En el nombre de la Ley
Desde el 16 de julio en el teatro Beckett se presenta “La cita”, obra que representa y expone a través del código del absurdo y de la comedia, el ridículo funcionamiento del poder judicial y su (no)vinculación con las problemáticas sociales.

La obra, ganadora del Concurso de Dramaturgia de la Editora «Juan Ojeda» en el año 2019, dirigida por Elisa Sustaita (dramaturga) y Romina Stampone, nos sitúa desde un comienzo en las oficinas judiciales donde Juan P. (Nacho Procopio) espera hace horas el turno para su cita. En la sala sólo están él y la secretaria (Candela Font), que no atiende a quienes llegan ni muy temprano, ni muy tarde, sólo a los puntuales puntualísimos. De pronto, ingresan a la oficina el Juez (Nicolás Cayol) y su secretario (Lucas Zeballos) que confunden a Juan P. por otro cliente y deciden atenderlo. Una vez identificado quién es realmente el muchacho, la aparente cita que lo había llevado a Juan P. hasta las oficinas, se transforma en un juicio en su contra por asesinar cucarachas. La obra continúa con todos los pasos legales que se deben cumplir en estos procesos: citación de testigos (cucaracha herida, aplausos para la interpretación de Agustín Yaneff; madre del acusado, la misma Candela Font), abogado defensor (el mismo Zeballos), sentencia, etc. Los giros y regiros de un sistema que no escucha, que hace y deshace, un sistema donde el absurdo de las causas llega a un nivel hilarante y desconectado por completo de las problemáticas sociales.
El espacio ocupado por mueblería de oficina destartalada, máquina de escribir, sellos, lapiceras, carpetas, papeles abrochados que desbordan de los escritorios e invaden el suelo, un reloj sin agujas porque el “no tiempo” pasa en esta oficina burocrática donde los personajes casi- robóticos y de miradas perdidas se encargan de (no)impartir justicia. El fondo, ocupado por un biombo blanco en donde se proyectan en momentos muy específicos dibujos de rostros que gritan y avalan el parecer del Juez, es decir, una forma de representar escenográficamente, la mirada de la sociedad influenciada e influenciadora del devenir del juicio. Es para destacar el trabajo de Camila Lian Colombo (escenógrafa). Acompaña esta construcción espacial, el diseño lumínico de Mariano Ariel Basile que crea los climas necesarios para pasar de situaciones de corte protocolar/ oficial/ burocrático a situaciones absurdas y delirantes.
Lugar de encierro, hartazgo, impunidad y resignación. Cada cuerpo que ingresa y respira este aire gris, encarna una corporalidad y voz particular que lo diferencia del otro de forma precisa. Hay incluso actores que son más de un personaje a la vez y construyen esa otredad en escena alterando lo sonoro y la predisposición física (la secretaria que se convierte en madre de la víctima o el secretario del juez que termina siendo abogado defensor).
Cada personaje tiene un rol en el juicio y adopta una pose que va en línea con ello. Es una alegría encontrar un elenco que aborde de forma tan sutil la interpretación y la construcción de personajes que todo el tiempo esconden y disfrazan sus intereses. El poder judicial como un ente corrompido, las causas se inventan, la palabra convence más que las pruebas concretas, las formas y apariencias cobran más relevancia que el ejercicio de lo justo.
“La cita” es una metáfora hiperbolizada de lo que ocurrió y ocurre en relación a la justicia. Aunque si bien exageradas, quien asiste a la representación de este juicio absurdo, encuentra resonancias entre lo que ve dentro y fuera de la sala. Durante una hora, un murmullo de risa constante de parte del público se cuela por entre los diálogos y juegos de palabras inteligentísimos, los momentos de silencio con miradas, gags y juegos corporales, por entre los ruidos de papeles que crujen y sellos y teclas de máquina de escribir. La risa frente a lo desopilante. La risa frente al ridículo. Quizás la risa como reacción a la impotencia de darse cuenta que un juicio por asesinar cucarachas, un abogado cambiante (“panqueque”), un juez manipulador, un acusado a la deriva, no son situaciones tan descabelladas.
Funciones: Sábados a las 18:30 en Teatro Beckett (Guardia Vieja 3556).
Escribió: Micaela Steinbach