Reseña: La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus

La palabra que contagia


“La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus” comienza su segunda temporada en el Camarín de las Musas, a partir del viernes 3 de febrero.



Un hombre vive con su loro en una casa aislada del resto del mundo. Allí se dedica a terminar la tesis para graduarse como “Filólogo u Hombre de Letras”. Hace ya 24 años que escribe e investiga en torno a la afirmación de William Burroughs: “el lenguaje es un virus”. Entre esas cuatro paredes el hombre evoca recuerdos, reflexiona, habla con su loro, transita, quizás, el momento más esperado de su vida.
Cuatro manos son las que escribieron esta obra, Gabriel Wolf y Diego Carreño. Ambos autores ya habían trabajado en otros espectáculos juntos, como “Digital Mambo” u “Hombres Delay”. En el caso de “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”, el proceso de escritura se basó en los posteos de Facebook de Gabriel Wolf en los que con humor e ironía abordaba los usos cotidianos del lenguaje. Estas publicaciones entraron en contacto con la escritura de Carreño y así ambos autores dieron lugar a este texto que se ríe de la palabra a través de la palabra. Desde la reflexión seria se llega al humor descarnado al exponer los vicios y usos de la lengua en el habla cotidiana y la tradición. Se analizan canciones populares, frases, moralejas, figuras retóricas. Resuenan Les Luthiers y Leo Masliah. Es interesante el hilo conductor que encontraron Wolf y Carreño para amalgamar los posteos del primero y alcanzar la unidad y consistencia que tiene la obra.


Carreño es quien interpreta a este hombre solitario acompañado sólo y solamente por sus recuerdos, sus anécdotas y su loro, amigo, confidente y consultor. El manejo del tiempo y del histrionismo, las pausas, los gags, las mutaciones de la voz, la expresión facial, la actuación de Carreño da cuerpo y potencia al texto que ya de por sí es puro juego.
La escenografía (Marcos Aquistapace) busca que el centro de atención sea la palabra. En la recreación minimalista de la casa, los pocos objetos remiten todos a la escritura de la tesis y al trabajo sobre el lenguaje: papeles colgados en la pared, libros. Llama la atención la ausencia de elementos tecnológicos actuales, sólo se usan una máquina de escribir, un tocadiscos y un contestador automático. Los momentos de reflexión, de explicación y de raconto de anécdotas cambian la espacialidad y el clima de estudio y encierro; por momentos, el cuarto parece transformarse en un aula desde donde el “casi Filólogo u Hombre de Letras” expone sus afirmaciones. Con todo esto, la escenografía logra generar que lo familiar y conocido sea a la vez extraño y distante, un tiempo cercano y lejano, una espacialidad enrarecida. En este mismo sentido, es para resaltar el diseño lumínico, a cargo de Leandra Rodríguez Adea.


Pasajes ingeniosos, cacofonías, asociaciones, palabras mal dichas. La risa del público se adueña de la sala desde el primer minuto. El humor nace entre las grietas de un discurso que aparenta ser serio, pero que esconde la puesta en ridículo de sí mismo. Durante una hora el centro de atención es la reflexión sobre la palabra, sin por eso descuidar al resto de los elementos escénicos. “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus” es una obra sensible, dinámica y atrapante que trabaja el lenguaje y lo hace chocar. La palabra contagia, como un virus, la risa, la reflexión y la emoción.


“La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”- Viernes 22:30hs/ El camarín de las musas (Mario Bravo 960)
Escribió: Micaela Steinbach

