Salvaje y pasional
«Los placeres violentos tienen finales violentos». Esta es una frase del episodio final de la primera temporada de la serie de HBO, Westworld.
Aunque se trate de una serie de sci-fi e inteligencia artificial, rescato la frase pues no está para nada alejada de la realidad. Parte de la pasión conlleva sus riesgos, pues esta puede conducir a escenarios y finales que no prevemos. Nos cega el éxtasis de la misma.

»Una mujer transita los días envuelta en sus costumbres naturales, que como la luz del sol le marcan el paso del tiempo. En medio de ese día en el que las costumbres emergen como aquello que se repite sin parar, decide dejar esa inercia que la amarra y enfrentar la noche, transformándose en un animal plagado de venganzas. Las mujeres gritan, los animales gritan, los hombres también gritan». Esta es la reseña de la obra escrita y dirigida por Natalia Villamil.
Laura Nevole es la actriz de este potente monólogo. Con una fuerza tenaz, ella transita distintos estados, arrancando con el temple, la ira, el clímax y termina en el sosiego de la desesperanza. Nevole en su perfomance transmite tensión y asombro al espectador. Podemos ver su cuerpo hablar y gritar. Entrega todo en los 40 minutos de su perfomance. Rodrigo González Garillo es el encargado de la escenografía la cual es caracterizada por una pared con una amplia ventana, una sala de rejas y una cerca de alambre, la misma sirve para dos momentos esenciales de la obra. Carla Rimole es quien coordina la coreografía y lenguaje corporal de Nevole, ambas se complementan para darle voz a este personaje.
Como una vaca mirando un tren es un potente monólogo que deja pasmado al espectador. Es el clímax de las pasiones femeninas. Una voz que se vuelve el eco de muchas mujeres que dan todo por sí mismas y sus acciones.
Está disponible los domingos a las 19 horas en el Teatro El Pueblo (Lavalle 3636) Escribió Sebastián Arismendi para La Butaca Web.
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