuando intenta ocultarnos lo obvio de sus desenlaces, estos no sorprenden al llegar, cuando ese parece ser su objetivo. Ishana se encierra en un film que dura 100 minutos tal cual lo hace su padre, pero ella lo sobrecarga de muchísima información la cual poco profundiza, y pese a ese estándar de duración del metraje se siente pesada y extensa, tanto que el tercer acto se siente tener otro tono comparado al inicio de la obra y las escenas de clímax o resolución no parecen satisfacer la tensión que muy correctamente nos introdujo el film en su primer hora. Yo que no soy una persona de plataformas y streaming, claramente esta historia funcionaría mejor para desarrollar una serie y no una película. Teniendo esta temática de encierro, misterio, terror y al menos 6 historias de personajes, en los cuales la directora podría profundizar para empatizar con cada uno de ellos y tener un final a la altura. Todo estaba dado para hacer una serie de 6 a 8 capítulos y que realmente sea un éxito por su contenido y llegada a una audiencia masiva. Parece que las tradiciones mandan e Ishana, como su padre, también quiere ser directora de cine, no de series de streaming. Banco, celebro y respeto.
“Observados” crea un mundo bastante verosímil, un ambiente muy logrado no sólo por la imagen sino también por el sonido, pero se siente que la directora todo el tiempo está intentando hacer que la segunda historia de la película sea más importante que la primera, y aunque esto parece estar bien o no es necesariamente malo, creo que lo hace por demás, subraya lo que no dice para que a nadie se le pase de qué está hablando realmente pero aún así, siento que no lo logra exactamente. Está demás decir que seguramente en un revisionado la obra se sienta un poco mejor y se nota que la directora en ningún momento se olvida que el cine es un espectáculo audiovisual porque no deja de intentar darnos espectacularidad con la imagen o el sonido pero parece que todos los cañones apuntaban al mensaje y no al hacer sentir viva el film. Por eso siento que la película está realmente bien hecha pero mi mayor dificultad con el visionado es que no la sentí viva, no empaticé en ningún momento con ninguno de los personajes, no me importaba si vivían, si morían, nada. Es más, realmente me interesaba que transgredan aún más todas las reglas para ver que podría llegar a suceder en consecuencia y ese límite aunque lo traspasen siento que fue demasiado corto y me quedé con ganas de ver mucho más del presente del bosque y las criaturas más que la explicación de qué son y para qué están ahí ‘The Watchers’.
Todo indica que Ishana Night Shyamalan hará carrera como directora cinematográfica. Así que habrá que estar atentos al cine que creará. Ya que la comparación es casi inevitable, ojalá pueda superar a su padre. Y si es la mitad de gran cineasta que es su padre, sin duda nos dará grandísimas películas.
Calificación: 6.5/10 Por Julián Lloves para La Butaca Web.
No podemos negar que el éxito descomunal que supuso en ventas la Nintendo Switch dió pie a que la compañía lo utilice para traer juegos y franquicias que merecen tener un nuevo reconocimiento. El caso de Paper Mario se trata de un spin off que ha gozado de éxito y buenas ventas pero que aún tenía chance para acercarse a nuevos jugadores con un encanto que no todos pudieron apreciar desde su lanzamiento en gamecube por 2004.
En cuanto a la historia, en líneas generales vamos por algo simple. Mario comienza una búsqueda para rescatar a la princesa Peach de las garras del Conde Cenizo y así también poder salvar al reino champiñon. Si bien es algo de lo que estamos acostumbrados en toda la franquicia, aquí lo importante es todo el viaje que se emprende, las interacciones y los diálogos que se general, y sobre todo la jugabilidad que nos va atrapando a medida que avanzamos.
Para el que quizá todavía no se adentró en la saga, el título es un RPG que se juega a través de combates por turnos, o al menos es esa la característica más fuerte del juego, ya que también tienen una buena dosis de exploración, minijuegos e ingredientes que ofrecen una experiencia variada. La misión principal es recuperar los siete cristales estelare para abrir la puerta milenaria y en el camino, nos enfrentamos a una gran cantidad de enemigos en una jugabilidad progresiva y tacgica. Lo importante de este juego es que se presenta de una manera muy accesible, en el sentido de que no es un juego propiamente fácil pero nos otorga desde el inicio elementos sencillos para que sepamos como atacar y aprovechar las habilidades de cada uno de los personajes. La realidad es que cada personaje cuenta con habilidades especiales y es necesario que en algún punto del juego uno pueda ser estratégico ya que el combate adquiere una profundidad y dificultad que va en progresión pero que lejos de ser algo que nos ahuyenta, resulta una manera adictiva de continuar con la aventura. Existen algunas habilidades que nos requerirán acciones extras, como algún juego rítmico o momentos en donde quizá rompemos ese esquema de los turno pero que termina ofreciendo recompensas muy necesarias. El título puede durar más de 30 horas, lo que supone una experiencia completa que mantiene el ritmo durante toda la aventura.
