Reseña: Alicia por el momento

Contar el horror, sin dolor


 “Lunes otra vez sobre la ciudad”. La puesta de Maruja Bustamante, basada en el texto de Sylvain Levey, traducido por Agustina Blanco, destierra la idea de soledad y lunes gris.








“¿Por qué Alicia por el momento? Porque tenemos que seguir hablando de la identidad. Pero también tenemos que seguir hablando sin dolernos (…)”, dice la directora de la puesta, Maruja Bustamante. Alicia tiene 13 años, una madre que pocas veces le demuestra cariño, un padre que cambia constantemente de trabajo y ciudad. Alicia sabe que cuando llega, ya se está yendo. Son monedas corrientes las partidas apresuradas, el idioma desconocido, la cultura y costumbres ajenas, las burlas de sus compañeros por ser extranjera. Alicia es hija de refugiados políticos chilenos. Alicia relata su historia, su peregrinación constante. Dentro de ese mundo gris y violento, marcado por el desarraigo, existe el amor y la amistad. 


El relato de Alicia (Victoria Almeida), que cuenta en pasado su pasado, valga la redundancia, es intervenido por cuatro intérpretes que encarnan las voces y cuerpos de los personajes al que el propio relato de Alicia hace referencia: la madre, el padre, los amigos, los burlones, el que le gusta. Ellos cuatro son Pablo Fusco, Manu Fanego, Julián Lucero, Tincho Lups, gran parte del elenco de Los Bla Bla, conocidos por sus espectáculos llenos de humor e inteligencia escénica. El preciso manejo del tiempo, las miradas a público, el juego de repeticiones, las construcciones corporales y vocales para pasar de un personaje a otro y relacionarse con ella, con Alicia, desde un lugar tan lúdico a pesar de lo desgarrado que subyace en el relato, responde a la cita y el objetivo expresado por la directora: “seguir hablando sin dolernos”. La química del elenco, tanto de los integrantes de Los Bla Bla, como de Victoria Almeida con su presencia escénica y carisma, construyen un relato atrapante del que se quiere saber todo el tiempo más. 


La obra, a su vez, contiene una fuerte veta musical que le agrega dinamismo a la pieza (José Ocampo). Lo sonoro irrumpe a través de pistas grabadas que van marcando los actos en los que se divide la obra, así como momentos musicales ejecutados por los propios actores. 

Suenan reversiones y arreglos de canciones disco de fines de los ´70, Violeta Parra, Víctor Jara. Además, la obra cuenta con canciones originales compuestas por el elenco ya mencionado y José Ocampo.

 

La escenografía, a cargo de A77, es austera y funcional a los cambios de vestuario y de personaje que se producen a lo largo de la obra. Una estructura móvil de madera con la caricatura de Alicia, funciona como bambalina, como auto en el que se traslada la familia, como banco para sentarse. Recordando siempre la convención teatral, en los percheros se ven los vestuarios y las máscaras que serán usadas a lo largo de la obra. A destacar también el diseño lumínico lleno de colores (Jessica Tortul).


Música, calidad actoral, contacto con el público, aparición de personajes fantásticos, animales que hablan, construcción de paisajes sonoros y delirantes. Cuando una anécdota concluye no se sabe qué puede pasar, así de abierto y rico es el campo imaginativo que despierta la puesta y que mantiene al espectador activo y disponible para lo que vendrá. Carcajadas y exclamaciones de admiración se escuchan durante toda la obra. 


Una vez más resuenan las palabras de la directora citadas al comienzo. Por este carácter lúdico y dinámico, por los colores, por las canciones, por los personajes, sin dudas la puesta encuentra la forma de abordar las cicatrices indentitarias causadas por el horror, la violencia y el exilio “sin dolernos”. 


Este proyecto es realizado por la antena regional para las artes escénicas en América Latina Hispanoparlante (Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, Ministerio de Cultura francés, Institut Français).

Alicia por el momento está todos los lunes a las 21hs en la Sala México, teatro Timbre 4 (México 3554)

Escribió: Micaela Steinbach

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