Reseña: Pequeñas cosas que se quiebran

Ritmo que quiebra

Todos los jueves a las 20:30 en El Extranjero sucede “Pequeñas cosas que se quiebran”, obra ganadora del concurso de dramaturgia del FNA 2022, con una puesta inteligente que llega a los huesos y los hace retumbar al ritmo de la batería. 

Tres mujeres en viaje por la ruta. Cada una con su historia, cada una con sus motivos para estar en ese mismo lugar, esa misma noche, atravesando la misma ruta, llegando a la misma estación de servicio. Las tres confluyen en un todo atravesado por la violencia, la muerte, el dolor y el (des)encuentro.

La dramaturgia ingeniosa de Juan Cruz Bergondi (también director) logra entrecruzar tres relatos aparentemente desconectados. A través de un juego de anticipaciones, repeticiones e indicios que se retoman en las otras historias, se desemboca en un mismo tiempo y lugar en donde todos los personajes se encuentran.  Los relatos de las tres mujeres son como ecos de uno mismo atravesado por la violencia, el accidente, el (des)amor. Una batería marca el ritmo de la inminente tragedia que ya se huele desde el comienzo. El espectador entra en la sala mientras cuatro cuerpos bailan y beben en un antro, la oscuridad lo tiñe todo e instala desde el principio un clima opaco y tenso. 

A destacar la inclusión de música y efectos sonoros producidos en vivo. Una batería se encuentra en el medio del escenario como un corazón que late al ritmo de las historias que tarde o temprano se encontrarán para desatar el horror. Mario Di Santo es quien maneja todos los instrumentos: percusión, guitarra y bajo. Él es también una suerte de narrador que interviene entre los relatos de cada una de las mujeres, es quien hila esta gran historia y le  pone una pausa a tanta tensión. 

Mariana Romagnano, Rocío Magalí Rivera, Matías Bertiche y Marina Jové son quienes encarnan y dan voz a estas historias desgarradas. Los cuatro quiebran esa pared de ficción, se dirigen directamente al público y enuncian para afuera eso que los ahoga. Entre la tensión se cuelan sutiles pasajes de humor que le dan dinamismo y un respiro a tanta oscuridad. Interesante la permeabilidad y disposición corporal y vocal que presentan los cuatro para entrar y salir de sus personajes y construir las imágenes que evocan en un escenario casi despojado de elementos. 

La escenografía (Martina Nosetto) es austera, se limita a anclar ciertos espacios de referencia: un auto con dos sillones, un boliche con dos mesas y algunos vasos, una estación de servicio. Esta diferencia entre las historias se construye también gracias al gran diseño de luces (Fernando Chacoma) que crea  intimidad, fiesta, oscuridad, exterior, lluvia. Dos líneas blancas de ruta atraviesan el escenario conectando todos estos espacios y generando una línea de horror que desemboca en el encuentro de las historias. El piso se llena de números de kilómetros a medida que los autos en viaje de cada una de ellas se acercan. El vestuario va dando cuenta del paso del tiempo: la fiesta, el sexo, el cansancio, la violencia dejan (y dejaron) huella sobre esos cuerpos y ropas. 

“La realidad, de noche, pierde contorno”, suena la voz del baterista- narrador que da pie a una de las historias.  El límite entre lo individual y lo colectivo se quiebra, se construye una red donde todos están conectados. En esta noche que se instala, los límites entre la percepción y la realidad se vuelven difusos. Un ambiente nebuloso donde todo puede pasar. El público se mantiene en silencio, cada momento puede ser determinante, cada dato importa para lo que se contará. El pasado toca la puerta y se choca con las otras historias. El tiempo se rompe. Lo que se quiebra es pequeño, tan pequeño como la vida. La última intervención dice  “Algo de todo el amor y el dolor y la felicidad y el sufrimiento será alimento del futuro”, el futuro es la luz que emerge entre tanta noche sin contorno y gritos quebrados y llantos y dolor. 