Vamos a decir que también se debe destacar todo el apartado gráfico y artístico que el juego posee. Si bien ya era un título que contaba con una gran propuesta desde lo visual, acá intentaron de que no sea una simple remasterizacion del mismo sino una versión que se ve renovada y que destella belleza por donde lo veas. Desde el diseño de los personajes, el ambiente en el que se mueven y los elementos de esta supuesta función teatral se ve tan bien, que nos dan ganas de hacer capturas en cada momento. La música es uno de los aspectos relevantes en este juego, con melodías que acompañan a cada paso de la aventura, y que resultan memorables a medida que lo vas jugando.
Paper Mario: La puerta milenaria es un juego indispensable para esta consola, es una oportunidad de revivir un gran juego de gamecube para los fanáticos de la franquicia, y para aquellos que aún no se han acercado a la saga, es la oportunidad perfecta para divertirse con este juego tan encantador.
¿De qué están hecho los portazos? ¿Cómo interpretar lo que quieren decir? Son algunas interrogantes que merodean y chocan en la atmósfera creada por Mariana Obersztern. Brindándonos nada más que preguntas llenas de incertidumbre y el surgimiento de una sed por tratar de encontrar esas respuestas en donde nos aliviaría, un poco nomás, la fuerte tensión de la existencia. Es como si luego de una pelea, discusión, y/o disyuntiva con nosotros mismos o con el otro, es necesario el descargo enérgico del cuerpo frente a toda esa marea de confusiones y enojo que no se pueden resolver. Esa liberación suele tomar forma de un “portazo” en el cual un mensaje se quiere transcribir tras el ruido y la intensidad de dicho acto. Mariana Obersztern nos ofrece su lectura con “Ese bow – window no es americano” presentado en la Sala Dumont (Santos Dumont 4040) todos los domingos a las 18 hs hasta el 30/06.
La obra es una adaptación del cuento Nada de todo eso de la escritora Samanta Schweblin que forma parte del libro Siete casas vacías (2015). La directora logra una adaptación interesante en donde combina la acción teatral y el cuento narrativo para efectivizar una pieza acorde al nuevo mensaje que Obersztern está dispuesta a transmitir. La historia trata sobre los viajes rutinarios en auto que suelen emprender una madre con su hija por las casas residenciales de su barrio. Su actividad consiste en observar casas ajenas, acomodar objetos en su lugar, embarrar céspedes ajenos y seguir observando lo extraño que genera una cierta curiosidad en las protagonistas.
Si bien el texto sigue de manera fiel al cuento, la directora decide avanzar su lectura a través de lo lúdico: el juego de perspectivas, de miradas, de voces mentales que se interponen con el relato e interrumpen la lectura lineal que pueda llegar hacer el espectador. La corporización de las palabras, ideas y pensamientos se ven concretadas en los objetos escenográficos, en el espacio y en la interpretación de las actrices en escena. Es interesante el papel de María Merlino, la hija, que cumple con un doble rol: es narradora y personaje al mismo tiempo. Esta duplicación apela a la confusión y desencuentro que sostiene con su propia identidad. La hija es narradora en la manera que expone las conductas, acciones y movimientos de los personajes, lo hace de frente mirando al espectador generando un contacto único. De esta forma se conserva la calidad narrativa del cuento y deja en claro que la hija es la dueña de las palabras, mientras que la madre es la que acciona y controla toda la situación.
Mirta Busnelli nos ofrece una madre autoritaria, llena de fragilidades y contradicciones, generando humor con pequeños gestos o acciones que caracterizan su rebeldía. La presencia de la dueña de la casa, Vanesa Maja, lleva la tensión a su punto máximo: con el ruido de sus tacones, su vestimenta refinada y sus palabras acotadas y punzantes logra generar una cierta incomodidad que moviliza la escena. Ambas protagonistas siguen la trama sin atender el discurso poético de la hija que anticipa sus movimientos. Es como si se encontraran en un plano completamente distinto, en el plano de la acción teatral. Obersztern también decide involucrar otro plano: el audiovisual. En el centro del espacio se encuentra una pantalla que nos habla con sus imágenes en blanco y negro mostrando en primer y primerísimo plano a las protagonistas, más que nada la madre, y sus acciones. El dispositivo audiovisual es otra ventana que interactúa con los cuerpos en escena, se mimetizan con el discurso que describe la hija y nos ayuda a espiar ese mundo interior/exterior que sólo escuchamos con palabras.
