Por Alejandro Corell
“Sangre sudor y píxeles.”
Lo retro se lleva. Esta afirmación es válida independientemente del momento en el que la leas. La diferencia radica en lo que se pueda considerar “clásico” en ese momento. Para lo que este texto se refiere, podemos enfocar la lupa temporal a finales de los 80. La prometedora consola de Nintendo, o NES para los amigos no hace sino que nutrirse de un catálogo cada vez más amplio. Dentro de esta colección, aparece en 1986 una saga cuyo nombre sigue resonando con fuerza a día de hoy en las mentes de los jugadores: Castlevania. Así, esta adaptación de Vampire Killer sentó las bases de lo que más adelante se uniría con los títulos de Samus Aran, para definir todo un género: metroidvania.
En esta ocasión, el equipo de Berzerk Studio rinde honor a la esencia de estos juegos con Infernax, un homenaje a las aventuras de 8 bits de acción y plataformas. En ella, encarnaremos a Alcedor, un templario que tras sus andanzas extendiendo el reino de Dios por el mundo, descubre que, a sus espaldas, su tierra natal está siendo sometida por fuerzas demoniacas, algo que no le hace ni pizca de gracia, por lo que no dudará en servirse de su maza para espachurrar a cualquier hijo de Belcebú que se le ponga por delante. Con esta premisa tendremos más que suficiente para disfrutar de aquello que Infernax tiene para nosotros, avanzando por el mundo sirviéndonos de la violencia para lograr nuestros propósitos, tarea que nos costará entre unas 8-10 horas.

Desde Berzerk Studio tienen claro a donde apuntan, por lo que nuestra aventura no sólo nos trasladará estéticamente a tiempos pasados, sino que también lo hará Jugablemente. Infernax es un juego tosco, en el buen sentido de la palabra. Los golpes no son todo lo rápidos que podríamos desear, y una vez comenzada la animación, estaremos vendidos. Lo mismo ocurre con los saltos y el desplazamiento. Lejos de ser un problema de diseño, el objetivo es emular sistemas de control de antaño, donde el medio era más joven y mucho menos purificado. Es por ello que dominar al límite los controles y tempos de nuestro personaje es una tarea esencial si queremos aunque sea, avanzar un poco en este viaje, porque tenemos entre manos un juego difícil, tanto que desde primeras instancias nos ofrecerán dos modos de juego, uno clásico, sin piedad alguna con nosotros y otro más “casual”, donde contaremos con vidas extras y más puntos de control. Si bien es cierto que en un primer momento inflé mi pecho como un gorila de lomo plateado con el modo normal, no tardé demasiado en dar el salto al modo casual, por el bien de mi salud mental y de este análisis. Pero no os equivoquéis, en este modo tampoco van a regalarnos nada, y pese a contar con vidas extra los desafíos seguirán siendo igual de peligrosos.
En la lucha contra las huestes infernales, nos encontraremos con dos desafíos diferentes: combates y plataformas. Y es que ninguno ensombrece al otro: avanzando en las distintas mazmorras de las que se sirve el juego, encontraremos zonas donde deberemos hacer uso de todos nuestros reflejos y nuestras mejores habilidades de saltimbanquis, o podemos ir olvidándonos de llegar al final de esta. Final donde nos esperará usualmente un jefazo, posiblemente uno de los puntos donde el juego más brille, ya que estos enemigos presentarán un desafío memorable, el cual seremos capaces de superar una vez terminemos de comprender sus mecánicas y comportamientos, que suelen ser relativamente simples, pero difíciles de descifrar en un primer momento. El diseño de estos enemigos finales es digno de las mejores películas de David Cronenberg, con monstruos deformes y un abrazo total al body horror, con un píxel art en 8 bits que no decepciona, recordando con cariño las direcciones estéticas de finales de los 80, pero con un poquito más de sangre y vísceras que de costumbre. De igual manera, todas las pistas de audio se han diseñado teniendo en base los sistemas de la época, resultando en nada menos que 47 pistas muy variadas, capaces de acompañar a todos los escenarios y momentos.

He empezado el análisis con la palabra mágica: metroidvania, palabra que describe un género que, si bien no es novedoso, ha crecido notablemente en fama en los últimos años. Por suerte, Infernax cumple con los estándares de este tipo de juegos: la progresión de nuestro personaje conseguirá que nos sintamos notablemente más poderosos conforme avancemos, y en nuestras andanzas conseguiremos nuevas habilidades que nos permitirán acceder a sitios a los que antes nos resultaba imposible, backtracking, para los más intensos. Siendo un título de corta duración, tampoco dispondremos de mucho tiempo para andarnos por las ramas, pero sí que es cierto que terminaremos dando más vueltas de las necesarias, buscando completar encargos secundarios junto a nuestro viaje principal, con un mapa que, por desgracia para nosotros, no tiene en cuenta (al igual que el resto de las mecánicas) la evolución de la calidad de vida en estos títulos, y será de todo menos interactivo. Ya que el mundo a explorar no es excesivamente grande, tampoco puede considerarse un problema, pero en caso de trasladarse a entornos más amplios, la movilidad tosca y el sistema de exploración terminarían resultando un mayor inconveniente. Pero no todo en el juego huele a viejo, por ejemplo, aparece un pequeño sistema de karma, mediante el cual nuestras acciones modificarán el curso de los acontecimientos ligeramente, dando lugar a distintos encuentros según optemos por el bien o por el mal.

En conclusión, Infernax cumple con creces en cuanto a revivir lo clásico se refiere. Utiliza sistemas toscos conscientemente, sistemas con los que tuvimos que aprender a convivir y dominar antaño. Si estás buscando una experiencia remember, es posiblemente una de las mejores opciones disponibles actualmente. Pero no dejes de tener en cuenta que la dificultad de la que se sirve es bastante elevada, esto no quiere decir que necesites ser un maestro en la palanca para poder superarlo, pero incluso en el modo casual, va a requerir de todo tu esfuerzo.
Calificación: 8/10.