Crítica: Tár

Por Nicolas Becerra



TÁR no es una película para cualquiera. Desde el comienzo busca hacerte contemplar la limitación de tu vocabulario. Es una película que se basa en el diálogo y que maneja una gran densidad intelectual en su dialecto. Constantemente demuestra un estado de superioridad sobre el prójimo, incluso sobre el espectador. Es una película seria que asume que tenemos conocimientos previos sobre distintos elementos de carácter cultural y artístico. Y tampoco se toma ninguna libertad para hacerte lograr entenderlos. Sin embargo, la historia en su estado más primitivo es cercana a cualquier ser humano. Nuevamente, Todd Field ahonda en las relaciones amorosas y pone en debate la moralidad. Nos ilustra con un fragmento de la vida de Lydia Tár, una célebre directora de orquestas que acepta tener cierta responsabilidad por hallar la excelencia debido a su afamado éxito, que ejerce el poder que tiene gracias a su prestigio y que carece de humildad. Bien podría ser otra su profesión, ya que esta es un simple medio para la proyección de la trama. A lo largo de la narración se nos exhiben las problemáticas que abordan la vida de Tár, la forma en la que lleva su propia autoridad, la relación con su pareja, su tendencia a los abusos laborales y sexuales y cómo acaba siendo perseguida por sus propios actos nocivos. Se realizan analogías entre la música clásica y la vida personal, sacando a la luz el clásico debate sobre la separación del autor con su obra, personificando esta disputa y cuestionando la decadencia cultural en la actualidad.

Siguiendo esta línea, Todd Field demuestra que es una película de su autoría. Los escenarios cotidianos y ritualizados, las reflexiones estéticas y los simbolismos son algunos elementos que también posee su anterior film ampliamente galardonado, Little Children. En algunas ocasiones el movimiento de los planos y su composición nos remite al género de terror, haciendo alusión a una película que holgadamente podría ser de fantasmas. La fotografía ayuda con esta sensación y logra ponernos en un lugar de intimidad. Se ofrecen situaciones que sumergen al espectador en la oscuridad de los vastos espacios aislados. Presenta una estructura narrativa lineal, pero con acciones dramáticas muy demoradas.

Un elemento totalmente destacable es el manejo del sonido. Este elemento es congruente con el mensaje que nos transmite Tár en la primera secuencia, la importancia del silencio. El silencio deja espacio para que los diálogos brillen. Intenta alejarse del ruido. Nos brinda esa concentración que necesitamos para observar la película. Nos posiciona en un consumo diegético, a veces presentando situaciones incómodas y algunas otras más humorísticas.

El ritmo también hace referencia a esto. Al principio es lento, como si se tratara de una misa, tal como Lenny interpretó el Adagietto en el funeral de Kennedy y que además es mencionado por la protagonista. La duración de los planos es larga e incluso se presentan planos secuencia con gran movimiento interno que recorren la perspectiva de Lydia Tár y dejan lugar a grandes actuaciones. La gesticulación facial, los movimientos esporádicos y el tono de cada frase, demuestran el control de Cate Blanchett sobre los detalles. Su actuación es irreprochable y guía la película de tal manera que genera un alivio sobre la lentitud de la misma. Por otro lado, es destacable la actuación de Noémie Merlant, que se encuentra en un estado de sufrimiento y fracaso constante, pertinente a la realidad de su personaje.

En conclusión, TÁR es un retrato del egoísmo humano y su lenguaje es consciente de ello. Probablemente no se vuelva de carácter popular, pero estos elementos pueden magnetizarte a la obra de Todd Field, o alejarte muchísimo.

Crítica: Las Preñadas

Por Martin Karo

¿Cuántas películas están protagonizadas por mujeres embarazadas? Probablemente se te vienen a la cabeza algunos títulos como “El bebe de Rosemary” o “ Nueve meses” pero en estos casos el embarazo se utiliza como un recurso más. En “El bebe de Rosemary” lo que nos importa es saber si la paranoia que vive la protagonista es real o no y en la segunda película nombrada el embarazo es un motivo para que el protagonista madure, el embarazo puede ser un elemento más o el motor para abordar la trama o el tema de distintas formas.

Por supuesto que hay muchas películas cuyo tema central es el embarazo como “Juno” o “Los días que vendrán” entre otras que intentan generar conciencia sobre esa etapa de la vida de la mujer, y su pareja si es el caso.

