Reseña: No es Disney

Por Eloy Rossen

El límite de los sueños


En Animal Teatro, Tadeo Pettinari aborda una puesta que adapta un clásico de Tennesse Williams a una Argentina pobre, absurda y llena de sueños.


A partir de la obra “El zoo de cristal”, que retrata a una familia sureña de los años ‘50 que sueña con una vida mejor que la existente, “No es Disney” reacondiciona la historia al barrio de Once, a una madre con dos hijos esperando a que una realidad, otra realidad, les venga a tocar la puerta. Florencia -interpretada por Mariana Giovine- encarna a una madre que va perdiendo los estribos a medida que el relato avanza, trabajando desde una corporalidad derrotada y cómica que anuda fielmente al público. Desde un retrato hilarante, la pieza tracciona al límite los estereotipos: la hija emo que practica “lectoperformance” y vive citando a autores del siglo pasado, junto con el hijo boludón perdido en la vida mientras trabaja en McDonald’s. Otros personajes se cuelan en la escena y vienen a desestructurar cada vez más los pilares que sostenían a la familia, dejando entrever entre risas y carcajadas los restos de una situación económica y social al borde del abismo, tan absurda que parece un chiste.


Un evento desafortunado sacude a la familia y la coloca en un limbo de incertidumbre, forzando a los personajes a cuestionar sus más profundos caracteres, a interpelarse de manera profunda y sensible. En búsquedas de algo que los sostenga y los encamine hacia un sentido, los roces de los personajes, que parecen deambular en el espacio sin poder encontrarse entre sí, poseen un tinte cómico y fogoso que ridiculiza al extremo la obra y la vuelve puramente humana. Fuera de todo relato solemne, “No es Disney” trabaja la pobreza y la incertidumbre en una realidad donde el rumbo está todo menos señalizado, donde las oportunidades escasean y la rutina se convierte en una monotonía interminable. Con instantes musicales y oníricos, Florencia viaja constantemente al pasado para revisitar una vida que abandonó cuando conoció a su marido, mientras su hijo Iván -interpretado por Juanse Cobo- anhela viajar al extranjero para estudiar música y su hija Andreina -interpretada por Vera Noejovich- se refugia en la literatura y la intelectualidad para construirse un caparazón de la situación que la rodea.


El espacio que acoge la pieza se construye desde el detalle y la magia, revelando un relato absurdo y miserable que guarda su propio encanto. En una puesta que se asume como realista, los juegos de luces y la escena que rodea a la audiencia por completo elabora cuadros que trazan lecturas poéticas, que se escapan de lo mundano y perecedero. Se trabaja la espacialidad incluso previo a que el público ingrese a la sala, ocupando el total del teatro y apostando por apoderarse de todas las posibilidades que propone la sala. “No es Disney” propone en la escena teatral independiente la reversión de un clásico traído a lo absurdo del contexto que transitamos, con la tierna propuesta de buscar en el encuentro y los sueños el hallazgo de otras realidades posibles.

Funciones: Sabados a las 20hs- El Animal teatro (Castro 561)

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