“Pequeñas cosas que se quiebran”- Teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3378)– Jueves: 20:30 hs – Hasta el 30/03/2023

Escribió: Micaela Steinbach

Reseña: Los amados “Ardientes Gardel y Le Pera”

Desde el 21 de enero hasta el 24 de febrero, la compañía argentina Los Amados presenta “Ardientes Gardel y Le Pera” en el Auditorio Belgrano, mientras prepara su gira nacional. Un espectáculo donde teatro y baile se fusionan con el repertorio arrabalero en clave de son, conga y ritmos latinoamericanos.





La compañía con más de 30 años de trayectoria realiza por primera vez un espectáculo con repertorio íntegramente argentino, basado en la reversión de las canciones más reconocidas del dúo arrabalero Gardel y Le Pera.

Las letras de “Volver”, “Melodía de arrabal”, “Cuesta abajo”, “Rubias de New York”, “El día que me quieras”, entre tantas otras, suenan y resuenan en clave de cumbia, bolero, merengue, son, chachachá, conga. Así es como Los Amados celebran y abordan la historia del mítico dúo musical.

Al igual que en sus otros shows- homenaje a Ernesto Lecuona y a Agustín Lara, la compañía no sólo interpreta musicalmente sino que también expone en el escenario parte de la vida de los artistas. Cada canción está puesta en contexto. Teatro, danza y música se fusionan y generan un recorrido humorístico, atrapante y dinámico. Alejandro Viola (voz principal) y la banda de excelentes músicos, muestran y despliegan un carisma y un manejo escénico que hace de “Ardientes Gardel y Le Pera” no sólo un recital, sino un espectáculo completo que atrapa, emociona, ríe y baila.

Trajes y decorados no quedan por detrás de la reversión tropical. En la escenografía y el vestuario (Diego Prenollio) se mezclan la técnica porteña del fileteado con la estética kitsch, colorida y sobredimensionada que caracteriza todos los shows de la compañía. Trajes de tango con los colores albicelestes, el tipificado traje de gaucho intervenido, vestidos y coronas grandilocuentes, colores chillones, brillos. Los juegos de luces (Gonzalo Berdes) acompañan todo este universo estético e instalan los climas que la historia del dúo y la sonoridad de las reversiones reclaman.

“Ardientes Gardel y Le Pera” es una fiesta donde la poesía tanguera dialoga con ritmos que hacen levantar de la butaca al público, que se ha reído y emocionado a lo largo de casi dos horas. Es una fiesta donde la sala canta a coro y acompaña a la banda. Una fiesta donde el tango, Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, se hacen presentes, vivos.

Ficha técnica:
Alejandro Viola: Voz
Carolina Alberdi: Piano – Acordeón
Fernando Costa: Percusión
Wilson Ortíz: Guitarra – Bajo
Matías Bahillo: Guitarra – Trompeta
Alejandro Bordas: Guitarra
Esteban Freydier: Saxo
Paulina Torres: Voz

Funciones: Sábado 21 y viernes 27 de enero 21 horas. Sábado 4, 11 y 18 y viernes 24 de febrero 21 horas en Teatro Auditorio Belgrano (Virrey Loreto 2348 – esquina Av. Cabildo, CABA).

Escribió: Micaela Steinbach

Reseña: La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus

La palabra que contagia


“La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus” comienza su segunda temporada en el Camarín de las Musas, a partir del viernes 3 de febrero.



Un hombre vive con su loro en una casa aislada del resto del mundo. Allí se dedica a terminar la tesis para graduarse como “Filólogo u Hombre de Letras”. Hace ya 24 años que escribe e investiga en torno a la afirmación de William Burroughs: “el lenguaje es un virus”. Entre esas cuatro paredes el hombre evoca recuerdos, reflexiona, habla con su loro, transita, quizás, el momento más esperado de su vida.
Cuatro manos son las que escribieron esta obra, Gabriel Wolf y Diego Carreño. Ambos autores ya habían trabajado en otros espectáculos juntos, como “Digital Mambo” u “Hombres Delay”. En el caso de “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”, el proceso de escritura se basó en los posteos de Facebook de Gabriel Wolf en los que con humor e ironía abordaba los usos cotidianos del lenguaje. Estas publicaciones entraron en contacto con la escritura de Carreño y así ambos autores dieron lugar a este texto que se ríe de la palabra a través de la palabra. Desde la reflexión seria se llega al humor descarnado al exponer los vicios y usos de la lengua en el habla cotidiana y la tradición. Se analizan canciones populares, frases, moralejas, figuras retóricas. Resuenan Les Luthiers y Leo Masliah. Es interesante el hilo conductor que encontraron Wolf y Carreño para amalgamar los posteos del primero y alcanzar la unidad y consistencia que tiene la obra.