“Las Preñadas” juega en esa liga pero con un enfoque más realista en un contexto poco explorado en comparación al de otras películas de la misma temática, en el que la clase social juega un rol activo en su justa medida sin llegar a dar un discurso innecesario o moralista mostrando una realidad cruda y queda en el espectador juzgar esa realidad. Protagonizada por Marina Merlino y Ailin Salas como Carmela y Juana respectivamente. Esta película narra la historia de un par de amigas que están embarazadas al mismo tiempo y viven en la frontera entre Argentina y Brasil. Carmela, que tiene el embarazo más avanzado, se siente rara y con el miedo de que este pasando algo malo con su bebe decide ir a buscar un hospital en el que la puedan atender acompañada de Juana, a lo largo del filme vamos a ver todos los peligros y complicaciones con los que tienen que lidiar las mujeres en aquel pueblo entre ellos la falta de empatía para con las embarazadas. “Las Preñadas” contiene varios planos pausados tanto del ecosistema natural como social, muchos se podrían quejar por un ritmo lento pero lejos de cualquier tipo de pretenciosidad esta velocidad le queda como anillo al dedo a la película. Al estar acostumbrados al uso de redes sociales, el espectáculo constante y la necesidad que tenemos por la inmediatez de todo ese consumo a veces no nos permite disfrutar de un contenido más “lento” pero no por eso menos poderoso. Esto sin tener en cuenta que la película transcurre en un pueblo en donde las carencias económicas de ambas familias se hacen notar desde el primer momento.

Las actrices hacen un trabajo increíble, se siente como si Carmela Y Juana fueran personas reales, de verdad parece que están embarazadas en especial Malena (Carmela) que al estar más cerca de parir tiene que reflejar toda la tensión y dolor que conlleva y lo logra con creces. Por su parte Ailin (Juana) logra un personaje super entrañable y lleno de carácter, uno termina queriendo tener a Juana como amiga debido a su determinación y persistencia por ayudar a Carmela. Por último agregar que la película está inspirada directamente en la juventud del director Pedro Wallace donde los problemas que acarrean a las protagonistas son parte de la cotidianeidad de las mujeres, problemas que pueden ser literalmente los mismos o peores como la falta de empatía, la violencia doméstica, la violencia obstétrica y la ausencia del estado, entre otros. Es necesario que existan cada vez más películas como “Las Preñadas” que nos permitan observar estilos de vida y problemáticas a las que deberíamos prestarles más atención.

Vale completamente la pena ir a ver esta película cuyo estreno será el 9 de febrero en el Cine Gaumont y en espacios INCAA. a su vez, el 10 de febrero estará disponible en formato digital y gratuito a través de Cinear Play. 

Calificación: 8/10 

Análisis: Dead Space Remake para Xbox Series.

Cuando se anunció el remake de Dead Space, si bien sentí una gran emocion al ver el primer teaser donde mostraban a Isaac con su traje, la realidad es que era de los que creía que se trataba de un título que aún no necesitaba un remake. Recientemente he jugado nuevamente el original, y es una realidad que no se siente envejecido a pesar de contar con algunas mecánicas que no están renovadas, pero vamos, esas limitaciones en el control era también lo que hacía especial al juego, sobre todo en su terrorífica ambientación. Llegó el remake, y sinceramente quedé sorprendido con lo que hizo Motive Studios y EA , dando una gran oportunidad de revisitar el juego con una atmósfera escalofriant y dejando que el jugador nuevo se adentre en este mundo.

Vamos un poco al resumen, su protagonista Isaac Clarke viaja en el USG Ishimura en un trabajo de ingeniería que lo va a tener lejos de casa durante algunos meses, ahí vemos una cinemática con un mensaje de su novia y es el punto de partida de lo que va a pasar. Unas fallas en el sistema hace que el protagonista y sus acompañantes deban investigar lo que sucede y ahí comienza la revelación. Unos seres empiezan a despedazar a sus compañeros sin que el pueda hacer nada, solo escapar luego. Se topa con la mítica cortadora de plasma (su arma principal) y ahí comienza este recorrido lleno de acción, terror y una historia que atrapa de principio a fin.

Si es cierto que quien ha jugado este título anteriormente, no se va a encontrar con algo totalmente nuevo, el producto es fiel a la obra de Visceral Games. En el que vemos escenas calcadas a lo que vimos en 2008 pero con un escenario que se ve realmente bien y realza esta atmósfera desolada y peligrosa que el original daba. Si para novedad, desde el punto narrativo, existen nuevos añadidos que si bien no cambian el curso de la historia resultan un complemento para la misma, también aprovechando el conocimiento que se tiene tanto de las criaturas como del protagonista gracias a los siguientes juegos y el culto que se originó en la industria con lo que fue dead space.

