Por Denise Gonzalez
Las oportunidades teatrales que permiten al espectador perder la noción del tiempo son sin duda las más acertadas y satisfactorias. Tal es el caso de esta obra: montada en Pan y arte, en Boedo – una de las cunas culturales de la ciudad de Buenos Aires –, sabe construir cada uno de los escenarios de manera simple y manteniendo su autenticidad segundo a segundo. De hecho la primera imagen en escena es la de un cerezo que ya revela el origen geográfico de la historia. El personaje de Hu desde el inicio nos muestra la ilusión de un soñador chino que desea salir a buscar su verdad en la propuesta de un viaje a través de Europa como letrado. Es la opinión de su madre la que intenta romper su ideal con una versión de la realidad muy diferente, por supuesto mucho más cruel. Sin embargo él se arriesga y defiende este proyecto ante las lágrimas temerosas de su madre. La vida lo sorprende dándole a ella la razón cuando emprende su viaje: el sacerdote francés que le había hecho tantas promesas de éxito y placer deja ver paulatinamente que todo se trata de un engaño. En esta instancia se produce un efecto de intimidad entre el público y el traidor, situación que excluye al protagonista con el hecho más importante de toda la obra: no puede entender una sola palabra. Es así que vemos a Hu caer lentamente en las trampas del sacerdote, siendo explotado, maltratado y condenado por su generosidad. Lo que descubre es que la pobreza y el egoísmo está en todas partes, más allá de su país natal existe una realidad igual de gris.
La obra transcurre en los episodios que enfrenta, chocando una y otra vez con la crudeza de la sociedad. Los hechos son entornados con efectos de sonido simples y perfectamente adaptados. Los mismos actores rotan sus papeles, algunos reproduciendo diferentes personajes y casi todos participando de los sonidos de fondo que ambientan la secuencia. Algo que debe destacarse es el gran trabajo corporal y vocal de los artistas. Sus transformaciones son notables: el paso de la cordura a la locura, de la calma a la desesperación. Se deja ver el transcurso del tiempo y la corrupción de las vivencias en las voces de cada uno de ellos. El sufrimiento, la paz y el rechazo se perciben claros como el agua. La obra en sí se posiciona en un lugar más bien clásico, los recitados de los diálogos narran con prolijidad la historia. Debo mencionar, además, la cuota de humor que da un color clave a la puesta entera.
Es necesario entender un poco es la exposición de una dura verdad social de la época. El buen corazón de Hu llega a sensibilizarnos y a decirnos sin palabras lo que tanto duele de la indiferencia y la estafa de los poderosos. La importancia de la palabra, además, se pierde, porque si bien es un elemento esencial para la comunicación que dificulta la resolución de muchos eventos durante la travesía del protagonista, también permite una comprensión que supera la lógica: hay algo más allá de lenguaje que se interconecta entre los que abren los ojos del corazón.
Viernes a las 21 hs.
Pan y Arte Teatro, Boedo 876
Precio de entradas: $300.- Entrada General
Promociones: $250 Jubilados y estudiantes / 2×1 para los afiliadxs de UTE / 2×1 para los afiliadxs de Unión de Trabajadores de Prensa / $200 para docentes, no docentes y alumnxs de la escuela superior de comercio Carlos Pellegrini
Reservas: www.panyarte.com.ar / 15-2286-7477 / teatro@panyarte.com.ar / https://www.facebook.com/pan.teatro