Reseña: El adulador

Por Agustín Arosa 

Algunas de las joyas clásicas de la comedia son sin duda de Goldoni, y ponerlas en escena es ya un hecho motivador que podría convocarlx al Teatro Regio. En esta ocasión, sin embargo, no veremos a los conocidos Truffaldino o Mirandolina, sino una pieza poco frecuente: “El Adulador”. En la misma, un señor secretario utilizará sus argucias para conquistar lo que se propone influenciando al governatore.

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Bellamente ornamentada, la puesta en escena ofrece una interesante propuesta sinóptica con llamativos recursos visuales y sonoros. Ciertamente, verla es reconfortante y sugerente. La obra ejerce atracción.

Infaltable mencionar el código que Gago y Arengo comparten en el desarrollo de la pieza, exhibiendo con naturalidad el cuerpo de la comedia; su performance es innegablemente resultado de una experticia actoral que conoce los avatares del género.

Ver “El Adulador” en el Teatro Regio es una buena oportunidad para reencontrarse o conocer algo de las piezas de tan ingenioso autor.

 

Estreno para público: viernes 28 de junio a las 20:30 hs.
Las funciones se ofrecerán de jueves a sábados a las 20.30 hs. y los domingos a las 20 hs.   
Duración (aprox.): 75 minutos.
 
Platea $ 250 Pullman $ 180 Jueves $ 125
 

Un comentario en “Reseña: El adulador

  1. Creo que más allá de la opinión de la obra( la cual no es mala pero esperaba mucho más) quiero dejar de manifiesto el desagrado que me causó el saludo final de los actores con el pañuelo verde del aborto legal. Más allá de ser en lo personal anti abortista, considero que quienes vamos al teatro a ver una obra o a disfrutar del arte en cualquiera de sus formas no tenemos porqué asistir a un reclamo personal o grupal de los actores que nada tiene que ver con el espectáculo ni con los espectadores. Todos tenemos derecho de pensar en formas diversas pero es avasallante que si vas a ver una obra de teatro para disfrutar de este noble arte te obliguen a ver y a compartir opiniones personales de un grupo de actores. Me hubiese disgustado de la misma forma si hubiese sido con un pañuelo celeste o Violeta o una foto de un candidato político u otro, con un reclamo salarial sindical o con alguna manifestación religiosa. No es ese el lugar ni el momento de manifestar convicciones personales. El escenario es para hacer arte no política Lamentable que los actores no comprendan que su trabajo es para enriquecer el espíritu de quienes van a verlos y que muchos de ellos no piensan igual ni política ni moralmente. Deberían replantearse que muchas de las personas que fuimos a aplaudir su noble y difícil labor nos sentimos atropellados y no respetados. Hay otros ámbitos para expresar las convicciones de este tipo no el escenario y no con los espectadores.

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