En cuanto a la jugabilidad, el título se basa en la supervivencia a través de las armas y el uso estratégico de algunas habilidades que se presentan gracias al traje. La limitación de recursos también es un hecho, y el que a los enemigos se los deba matar apuntando a las extremidades, lo hace una experiencia sumamente desafiante. Si bien existe algunos movimientos sin armas, el combate cuerpo a cuerpo no es el fuerte del juego, pero como algo introducido a propósito, ya que Isaac no es más que un ingeniero sin habilidades para el combate. Para este remake, si bien se mantuvieron las mecánicas de juego, han mejorado algunas cosas de manera significativa. Como cuando flotas en gravedad cero y este título te permite movilizarse con mayor facilidad y un mejor desplazamiento. A la hora de usar las habilidades del traje, también tienen una mejor aplicación manteniendo el mismo concepto. Y con las armas se ha ampliado el árbol de habilidades con algunas mejoras extras en la utilización de las mismas.

Si, en cuanto a lo técnico, el título no es más que una gozada. Vamos que en 2008 se veía bien y aún lo sigue estando. Pero vemos una mejor ambientación acompañado del rendimiento que nos da los juegos de la actual generación. Punto a parte para la música y los efectos de sonido, en el que se recomienda el uso de auriculares, si es que eres bastante tolerante para escenas que realmente asustan. Jugamos el título en una xbox series s, si bien es la más pequeña de las consolas de actual generación, el título corre con fluidez y en el que también se tiene en cuenta que no ha salido para las consolas de la generación pasada.

Dead Space es una carta de amor al juego original, que si bien es un título que ha envejecido muy bien se trata de un gran ejemplo de como hacer un remake. Si bien ha estado en un principio a la sombra del lanzamiento de the callisto protocol, que contaba con parte del equipo creativo del juego original, fue este remake quien salio mucho mejor parado. Con una propuesta que es casi perfecta desde su base y que han sabido complementar elementos a la misma, volviéndola una versión definitiva del juego, que también es una puerta de entrada a la saga para nuevos jugadores

Calificación 9/10

The Rose regresa a la Argentina para presentarse en el Lollapalooza 2023: cómo comprar las entradas

The Rose, una de las bandas de rock más conocida dentro de la industria del Kpop, visitó Latinoamérica en diciembre del 2022, y conoció a Black Rose, sus fanáticos, en el marco de su gira mundial «HEAL TOGETHER». En Argentina, Kim Woosung, Park Dojoon, Lee Hajoon y Lee Jaehyeong agotaron las entradas en pocos minutos y brindaron un show increíble.


Sin embargo, para sorpresa de los fanáticos locales, este viernes se confirmó que The Rose formará parte del line up del reconocido evento Lollapalooza y que, por esto, visitará nuevamente Argentina, el próximo 17 de marzo.


Además, según se indicó, también actuarán en los escenarios de Chile (18 de marzo), Colombia (24 de marzo) y Brasil (26 de marzo).

Crítica: Los espíritus de la isla

Si hay un realizador del que me enamore de inmediato al ver su ópera prima (In Brujes), es Martin McDonagh. Es por eso que sigo de cerca cualquier nuevo proyecto que tenga, como es el que hoy nos compete, The banshees of Inisherin. Veamos que salió de acá.

Vamos a la ficticia isla de Inisherin, donde a principios del siglo pasado, vemos como dos amigos se distancian por la decisión de uno de ellos. Este suceso tan banal, va a desatar una guerra declarada entre ambos, afectando a toda la comunidad.

La historia puede ser una tontería, más si tenemos en cuenta que The banshees of Inisherin dura casi dos horas. Y pese a que la trama se basa en puro diálogo y presentación de universo, al menos a quien le habla, esa duración casi no la sentí. Y no lo digo por estar cegado por mi fanatismo hacia el director; solo basta ver las nominaciones en la próxima edición de los Globos de Oro para darse cuenta que si estamos ante una buena película.