Carreño es quien interpreta a este hombre solitario acompañado sólo y solamente por sus recuerdos, sus anécdotas y su loro, amigo, confidente y consultor. El manejo del tiempo y del histrionismo, las pausas, los gags, las mutaciones de la voz, la expresión facial, la actuación de Carreño da cuerpo y potencia al texto que ya de por sí es puro juego.
La escenografía (Marcos Aquistapace) busca que el centro de atención sea la palabra. En la recreación minimalista de la casa, los pocos objetos remiten todos a la escritura de la tesis y al trabajo sobre el lenguaje: papeles colgados en la pared, libros. Llama la atención la ausencia de elementos tecnológicos actuales, sólo se usan una máquina de escribir, un tocadiscos y un contestador automático. Los momentos de reflexión, de explicación y de raconto de anécdotas cambian la espacialidad y el clima de estudio y encierro; por momentos, el cuarto parece transformarse en un aula desde donde el “casi Filólogo u Hombre de Letras” expone sus afirmaciones. Con todo esto, la escenografía logra generar que lo familiar y conocido sea a la vez extraño y distante, un tiempo cercano y lejano, una espacialidad enrarecida. En este mismo sentido, es para resaltar el diseño lumínico, a cargo de Leandra Rodríguez Adea.


Pasajes ingeniosos, cacofonías, asociaciones, palabras mal dichas. La risa del público se adueña de la sala desde el primer minuto. El humor nace entre las grietas de un discurso que aparenta ser serio, pero que esconde la puesta en ridículo de sí mismo. Durante una hora el centro de atención es la reflexión sobre la palabra, sin por eso descuidar al resto de los elementos escénicos. “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus” es una obra sensible, dinámica y atrapante que trabaja el lenguaje y lo hace chocar. La palabra contagia, como un virus, la risa, la reflexión y la emoción.


“La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”- Viernes 22:30hs/ El camarín de las musas (Mario Bravo 960)
Escribió: Micaela Steinbach

Crítica: Tres, de Pablo Bellocchio

Triángulos de filosas aristas.

Una relación precede a otra. Es muy probable que nuestra pareja actual esté relacionada con alguno de nuestros ex.
La teoría de los seis grados de separación indica eso, que todos estamos conectados en seis niveles de contactos, pero cuando de esos seis grados se achican y se forman triángulos con aristas que lastiman, en una cena y con secretos a develar, el amor y las sonrisas son cortinas que esconden manipulaciones y mentiras.



«Una noche y una cena como cualquier otra Mario y Belén deciden sorprender (o emboscar) al hermano de ella, Danilo, con una cena de parejas intempestiva. Con la llegada de Paula se va a instalar mucho más que un momento incómodo». Esto es parte de la premisa que nos ofrece el libreto de Pablo Bellocchio.

Maru Blanco, Gastón Cocchiarale, Lara y Pedro Risi forman parte del elenco de esta comedia dramática cargada de enrredos. Este cuarteto de actores sabe manejar la incomodidad y los diferentes estados emocionales que plantea el libreto de Bellocchio, pues acá se pasa de un género a otro en un segundo y es remarcable que los artistas sepan manejar la línea.

Pablo Calmet recrea una escenografía simple pero con detalles pronunciados, un departamento de clase media que se divide en dos para un momento clave donde se establece un flashback. Antonela Scattolini Rossi sabe cómo dirigirse en la obra para dar saltos de tiempo en una cena que parece ser eterna por el grado de tensión que se maneja. Los sube y baja emocionales y los giros de trama están bien representados.

Tres puede ser una comedia romántica pero en el fondo eso es más que un pretexto, pone en mesa temas serios como la autoestima, el control, la inseguridad, el machismo y la manipulación. Tres está disponible los martes a las 20:30 en el Teatro Picadero.

