Por Luciano Macchioli
La industria de videojuegos en Argentina crece muy paulatinamente. Si bien en los últimos años salieron a la luz éxitos como Forager, los títulos desarrollados por nuestros compatriotas triunfan en raras ocasiones. Por eso considero importante darle lugar a títulos como Chacal, desarrollado por Tomás Pernich. Veamos de qué trata.

La historia nos sitúa en Argentina, donde un régimen dictatorial mantiene atemorizada a la población. Con la excusa del esparcimiento de un virus (muy actual, como podrán notar), el gobierno de turno aprovecha el contexto para fortalecer la economía de los poderosos y volver sumisos a los habitantes de la nación. Sólo un misterioso hombre, Chacal, podrá impartir justicia para los desposeídos.
El título desde el minuto 1 está profundamente politizado. No es un aspecto negativo, ni mucho menos, pero al tomar política partidaria, puede herir ciertas susceptibilidades y alejar a algunos jugadores. Porque para quienes son de nuestro país, se nota claramente a qué partido se está parodiando.

La jugabilidad que nos presenta es bastante sencilla. Chacal, nuestro protagonista, avanzará de manera automática por las diferentes pantallas, donde sólo podremos golpear, saltar y agacharnos. La dificultad es bastante alta, ya que el viaje por los diferentes niveles está plagado de enemigos y obstáculos.
Visualmente no es una maravilla, pero está lo suficientemente logrado para dejar escenarios bien detallados. En lo que sí destaca es en su banda sonora, que acompaña muy bien al gameplay y crea un clima idóneo.

Si es cuestión de ponerse críticos, Chacal tiene muchísimas cosas por mejorar. Controles más intuitivos, modelados mejor diseñados, posibilidad de guardar entre niveles, y un largo etcétera. Sin embargo, es un título con mucho potencial. Y por menos de lo que sale un café (50 pesos argentinos en Steam) podemos ayudar a este desarrollador para que nos entregue un juego mejor pulido que, con sus debilidades y todo, puedo recomendar tranquilamente.
Calificación: 6/10