Como reza el dicho de “pueblo chico, infierno grande”, eso es lo que nos plantea McDonagh con su nueva película. A priori pareciera que nada pasa en Inisherin y que todos conforman una comunidad unida que trabaja, va a la iglesia, y por las noches se reúnen en el único pub que hay para cantar y charlar entre amigos. Nada más lejos de la realidad.

A medida que los personajes conversan (en apariencia de nada), vemos como es el funcionamiento interno de esta isla. Tenemos a la tendera chismosa, el policía violento, hasta incluso el tonto del pueblo. Y a nuestros protagonistas, dos hombres que pasaron los cuarenta hace tiempo, que al parecer eran buenos amigos de toda la vida hasta que uno se hartó del otro considerándolo aburrido. Seamos honestos, en la vida real, también nos molesta cuando perdemos una amistad, imagínense si eso se da en un lugar apartado de la civilización, con apenas unos mil habitantes.

Pero para que esto funcione, hay que hablar de la fotografía. Todo lo que se imaginan de una Irlanda antigua, se puede ver acá. Y no solo lo decimos por el irlandés mega cerrado que hablan todos, sino por las carretas, la iluminación a base de velas o lámparas de aceite, y como el no tener otra cosa que hacer más que pasarse el día en el pub tomando una cerveza (negra, obvio), criticando a otros habitantes de la región.

Para ir cerrando, el último punto a destacar son las actuaciones. Si bien Colin Farrell es el principal, sobresalen Brendan Gleeson y en especial, Barry Keoghan en el rol del tonto del pueblo.

Martin McDonagh vuelve a demostrar que es de los realizadores más interesantes que hay actualmente en el medio. Si bien creo que no se va a llevar ningún Oscar, es bueno ver esta película con varias nominaciones en la próxima edición. Es lo más justo.

Calificación: 8/10

Lo mejor: las actuaciones, la fotografía.

Lo peor: la historia peca de muy simple

Análisis: SpongeBob SquarePants: The Cosmic Shake para PS4



Por Luciano Macchioli

Para lamento de su servidor, la época dorada de los plataformeros se quedó en la sexta generación de consolas. No había dibujo animado de mediano éxito que no contara con su par videojueguil. A veces, los resultados eran cuestionables. Pero la saga de Bob Esponja siempre mantuvo un estándar de “mediocre para arriba”. La desarrolladora Purple Lamp Studios cumplió a la hora de hacer el remake de uno de los juegos más exitosos de nuestro amigo amarillo, Battle for Bikini Bottom. Ahora el desafío es mayor: crear un título desde cero que alcance ese nivel.


La historia sitúa a Bob Esponja y Patricio planificando una salida al Parque Guante. En eso, se encuentran con Kassandra, una misteriosa sirena que les dará una botella de “burbujas mágicas” que abrirán portales interdimensionales. A partir de ahí, Fondo de Bikini quedará destruido y Patricio se convertirá en globo. Mucho que asimilar, lo sé. Nuestra tarea será visitar cada uno de esos portales para rescatar a nuestros amigos y volver a la normalidad a la ciudad.
La jugabilidad es, esperadamente, muy sencilla. Nuestra principal herramienta para derrotar enemigos será la red de caza de medusas y deberemos valernos de ella para avanzar por los niveles. Niveles que, a propósito, están perfectamente diseñados y son enormes. Son pocos en el juego, pero cada uno nos llevará no menos de 40 minutos para completar de punta a punta.


Cuenta con pocos coleccionables: algunas espátulas secretas y calzoncillos dorados que incrementarán nuestra vida. La jalea de medusa funciona como la moneda del juego y nos permite comprar diferentes trajes para Bob, mientras que los doblones de oro permiten desbloquear dichos trajes.
El apartado gráfico es, por increíble que parezca, deslumbrante. Las animaciones cuentan con una calidad tan alta que cuesta creer que se hayan hecho para un juego de Bob Esponja. El modelado de los personajes, los colores de los niveles, el diseño de la interfaz… todo resulta perfecto. El diseño de audio es la otra mitad que complementa. La banda sonora toma mucho de la caricatura y logra ambientar el título de manera excelente. Las actuaciones de voz son las originales de la serie, con el único pero de que no están disponibles en español Latinoamérica.