Escribió Sebastián Arismendi para La Butaca Web.

Reseña: “Fuck me” de Marina Otero



Por Sofía Luna Roberts

El cuerpo es el presente, lo esencial, lo finito; el cuerpo contiene en sí una memoria que muta a la par de su evolución. Observar esa transformación y reproducir diferentes versiones es lo que Marina Otero nos presenta en su obra teatral “Fuck me”. Siendo la tercera entrega del proyecto “Recordar para vivir”, en el que Marina se propone “construir una obra en permanente cambio como la vida” y que estuvo precedida por “Andrea” y “Recordar 30 años para vivir 65 minutos”. La obra se va a presentar los días jueves y viernes a las 21 hs en el Centro Cultural 25 de Mayo en Triunvirato 4444.



Marina Otero, directora y protagonista, se pone como objeto de investigación; su cuerpo es el centro de conocimiento a explotar. Las marcas que guarda hacen catarsis a partir de la potencia corporal de cinco intérpretes masculinos llevados a su máximo en escena. Ella se encuentra a un costado del escenario, sentada, con micrófono en mano y comienza a relatar su historia de vida. Los intérpretes se encuentran sometidos a la palabra de ella, ya que su inmovilidad no le permite estar en el centro del escenario.

Al principio podríamos deducir que la pieza teatral se trata de un biodrama, de una autobiografía escénica. En donde Marina intenta encontrar, en la vida real, formas teatrales y llevarlos a escena mediante la reflexión sobre la crisis de la realidad y los regímenes representativos que se ponen en juego a la hora de ficcionalizarla. Nos propone transitar su dolor sin dogmatismos ni síntesis estructurales. Sin embargo, mientras transcurre la obra, nos damos cuenta que la directora logra un cierto equilibrio entre la verdad y la falsedad. Se corre del lugar común del género biodrama para sumergirlo en la exageración de la verdad que se fusiona con tintes de la mentira. Pone en juego la autenticidad del relato mientras señala que la danza no es sólo movimiento, sino también un concepto.

En la estructura de la pieza se genera un lugar en donde convergen la danza, documentos, videos, textos y los testimonios incondicionales de los intérpretes y de Marina. El espacio es fragmentario, ya que hay una superposición de acciones que se desarrollan al mismo tiempo brindándole al espectador diferentes versiones y representaciones de la historia que se escucha. “Fuck me” juega y transita los bordes entre el documental y la ficción, la danza y la performance, el accidente y la representación. Posee un carácter performático muy marcado ya que trata de desmontar, de alterar el estatuto de representación moderna (comprendida como imagen – encuadre) por medio de la presentación del cuerpo vivo y la insistencia de su carácter de acontecimiento.

La obra indaga el paso del tiempo y cómo el cuerpo empieza a tener fallas. Tiene que ver con el profundo dolor de un cambio inesperado en la vida de Marina, que la obliga a plantear una suerte de despedida de cierta manera de vivir la danza. El movimiento se traslada al no – movimiento, logra bailar desde otra versión de ella misma debido a su evolución y cambio corporal. Es vista como un archivo lleno de recuerdos y documentos que sirven para reubicarse en la vivencia del aquí y ahora y aceptar lo que pasa. Nos despliega un universo muy contundente de mucha potencia, en donde podemos observar y escuchar respirar ese cuerpo vivo al decirnos “VIVAMOS EL PRESENTE”.

Critica: Pieró

El valor de decir Te Amo

Hay dos palabras que cuesta decir, se necesita valor, coraje y sobre todo, decirlo de corazón y sin titubeos. Te amo, es fácil escribirlo, pero ¿Cuándo fue la última vez que lo dijimos? Podemos perder el tren y esa oportunidad.



Pieró es un panadero de una aldea en Italia, con devoción prepara sus panes de noche para así venderlos a la mañana, su vecina es una soltera lavandera que de día lava kilos de ropa. Ambos están enamorados pero desincronizados, ella es el día y él la noche, ella el sol y él la luna. ¿Tendrá el valor Pieró?

