Es cierto que a muchos les puede resultar algo extraño cuando te realizan una evaluación para aplicar a un empleo, el creer si el método que se emplea es el correcto para definir si estas apto o no para un trabajo. El método Grönholm nos lleva a una entrevista laboral, donde cuatro postulantes se ponen a prueba en una extraña sesión para poner a prueba las habilidades del próximo director de una gran multinacional.

Benjamin Vicuña, Laurita Fernández, Rafael Ferro y Julian Cabrera son los cuatro actores que se ponen en escena. Ellos son 4 personas que van a asistir a una entrevista de trabajo, donde ahí mismo se enteran que todos serán entrevistados juntos. El problema es que el entrevistador nunca llega, pero ellos escuchan una voz que les indica el inicio de una serie de pruebas que dan por comenzada la entrevista laboral. La jornada avanza de forma muy hilarante, donde cada uno debe exponer sus secretos, miedos y virtudes.
La puesta en un principio puede resultar desconcertante, pero es la intriga que genera, el motor para seguir el curso de la historia con mucho interés. Los actores se desenvuelven de forma histriónica, con personajes interesantes y algunos grotescos, que se van quitando la máscara de a poco pero que a su vez, vuelven a mostrar que no todo es lo que parece. La escenografía acompaña también a dar un ambiente de un lugar imponente, que es el sitio del puesto al que todos quieren llegar, pero también es frío y claustrofobico.
No debería contar más cosas sobre el desarrollo de la historia. Su guión es ágil y son los giros argumentales los que terminan de englobar trama una que se revela de a poco. La obra usa bien el humor para tratar algunas cosas (Tal vez de forma agresiva) pero que al final encuentra las razones para hacer chistes que pueden rozar el limite de lo cancelable. Su juego es atrapante y toca evaluarla como un todo para poder juzgarla, y su resultado final, resulta efectivo como un método científico comprobado.
El método Grönholm es una propuesta más que interesante, una puesta que juega mucho con el humor en varios estadios pero que al final nos invita a reflexionar sobre la empatía, lo que uno es capaz de hacer por un bien personal, y por último, cuestionar la eficacia de un método que se basa en la cuenta, ya que el problema no está en el método, sino en quienes lo aplican.