La historia principal puede ser superada en 6 o 7 horas, pero cuenta con una gran rejugabilidad debido a las misiones secundarias y las habilidades aprendidas que nos obligan a revisitar los niveles. Y en un juego tan divertido, es cosa de agradecer.
Lo hecho por Purple Lamp Studios es digno de aplauso. No se limitaron a lanzar un título “cumplidor” con la licencia de Bob Esponja para los más pequeños. Hicieron un muy buen juego. Mis perdones a Atlantis Squarepantis de la Nintendo DS, pero tenemos aquí al número uno de toda la saga.


Calificación: 9/10

Crítica: “Yo quería un musical… ¿Y qué?”



Por Sofía Luna Roberts

La infancia es un período de vida que marca las primeras cualidades de la persona. Sea ésta dolorosa o no, el ser humano siempre está buscando la forma de poder expresar esos recuerdos o sentimientos que lo formaron como la persona que es hoy en día. Estas expresiones se vuelven vitales y necesarias para poder atravesar los traumas y convertirlos en algo sanador. Dan Breitman nos muestra su proceso a partir de la obra “Yo quería un musical… ¿Y qué?”, el primer musical de su autoría escrito en conjunto a Virginia Magnago y Darío Jalfin. Una obra que conlleva una historia única sobre un gran artista que se propuso a contar lo que padeció en su infancia de una manera lúdica y humorista. Dan Breitman los espera los próximos días jueves a las 22:15 hs en Paseo La Plaza, Av. Corrientes 1660.



La pieza teatral nos sumerge en los distintos espacios, tiempos y personas que el actor fue encontrándose durante toda su vida. Dan nos relata historias que lo marcaron, que lo obligaron a preguntarse sobre su rol como artista, desde sus anécdotas más divertidas hasta las más dolorosas. Logra fusionar la comedia con la tragedia de una manera muy equilibrada generando una risa y emoción asegurada por parte del espectador.

En el escenario se encuentra un piano de cola, una silla de director y diferentes vestuarios que son fundamentales para darle cuerpo y textura a las historias relatadas. Darío Jalfin se hace presente en las tablas, acompañando en cada momento la narración de Dan. Sus manos se agilizan al tocar el piano y su voz da comienzo al espectáculo, el cual se transformará en diferentes personajes para darle sentido y vida a esas anécdotas que tanto atrapan.

Las menciones a Liza Minelli o Barbra Streisand circulan por todo el unipersonal, ellas representan los sueños y las aspiraciones que fueron un gran motor en la infancia de Dan para seguir adelante por aquello que se desea. Los monólogos y relatos siempre desembocan en una canción que no subraya lo que se acaba de decir sino que continúa el hilo narrativo, pero de una manera más poética y creativa. Las voces, los instrumentos, las luces y la estética minimalista dejan a relucir la indiscutible vocación de los artistas cuando se trata de un musical a lo Broadway.

“Yo quería un musical… ¿Y qué?” requiere de mucha valentía para exponer la propia intimidad y tragedia que cada uno lleva cargado en el cuerpo. Dan Breitman logra exitosamente convertir situaciones difíciles en comedia y diversión para el espectador. Las canciones, los bailes y la entrega personal son los pilares de esta obra logrando una genuina empatía con el público que es gratamente agradecida con una ovación al final del musical.

Crítica: Tres, de Pablo Bellocchio

Triángulos de filosas aristas.

Una relación precede a otra. Es muy probable que nuestra pareja actual esté relacionada con alguno de nuestros ex.
La teoría de los seis grados de separación indica eso, que todos estamos conectados en seis niveles de contactos, pero cuando de esos seis grados se achican y se forman triángulos con aristas que lastiman, en una cena y con secretos a develar, el amor y las sonrisas son cortinas que esconden manipulaciones y mentiras.



«Una noche y una cena como cualquier otra Mario y Belén deciden sorprender (o emboscar) al hermano de ella, Danilo, con una cena de parejas intempestiva. Con la llegada de Paula se va a instalar mucho más que un momento incómodo». Esto es parte de la premisa que nos ofrece el libreto de Pablo Bellocchio.

