La película sigue la vida de Lucas (Juan Grandinetti) que parece vivir en un estado de
alienación constante trabajando en un call center mientras intenta dedicarse a la actuación.

Asiste a un casting en el que interpreta una escena con una actriz (Veronica Gerez) a la que asegura haber visto en un sueño, decide ir a un retiro de actuación durante 4 días en donde tiene que fingir ser otra persona en una quinta alejada de la ciudad motivado porque la mujer que conoció también va a ir. La mentira se vuelve una constante a lo largo de la película y como espectador uno tiene que indagar en detalles tanto visuales como verbales para intentar encontrar aunque sea un destello de verdad que nos permita tener un ancla con la realidad pero esta se difumina y solo queda caer en teorías porque no se entiende si todo es parte de la propia dinámica del retiro, un juego macabro por parte del coordinador, si la casa está embrujada, etc.

El que no se entienda exactamente lo que sucede es una virtud del guión, parece que cada vez hay una mayor necesidad de explicar cada cosa que aparece en pantalla, subestimando a la audiencia, cuando el espectador podría ser estimulado por la historia y la racionalice por su cuenta. En la charla con el equipo de la película cayó un comentario entre el público tachandola de “poca creativa” o tener “agujeros de guión” por no explicar todo cuando es todo lo contrario, si hay algo que caracteriza a Los Inventados es la creatividad que se
requiere para que una película sea entretenida y se sienta como estar dentro de un sueño en donde tal vez no entendes todo pero querés saber más.
Calificación: 8/10