“Ese bow – window no es americano” es una obra sensible que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la memoria, la identidad y la relación entre madre e hija. Pone a disposición un espacio escénico en donde presenta distintas zonas de conflictos: el interior de la casa, el auto y el barro. A través de sus personajes, nos plantea preguntas sobre cómo nos vinculamos con el pasado para sanar nuestras heridas e interrogantes que quedaron detrás de ese “portazo” confuso a la hora de relacionarnos con el otro.
Nessun dorma, nessun dorma All’alba vincerò Vincerò! Así dice el Aria más famoso de la última ópera de Giacomo Puccini; quizá la interpretación más recordada es la del legendario Luciano Pavarotti. Durante este momento, el Teatro Colòn aplaudió hasta más no poder debido a la emoción que inundó la sala.
Turandot es la ópera más exótica de comienzos de siglo XX y quizá, el fin de la ópera clásica para dar el paso a la vanguardia. Inconclusa por la muerte de Puccini, fue completada por Franco Alfano y estrenada el 25 de abril de 1926 en La Scala de Milán.
El Teatro Colón tuvo el honor de presentar Turandot desde el 17 de mayo hasta el 29. Hace años que el palacio porteño no reestrenaba este clásico universal. Conocida por su ambiciosa y exuberante puesta en escena, la historia de la princesa Turandot, renuente a casarse con el príncipe de Persia; es una línea clásica romántica con tintes tragicómicos, aunque está ambientada en Pekín, es un resultado ecléctico interesante.
Turandot está compuesto por tres actos y tres cambios de escena, cada uno representa los exteriores de un palacio de la China imperial. La exactitud en los detalles, el trabajo de carpintería y pintura (siendo el dorado el color que más resalta) es soberbio. Los budas guerreros que se ven lateral en el escenario y la influencia del feng shui, nos traslada al mismo tigre asiático. La idea original, concepción escénica y escenografía es gracias al maestro Roberto Oswald.
La dirección musical se conforma por los maestros Carlos Vieu y Beatrice Venezi, siendo esta última, una de las pocas mujeres que ha tenido la oportunidad de dirigir una ópera en el Teatro Colón.
Las sopranos Veronika Dzhioeva, Mónica Ferracani y Anastasia Boldyreva son las responsables de interpretar a Turandot, siendo el segundo acto el que más destaca debido a la técnica de sobreagudos. Las tres cantantes deslumbran durante las funciones.
Los tenores argentinos Marcelo Puente y Jorge Puerta logran encarnar al príncipe de Persia de una manera remarcable, siendo la prueba final el Nessun dorma, aria que logra conmocionar y llorar a los espectadores.
El vestuario va a la par de la escenografía. Es estrambótico y deslumbrante. Brilla en todas las apariciones de cada personaje de reparto y coristas. El dorado, rojo y verde son los colores más destacados en los vestidos hechos a mano y con un diseño elegante, dejando lo mejor para el personaje de Turandot. Anibal Lapiz es el maestro encargado de vestir y reponer la escena, ambas hacen simbiosis ante lo exótico de la obra en sí, pero también ante la increíble opulencia que nos ofrece el Teatro Colón.
Nuestro dúo de policías favorito, por lo menos de los que siguen haciendo películas, volvió y esta vez están fuera de la ley. Lo que hace a esta cuarta entrega muy distinta a las otras donde en algún momento de la trama también actuaban fuera de la ley. ¿Valdrá la pena verla? Lo vemos debajo.
La historia: Mike y Marcus, interpretados por Will Smith y Martin Lawrence respectivamente, son un dúo de policías muy apurados por llegar a una importante misión, el casamiento de Mike. En la misma fiesta, su compañero Marcus tiene una ataque cardiaco y cuando sale del coma (porque parece que le tocó dos por uno) tiene una epifanía, algo malo se avecina. Como no podía ser de otra manera, esta profecía se cumple y su difunto jefe es acusado de hacer negocios turbios con los carteles de droga. Como no podía ser de otra manera Mike hará todo lo que esté en su poder para limpiar su nombre, lo que incluye hablar con su hijo Armando, que el mismo puso en la cárcel en el film anterior. Efectivamente el ex narcotraficante tiene información valiosa que puede llevar luz a todo el asunto, claro que cada vez que intentan avanzar con la investigación sus vidas están en riesgo, como si alguien conociera de antemano cada paso que dan. ¿Podrá este dúo descubrir quién está detrás de esta misteriosa operación? Sabemos que sí, la duda es si esta peli funcionará lo suficientemente bien para justificar una nueva entrega a futuro. Pero eso solo lo dirá la taquilla.