Maru Blanco, Gastón Cocchiarale, Lara y Pedro Risi forman parte del elenco de esta comedia dramática cargada de enrredos. Este cuarteto de actores sabe manejar la incomodidad y los diferentes estados emocionales que plantea el libreto de Bellocchio, pues acá se pasa de un género a otro en un segundo y es remarcable que los artistas sepan manejar la línea.

Pablo Calmet recrea una escenografía simple pero con detalles pronunciados, un departamento de clase media que se divide en dos para un momento clave donde se establece un flashback. Antonela Scattolini Rossi sabe cómo dirigirse en la obra para dar saltos de tiempo en una cena que parece ser eterna por el grado de tensión que se maneja. Los sube y baja emocionales y los giros de trama están bien representados.

Tres puede ser una comedia romántica pero en el fondo eso es más que un pretexto, pone en mesa temas serios como la autoestima, el control, la inseguridad, el machismo y la manipulación. Tres está disponible los martes a las 20:30 en el Teatro Picadero.

Escribió Sebastián Arismendi para La Butaca Web.

Análisis: Fire Emblem Engage para Nintendo Switch

Por Luciano Macchioli

La saga de Nintendo está gozando de una nueva juventud a partir del lanzamiento de Three Houses en 2019. Si bien apaciguaron nuestras ansias con el spin-off de Three Hopes, las expectativas por el próximo título de la saga principal estaban por la estratósfera. Y eso terminó resultando no muy favorable para Engage. Veamos por qué.

Nuestro protagonista será Alear que, tras un letargo de mil años y la pérdida de todos sus recuerdos, deberá proteger la región de Elyos y poner fin a las amenazas en ella en su carácter de Dragón Divino. Suena cliché (y lo es) pero el desarrollo de la trama y los giros argumentales dentro de la misma hacen que el viaje sea un placer narrativo. No porque esté visto quiere decir que no pueda disfrutarse. 

No obstante, la historia peca de lineal. Malacostumbrados por el abanico de posibilidades, caminos y decisiones que teníamos a disposición en Three Houses, acá resalta aún más esta falencia.

Alear es otro problema que no podemos dejar pasar. La actuación de voz que le dan al protagonista termina jugándole en contra, ya que le dibuja una personalidad bastante… particular. Un altruismo exagerado que lo lleva casi de inmediato a arriesgar su vida por personas que no conoce es molesto y lo convierte en uno de los peores protagonistas de toda la saga. 

El resto de personajes promedia para arriba ya que cuentan con personalidades variadas y más de uno llega a caer simpático.

En cuanto al gameplay, hay que decirlo sin más: Engage es muy fácil. Por supuesto que las dificultades más altas van a suponer un verdadero reto a los veteranos de la saga. Pero para aquellos esporádicos que buscan disfrutar de la historia y eligen la dificultad normal, serán pocas las veces que una batalla represente un desafío. Si a eso le sumamos que tendremos la capacidad de rebobinar nuestras acciones para evitar el error, tener que repetir un capítulo pasa de improbable a imposible. Todo esto empaña un poco un sistema de combate casi perfecto: la mecánica de las fusiones, el sistema de fortalezas y debilidades entre armas que está más pulido que nunca, el excelentísimo diseño de niveles. Todo está cuidado hasta el último detalle.

Las misiones secundarias no gozan de una gran profundidad. Un puñado de actividades en el Somniel, nuestra base de operaciones, y algunos capítulos opcionales es todo con lo que contaremos para adornar la historia principal.

A nivel gráfico, no se puede más que aplaudir. El modelado de los personajes, los escenarios, cinemáticas y animaciones de combate se ven increíbles, tanto en modo portátil como en el dock. Doble mérito ya que no se sacrifica rendimiento en el camino. Acompaña una banda sonora superlativa, como nos tiene acostumbrados la saga. 

Fire Emblem Engage es un producto convincente e ideal para nuevos jugadores, pero que no logra dar un paso hacia adelante. Ser el sucesor de Three Houses terminó pesando. Pero estar un par de escalones por debajo de un título virtualmente perfecto, no termina siendo tan malo.

Calificación: 8/10