Pieró es un musical suizo del aclamado compositor holandés Guss Ponsioen, basada en la novela del filósofo y escritor francés Michel Tournier, traducida al español por Jorge Arbert, con letras de Jorge Arbert y Hernán Matorra, con dirección musical de Hernán Matorra, en versión y dirección de Gastón Marioni. Por primera vez se realiza en español y Argentina tiene el honor de realizar esta adaptación con el apoyo de la embajada del país helvético.

Jorge Arbert, Frida Leon Beraud, Gaby Genovese, Luciano Mansur, Hernán Matorra y Julia Nardozza encabezan el elenco de este tierno musical. Los actores ejercen diversas facetas artísticas desde el canto, el piano y el uso de títeres.

Martina Urruty es la encargada de la escenografía de esta obra. La artista compone un escenario general y dentro del mismo, recrea el pueblo toscano y las dos casitas, la de Piero y su enamorada, estas son movibles y pueden girar en 360 °. Una pantalla de fondo irá mostrando una hermosa ilustración para expandir el universo de Pieró.

Además de actuar, Hernán Matorra toca la música en vivo junto a Gaby Genovese. Este dúo posee una química estupenda, se comprometen al artista completo y el resultado es encantador. Pieró trae el teatro circense europeo a Buenos Aires, un estilo que casi no se realiza y que nos remonta a un siglo atrás. Un espectáculo que no se reduce al público infantil, va más allá y enternece a toda la familia.

Disponible los miércoles a las 21 horas en el Teatro El Picadero. Escribió Sebastián Arismendi para La Butaca Web.

Crítica: Costa Presidenta

Costa presidenta en la nueva obra teatral que protagoniza la famosa comediante y panelista junto al trío cómico «Los Macocos» y que nos mete a la artista que encabeza como la primera presidenta trans de la nación, pero que todo esto es más una excusa para poder parodiar la política, la sociedad y con el objetivo de mejorar el país con algo fundamental: La risa.

Costa ya cuenta con experiencia en teatro, donde su fuerte es la comedia y el monólogo con el que acerca al público para hacerlos reír. Su forma de hacer monólogo, no se hace sin la presencia de un componente teatral, sea una historia, un lugar o un hilo conductor. En este caso vamos un poco más allá, en un principio, el trío Macocos interpretan a un grupo de millonarios que quieren instalar al próximo presidente del país y buscan una alternativa para que les pueda servir como títere y hacer que vele por sus intereses. Es así como sale la idea, de que se podría tener una presidenta del colectivo lgtbiq+ y en el mejor de los casos, una presidenta trans.

Costa, ya una presidenta electa, se ubica en un despacho en la casa rosada y comienza a hablar con el público en un modo de parodia y también de anécdota, sobre porque tuvo esa necesidad de estar ahí y que fue lo que la llevó a ser lo que es ahora. Las risas nunca faltan pero también nos encontramos con una pizca de experiencia personal aplicado en el monólogo. La producción cambia totalmente cuando la aparición de «Dios» en un número musical muy ocurrente, le encomienda la tarea a Costa de arreglar el país a través de la alegría, en este caso más bien la risa.

Es así como el espectáculo es un conjunto de humor desde el monólogo de nuestra protagonista, que para unos minutos el ritmo de esta historia implementada para simplemente hacer reír a la gente y mostrarse a ella como artista y como persona. Pero es cierto que uno de los elementos más ricos del espectáculo, es el montaje de esta producción, de las hilarantes situaciones que se presentan desde esta condecoración presidencial y que nos ofrece una obra sumamente divertida. Obviamente sin Los Macocos no hubiera sucedido, ellos le dan el toque de humor hilarante que el espectáculo necesitaba.

También a destacar la dirección de Roberto Peloni y el desarrollo creativo de Nicolas Sorrivas , quienes se animaron a ir más con este show de humor, haciéndolo un espectáculo que bebe mucho del teatro musical, un género del que ya tienen experiencia y se pudo combinar muy bien los cambios de escenografía en cada una de las situaciones que se atraviesan en la obra.