¿Qué me gustó? La dupla que hacen Will Smith y Martin Laurence está intacta, pese a que pasaron los años la magia sigue allí. Está entrega también tiene un poquito más humor y divertidos cameos que las anteriores. Se puede destacar especialmente la actuación de Martin Laurence que en esta peli esta impecable, sirviendo de cómic relif como siempre, pero teniendo un interesante arco que lo saca un poco de su zona de confort habitual.
¿Qué no me gusto? Usan y abusan demasiado de las cámaras en drones y la subjetiva. Se entiende que está franquicia se destaca por sus innovadoras visuales, otrora a cargo de Michael Bay y ahora de la dupla de Adil El Arbi y Billall Fallah, pero en la gran pantalla puede marear un poco y ni me imagino en el Imax.
¿Aporta algo nuevo al género? Es una clásica comedia de parejas de policías, no aporta muchas más novedades que cuando comenzó esta franquicia pero lo siguen haciendo muy bien y fortalecen este género que parece querer volver de a poco a la gloria que tenía unas décadas atrás
¿A quién recomiendo ir a ver esta peli? Por supuesto a los amantes de esta saga, no van a salir decepcionados. También a los que quieren acercarse a esta peli, sin haber visto los anteriores, van a poder verla sin mayores inconvenientes pero claro que se van a perder algunos chistes y referencias de ciertos personajes.
Disponible el 6 de junio en cines Calificación: 7.5/10 Duración: 115 minutos
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Tuvimos el gusto de estar en la última función de “Ventanas” escrita y dirigida por Lucas Ranzani, en Teatro Paraje Artesón. Actúan Vittorio Falco, Malena López, Ignacio Pozzi y Julia Rosell Fiesch. Es la historia de dos parejas de mediana edad que viven una en frente de la otra y pueden observarse a través de ventanas, por un lado están Analia(Malena López) y Tomás( Vittorio Falco), Analía es una actriz que asiste a castings en busca de empleo, pasa muchas horas tediosas, fuma en el balcón y su situación la tiene frustrada y malhumorada, Tomás tiene un trabajo formal y la pareja no se lleva del todo bien; por otro lado ellos son observados por Julieta y Fede que no sabemos mucho sobre sus vidas, sí que tratan de descifrar e imaginar, con cierto voyeurismo, lo que pasa del otro lado.
En el desarrollo de la obra los personajes y los actores logran traspasar y contactar y vivenciar con sus vecinos, en situaciones por momentos irreales pero que materializan la fantasía. Sus escenas son en gran parte histriónicas y de mucha histeria, algunas bien logradas pero de una trama un poco agotadora. La temática del orden del voyeurismo, de las parejas, de la fantasía, del tedio, del deseo si bien son interesantes y necesarias no son del todo trascendentes, queda en lo lúdico y tal vez falte contenido.
En lo musical la jóven Olivia Alonso musicalizó en vivo con teclado eléctrico y piano acústico vertical, siendo grato escuchar música en vivo. Con gestos musicales de acordes y melodías y escalas se acompañaron las escenas, pudimos escuchar también piezas clásicas como un fragmento del primer movimiento de la sonata para piano nro.15 K.545 en Do de Mozart y también hizo uso de ambos pianos a la vez en otros pequeños momentos. Es difícil sostener una obra teatral completa sólo o mayormente con piano, haría bien completar y complementar más con otros planos sonoros como efectos, algún instrumento pequeño ó técnica no tan convencional, igual estuvo bien y funcionó bien!
¡Las actuaciones fueron buenas! Dentro del elenco vimos la actuación singular de Julia Rosell Fiesch por ser de Barcelona viviendo en Argentina y regalarnos parte de su cultura y de su país. Luego Malena López, Vittorio Falco y Ignacio Pozzi también pusieron mucho de sí. La puesta y la producción fue sencilla, de todas maneras se produjo cierta magia y buen momento para todos. ¡Felicitaciones y que se logre el reestreno!