Reseña: El infortunio o las consecuencias de hacer teatro



Por Sofía Luna Roberts

Muchas de las tragedias que nos acompañaron en nuestro trayecto de vida han sido razón de ocio y disfrute ante el deleite de la narrativa aristotélica que siempre nos conduce a una lectura apasionada y expectante pero, sin embargo, han sido también la base para disparar un montón de preguntas e interrogantes acerca de esta misma narrativa y su estructura tan fatal y, claramente, trágica. De esto es lo que Lucía Cisneros y Gerónimo Gutiérrez nos cuentan en “El infortunio o las consecuencias de hacer teatro”, nos presentan algunas de las obras clásicas de William Shakespeare y nos adentran en un mundo donde sus personajes comienzan a cobrar vida y a cuestionarse sus existencias dramáticas. Esta obra los espera todos los sábados a las 21:45 hs en el Taller del Ángel en la calle Mario Bravo 1239, en el barrio de Palermo.



La pieza nos presenta a Analía Ayala, Enzo Cejas, Lucila Tamame, Juan Ignacio Piasentini, Brian Moreno y Agustín Chenaut como los portadores de piel de los personajes y se enfrentan a los devenires de un destino que, claramente, ya se encuentra escrito bajo la autoridad del gran William Shakespeare. Éstos comparten el intenso placer por actuar, pero año tras año la repetición, reiteración y la perpetua monotonía van convirtiendo lo que es una pasión en una verdadera condena. La gran pregunta que conduce la obra es: ¿qué sucede cuando no se puede escapar del destino?

Aquí el espacio del teatro mismo se convierte parte de la obra, el espacio de exhibición y recepción por parte de los espectadores sirve como fundamento excepcional del vivir de estos personajes que nos encontramos en escena. Los cuales no hallan otro sentido de la vida más que de interpretar y reinterpretar esas obras clásicas hasta el cansancio. Nos sumergen a un espacio – tiempo paralelo, a un mundo que está gobernado bajo la escritura de un mismo autor para mostrarnos las pesadas decisiones con las que habitan día a día y nos enseñan las diferentes maneras de sobrellevar la carga legitimadora de sus personajes y sus textos a representar. Sin embargo, en el trayecto, comenzamos a vivenciar un cierto desliz lúdico con respecto a las obras de Shakespeare. Ya que, si bien se respetan los textos del mismo, la historia en sí los va llevando a que se desvirtúen dando lugar a la mezcla, a la hibridez de nuevas formas y lenguajes para interpretar un clásico.

La aparición del lenguaje musical es un elemento excepcional para brindarle, a la ambientación, un potencial único y vibrante. El intérprete musical Facundo Llebeili compone una sinfonía mágica que acompaña en todo momento a la historia, la locura, los suspiros, las acciones y los silencios de los personajes en escena. La combinación de estos lenguajes llega a su máximo logrando que los espectadores nos sometamos mucho más a las narrativas de lo que William Shakespeare tiene para decirnos. La escenografía, puesta en escena y vestimenta están muy bien logradas para la entrada a este mundo de la tragedia y comedia. Los cuerpos que se entregan a ese teatro y a esos personajes logran una manera particular e inigualable de llevar el texto a su más alto potencial.

“El infortunio o las consecuencias de hacer teatro” nos deja libres sus asientos y nos invita a poseer este mundo shakesperiano como espectador y deleitarnos con sus obras compuestas por un tinte contemporáneo que no deja de sorprendernos. Nos incita a pensar en aquellas acciones que repetimos diariamente y hacernos dar cuenta de que hay otras salidas alternativas a lo cotidiano, a la repetición de hábitos, a lo ya escrito, a lo impuesto por el otro. Simplemente hay que atrevernos a cuestionar y cedernos el espacio para ser los pioneros de nuestras propias escenas.

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