Costa presidenta es una obra y un show muy divertido que nos ofrece un buen raro de humor hilarante, junto al carisma de nuestra protagonista y que en conjunto los talentosos macocos, nos hacen reír desde que nos sentamos en la butaca. Las funciones se llevan a cabo de jueves a domingos en el Teatro premier y se pueden adquirir las entradas en boletería o a través de plateanet.

Crítica: Yo soy mi propia mujer

El pasado 6 de enero tuvimos la oportunidad de ver el reestreno de la obra «Yo soy mi propia mujer» protagonizada por Julio Chavez y que retrata la historia de la escritora y coleccionista alemana Charlotte von Mahlsdorf.

La obra está basada en la vida de Charlotte Von Mahlsdorf, nacida en Berlín del este, un personaje que desde muy pequeña se sentía atraída por la ropa de niña y se autopercibía como tal. Luego de un violento suceso familiar terminó condenada en la prisión de jóvenes. Al ser liberada, fue conocida por coleccionar y vender relojes, fonógrafos y muebles antiguos de la época de Wilhelm II. Von Mahlsdorf se mostraba abiertamente travestida, pero pudo sobrevivir del régimen nazi y posteriormente al comunismo.
Von Mahlsdorf, creó un museo en Berlín, que aún hoy sigue abierto, donde salvaguardó los objetos de arte y el mobiliario que rescató de los embates de la segunda guerra mundial. Por este aporte al patrimonio cultural germano fue distinguida con la Orden Alemana del mérito luego de la caída del muro. Sus años finales fueron muy controvertidos debido a las acusaciones de complicidad con los Stasi (policía secreta alemana) a la cual se cree fue obligada a colaborar.

Julio chavez en esta ocasión realiza dos interpretaciones, la primera, la de un autor que se interesa por la vida de Charlotte, que la define como una travesti que sobrevivió a la guerra y el comunismo, y que a su vez se convirtió en un personaje interesante por su contribución cultural por su pasión por el coleccionismo y el compartirlo con la sociedad. La segunda interpretación es la de la misma Charlotte, donde cambia un poco la tonalidad, con un acento de una persona alemana hablando en español, donde cambia la gesticulación y los modos, haciendo un cambio de personaje sin modificar la vestimenta pero si la presencia. Este autor se interesa por la vida de Charlotte, sobre su pasado y como logró seguir adelante estando en la boca del lobo. En pleno nazismo y luego quedarse en la Berlín comunista del este, pero sin abandonar el hecho ser una mujer, cuando desde el punto de legal y a la vista de la sociedad, lo tomaban como un hombre. La realidad es que el relato del autor, va en un principio por la admiración de este personaje, llegando también a un punto de desilusión por hechos que trascendieron en su vida, como los rumores de que ella sobrevivió por actuar como informante del gobierno antes de la caída del muro de Berlín, y que dicha supervivencia fue a raíz de perjudicar a otros. De todos modos en ningún momento se olvida de la riqueza del personaje y la necesidad de contar la historia completa y tal como es.

Además de su guión, indudablemente lo que llega a destacar es la actuación de Julio Chavez, quien lleva años realizando la obra y podemos asegurar que lo puede seguir haciendo durante mucho tiempo. El nos da una clase de actuación interpretando a Charlotte, que con sus gestos, conocimientos y presencia , nos hacemos una idea de aquella mujer trans quien vivió hace muchos años, y que podemos atravesar el contexto social en el que tuvo que nacer y como eso la hace un personaje más que interesante para estos tiempos.

Lo que puedo decir para cerrar, es que vayan y se acerquen a esta clase de actuación de Julio Chavez, que además de eso, nos trae una historia interesante y muy conmovedora. Yo soy mi propia mujer se puede ver de viernes a domingos en el Teatro Metropolitan Sura.

Argentina La Revista ya tiene su foto de marquesina



Se realizó la producción de fotos de marquesina de “Argentina La Revista”, una fusión entre la tradicional revista y el folklore, la reivindicación de la cultura Argentina donde se verá representado cada rincón del país



El espectáculo debuta el 26 de diciembre en el teatro Corrientes de la ciudad de Mar del Plata y contará con la presencia de Nito Artaza, Luisa Albinoni, Lorena Liggi, Rodrigo Vagoneta, Paquito Wanchankein, Carlos García, Rodrigo Esmella, Julieta Biesa, Daiana Cruz, (La Gaucha), Jimena Vecchio y un gran ballet folklórico

Un show revisteril para toda la familia, con más de 25 artistas en escena. Producción general Alzúa Producciones y Arteando, dirección de Leandro Angelo y Lorena Liggi, vestuario de Ale Gallego, música de Daniel Vila y coreografía de Ariel Pastocchi.

“Argentina La Revista”, teatro Corrientes, Corrientes 1760. Debut 26 de diciembre.

Reseña: Así así, acá acá

La compañía Labrusca, que este año ya debutó con su obra “Toma Tres”, regresa al escenario con “Así así, acá acá”, todos los viernes a las 22:30hs en el teatro El Extranjero.







“Así así, acá acá” sucede en un único espacio: el baño pintarrajeado de un colegio secundario. Entre esas paredes están ellos y ellas. Cuatro adolescentes que viven las situaciones que “todo adoelscente debe vivir”. Cuatro adolescentes que se enmascaran, que temen, que sienten vergüenza, que enfrentan su ser con el “deber ser”. El encuentro con un otro está cargado de simulaciones, pero es también, paradójicamente, la posibilidad de quitarse la máscara y crear una nueva forma de estar.

Nos enfrentamos a un texto que plantea las contradicciones del ser adolescente a través de la exposición de las convenciones y la exploración de la palabra. ¿Cómo hablan? “Corte”, “tipo”, “onda”, “ubicás”, “captás”, “así”, “acá”, imprecisiones, términos “jóvenes”. Abordar el lenguaje para repensarnos, para buscar la expresión propia y lo genuino. Una dramaturgia (Valentino Grizzuti) cargada de juegos de palabras y cacofonías. Un texto filoso que requiere de espectadores activos.

Juan Cottet, Miranda Di Lorenzo, Patricio Felix Penna y Violeta Postolski son quienes encarnan a estos cuatro adolescentes. Para destacar el manejo del tiempo y las pausas en medio de una obra de réplicas extensas y verborrágicas. Los silencios pesan, dicen eso que “no está bien decir”. Personajes incómodos con el mandato, que van y vienen entre las máscaras que a cada uno le toca tener y sus propias verdades. El público ríe frente a la exposición de las situaciones absurdas, y reales, que estos cuatro adolescentes transitan en este baño.

La escenografía es austera: dos planos perpendiculares entre sí que representan el piso y la pared escrita y dibujada del baño de un colegio. Allí sucede todo. Una voz en off da indicaciones, ¿un director?, ¿el mandato social? Ese piso delimita el adentro ficcional del afuera. Y sin embargo, esta división se vuelve opaca y confusa: ellos cuatro son actores que actúan personajes que actúan en la vida para encajar. El vestuario similar y el parecido físico al interior de cada dúo –el de ellos, por un lado, y el de ellas, por el otro– responde a la idea del ser repetido como figurita de un álbum, ¿dónde queda el yo cuando se busca pertenecer?

Momento complejo, lleno de cambios, de incomodidades, de dudas, de certezas. Aceptación, rechazo, amor, odio. La pregunta por la identidad propia y ajena. La complejidad de estar en ese limbo entre la niñez y la adultez joven. El ser que choca contra la imposición de un afuera que determina, regula y define. “Así así, acá acá” es un hecho artístico que contempla las múltiples y variadas caras de este momento de la vida.



Ficha técnica:
Dramaturgia: Valentino Grizutti
Actúan: Juan Cottet, Miranda DI Lorenzo, Patricio Felix Penna, Violeta Postolski
Voz en Off: Mariano Sayavedra
Diseño de vestuario: Marisol Castañeda
Diseño de escenografía: Santiago Badillo
Diseño de luces: Ricardo Sica
Realización de escenografía: Tomás González
Asistencia de dirección: Sofía Siniscalco
Dirección: Valentino Grizutti

“Así así, acá acá”- 22:30hs, Teatro El Extranjero (Valentín Gómez 3378).

Escribió: Micaela Steinbach